El resurgir del rey dragón

Capítulo VII: Secretos Oscuros

Pasaron diez dias y diez noches donde buscamos la legendaria ciudad de Lumbargh, Azeroth, pero no habia nada mas que tierra seca, arboles podridos y ninguna ciudad. Solo veiamos un paramo desolado, el pesimismo en nosotros era evidente:

 

-AAAA, no creo que encontremos nada, esta busqueda es una perdida total de tiempo, tan solo miren esto, la vegetacion a sido silenciada hace cientos de años, los rayos del sol se sienten frios, Keimit no creo que exista esa ciudad (con decepcion)- Grifu.

-Debe existir, se supone que debe existir…..Pero creo que tienes razon, aunque no entiendo porque nos han enviado a un lugar que no existe? (con decepcion y angustia)-Keimit.

-No lo se, pero en estos diez dias no he comido nada y me muero de hambre!!.....(de malhumor)-Grifu.

-A? y Quixlord?-Keimit.

-(Corriendo asia Keimit y Grifu, muy exausto) Muchachos vengan rapido, tienen que ver esto-Quixlord.

Siguiendo a toda marcha a Quixlord atravez de un pasaje rocoso y entre arboles, rama tras rama, hasta un lugar donde pareciese que fuera un cementerio, y al alzar mi vista una gran lapida de piedra que poseia una escritura extraña que me resultaba conocida. Quixlord sonriendo me miro y pronuncio las siguientes palabras:

 

-Amigo mio, las conoces muy bien-Quixlord

-A?, creo que…..No no puede ser Pero si es….(sorprendido)-Keimit

-Si Keimit, asi es…Es la Lengua del Dragon…-Quixlord

-Pero como es que conoces esa lengua?-Grifu

-Bien…creo que no fui lo bastante sincero con ustedes, Keimit fui un servidor de tus antepasados, los he servido durante los ultimos quinientos años, los servi como su traductor personal y protector de una de sus joyas reales…-Quixlord.

-Cual joya? Debes decirme donde se encuentra Quixlord-Keimit

-Escuchame Keimit te dire todo lo que se pero debes entender que es probable que no este en el mismo sitio-Quixlord

-Bien, me arriesgare….-Keimit

 

La noche se hizo evidente, una gran oscuridad se aparecio, una muy triste dentro de un paramo lleno de muerte y desolacion. Grifu tratando de cocinar una serpiente que cazon, y Quixlord a la orilla de la fogata muy cerca de la gran piedra con los escritos, explicandome la ubicación de las joyas reales:

-Escuchame no es tan simple Keimit, es sierto tienes una de las joyas mas poderosas de todas, La Gran Espada Runnair, pero aun te faltan las tres restantes, estube los ultimos veinte años buscando la ubicación y lo que se es que El Espejo de Umber se encuentra en Balinor…..-Quixlord

-Y las dos que restan?.....-Keimit

-Me temo que no lo se, lo siento Keimit-Quixlord

-No te preocupes tan solo cuando veamos a Aznael nos contara todo –Keimit

 

En un momento senti una extraña sensacion, una vision, increible de entre la neblina pude distinguir una ciudad, durante la noche oscura y sin vision, pude ver que todos sus habitantes poseian la marca de la muerte. Entendi como encontrar la ciudad:

-Keimit, estas bien?, te has desmayado por unos momentos, que sucedió?- Grifu

-Se como encontrar la ciudad, tapense su nariz y boca y siganme no se separen….-Keimit

 

Me acerque con tranquilidad a la gran piedra, y pronuncie el lenguaje del dragon, pero no ocurrio nada, fue mas que decepsionante, pero no me rendi y pronuncie esas palabras otra vez, no funcionaba.

Todo parecia tener poco sentido, tanto Quixlord como Grifu estaban resignados, pero yo no y pronuncie denuevo las palabras. No podia entender porque no funcionaba, mi frustracion fue enorme, golpee fuertemente esa roca, y entre mis tantos golpes surge un resplandor que salia de las escrituras y poco a poco una niebla muy toxica comenzo a aparecer como una vendisca, y alli la vi, la gran ciudad de Lumbargh, de los muertos. Al verla nos quedamos perplejos, y sin menor duda nos adentramos asia la ciudad donde su unica muralla era esa piedra, ningun muerto podia salir y ningun vivo podia entrar solo los semidioses, dioses y los herederos del linaje dragon.

Nuestra mirada era de puro asombro, una gran ciudad de muertos, tratamos de mantenernos juntos, ya que la presencia de un vivo seria perturbante y no me equivoque, todo aquel ciudadano que estaba cerca de nosotros se quedaba mirandonos. Fue una situacion complicada no solo por el hecho de vernos a nosotros, seres vivos sino que les ha sorprendido ver a un descendiente dragon.

El cansancio hizo estragos en nosotros, nuestro paso por la ciudad y sus calles nos dejo mucho cansancio, como era de costumbre Grifu se quejaba:

 

-Muchachos, me muero de hambre no hay una taberna? –Grifu

-Tu y tu estomago, no tenemos tiempo que perder –Quixlord




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