Me desperté por el sol que entraba desde mi ventana, me levante y me estire ya llevaba una semana en mi nuevo hogar. Todo era perfecto mi madre aunque no lo demostraba me quería.
Me enseñaron a leer, tambien tengo clases de modales e incluso me dejaron escoger que instrumento tocar.
Me cambie de ropa y baje al comedor principal. Era un salón enorme con un techo demasiado alto como para verlo entero. Los pisos de madera pulidos, las cortinas de cera y platos de porcelana.
Mi madre estaba sentada en la cabecera de la mesa y me ordeno que me sentara a su lado. Y asi lo hice un mesero llego y me trago el desayuno. Era algo que nunca había probado antes pero sin duda su sabor era delicioso.
-Querida- me llamo mi madre - El dia de hoy visitaremos a Lord Daltus, para armar una alianza comercial terminando de desayunar le pediré a una dama de compañía que te de un baño y te cambie al vestido nuevo que te acabo de comprar-
Asentí con la cabeza y seguí comiendo. Un mozo llego y le entrego una carta en una bandeja. Mi madre la tomo y agradeció con gesto noble. Nunca había visto abrir a alguien una carta tan elegantemente, desdoblo la hoja y entre cerro los ojos para poder leerla.
Su expresión no cambio casi nada. Dejo la carta de lado y continuamos con el desayuno. Y ambas nos retíranos y me fui a bañar y en mi recamara había encontrado un hermoso vestido blanco, alguien llamo a mi puerta y pregunté quien era pero deje mis preocupaciones aun lado al descubrir que era mi madre.
Aunque me había adaptado muy rápido a mi nueva vida con las clases, los desayunos diarios, aun era bastante desconfiada.
-¿Sucede algo madre?- pregunte desorientada.
Ella rio con una sonrisa de oreja a oreja. -Querida, no tiene que pasar algo para que pues venir a verte- se acercó a mi alegre y empezó a cepillarme - Solo quería pasar tiempo contigo y ademas desde que llegaste no he tenido el tiempo de cepillarte el cabello-
Unas lagrimas de felicidad mojaron mi rostro, nunca alguien se había preocupado tanto por mí a excepción de Guiennah.¡GUIENNAH! No me he comunicado con Guiennah desde que salí del orfanato necesito mandarle una carta.
-Emm, madre- pregunte curiosa
-¿Si cariño?-
Agache la cabeza lo cual llamo mas la atención de ella.
-Pues veras, tenia un amigo en el orfanato, mi mejor amigo de hecho, y pues la verdad yo quería saber si me dejarías mandarle una carta para hacerle saber que estoy bien- termine por confesarle
Mi madre se quedo callada lo cual me preocupó más, pero al final asintió con la cabeza. -Me impresiona tu determinación con tu amigo, regresando de la mansión Daltus, redactaremos esa carta y en la mañana la enviáremos
Le agradecí con una sonrisa y ella me devolvió el gesto.
Bajamos al salón principal y esperamos a que nuestro carruaje llegara por nosotras. Un mozos se acercó y nos confirmó la llegada de nuestro transporte. Ambas subimos al carruaje y el trotar de los caballos indicaron que empezamos a avanzar. Mire por la ventana y admire aquellos hermosos campos de flores. Había varias margaritas y dentro de esos paramos una humilde granjera recolectaba algunas flores. Sonreí al admirar todo y el atardecer tiñaba de morado y rosa el cielo.
-Madre, ¿Porque me adoptaste?- le pregunte curiosa. -No lo dijo por desaprecio ni nada, adoro vivir contigo solo...
Mi madre cerro el libro que leía y me miro sin expresar emoción alguna, miro la ventana y contesto.
-Ya había visitado varios orfanatos y no había encontrado nadie como tu, todos estaban enojados con la vida, varios incluso intentaron escapar de sus orfanatos, todos los niños eran diferentes como un cascaron vació sin emociones positivas solo odio y nada más, sin embargo cuando te vi escondida entre esas niñas me llamo la atención el brillo que encontré en tus ojos. ¿Sabes lo que vi?-
Negué con la cabeza con mis ojos fríos en los suyos
-Lo que vi fue esperanza, bondad, alegría; Realmente te merecías una oportunidad de vida estoy segura de que lograras grandes cosas- concluyo.
El test del camino fue silencio total. Hasta que por fin llegamos a nuestro destinó.
Bajamos tranquilas y caminamos a la puerta principal. Y un hombre elegante nos abrió la puerta, nos pidieron que aguardáramos en la sala de estar. Mire una estatua que me llamo la atención era una mujer besando a un hombre. Era muy curiosa pero el sonido de los pasos de dos personas acercarse me llamo la atención. La enorme puerta de madera se abrió y un señor de unos 45 años con ganas asomando por su cabello entro. Mi madre y yo nos levantamos y caminamos hacia él.
-Lord Daltus- saludo mi madre extendiendo su mano al hombre. Este tomo su mano y la beso cantando -Lady Felconar, es un verdadero placer tenerla en mi humilde mansión -
El hombre se agachó y me miro curioso -Supongo que ella a de ser tu hija-
Mi madre asintió y saludé amable con un "buenos días señor".
-Porque no juegas con mi hijo en lo que tu madre y yo platicamos- dijo el hombre mientras hacia sonar una campana. No supe diferenciar si era una orden o una sugerencia. Se escucharon unos pasos rápidos y los pies trastabillaron y un chico entro lentamente y calmado me saludo con una reverencia, asentí y cuando nuestros ojos se encontraron nuestras pupilas se escogieron.