Pasó una semana sin percances, al principio me sentía muy nerviosa, pero con el transcurso de los días me he ido calmando. Jeremy no es muy buen cocinero ni yo tampoco pero al menos no muero de hambre. Nos hemos tenido que alimentar de animales, la sangre no sabe igual, pero es un buen sustituto. La alacena está llena, por lo cual, he improvisado en la cocina.
Jere está nadando en el lago, hace frío pero él no lo siente, trato de tomar algo de sol para entrar en calor. Estos días han sido geniales, nunca he compartido con mi hermano de esta manera, no desde hace mucho. Pero es triste pensar en las razones por las cuáles estamos aquí.
¿Qué pensará papá sobre nuestra huida? ¿Qué le harán a Jere si nos atrapan? Tiemblo de imaginármelo, no soportaría si algo le ocurriera por mi culpa, intento no pensar en eso.
Me estoy quedando casi dormida cuando él llega a mi lado y sacude su cabeza sobre mí, mojándome con una amplia sonrisa.
-¡Idiota! –Exclamo incorporándome y corriendo tras de él.
Las risas hacen eco hasta que Jeremy se detiene en seco y su rostro se tensa.
-¿Qué sucede? –Le pregunto temiendo lo peor.
-Annia ve a la casa enseguida, no empaques nada.
-Nos encontraron. –Afirmo con la voz en un hilo.
-Vienen varios vehículos, posiblemente así sea
Siento mi corazón como palpita tan aprisa que me da unas pequeñas punzadas de dolor. Ambos entramos a la cabaña. Jeremy se cambió de ropa, se asomó por la ventana de mi habitación que daba a la calle.
-¡Maldición! –Profiere molesto. –Son ellos y él está aquí.
Dejé de respirar por unos segundos. Se asoma por la ventana de nuevo, su cara no es muy alentadora.
-¿Qué haremos? –Consulto entrando en pánico
-Déjame pensar. –Me dice, pero luego de unos minutos deja salir algunos improperios en voz baja.
-Jey. –Lo llamo
-No me decías así desde que eras pequeña.
Es cierto, me costaba pronunciar su nombre completo así que le llamaba por medio de este diminutivo.
-Estoy asustada. –Pronuncio con sinceridad.
-Lo lamento traviesa.
-No, yo lo lamento, te puse en esta encrucijada
-Shhhh, no es tu responsabilidad, yo elegí ayudarte. Papá está con él, quizás si hablamos con él…
-No, sabes que él apoya a Draggon, no nos defenderá.
-Bueno, al menos no podrán entrar.
Es cierto, lo había olvidado, los vampiros no pueden entrar sin ser invitados.
-Entonces nos quedaremos aquí toda la vida. –Comento a manera de chiste.
-¿Y qué hay de malo?, la vista es hermosa. –Contesta Jeremy haciéndome sonreír.
-Jeremy y Annia, sé que están adentro. –La molesta voz de Stone resonó por todos lados. –No tienen a donde ir, les aconsejo que salgan.
Nos quedamos en silencio.
-Si no salen, los haré salir, por las buenas o por las malas, ustedes deciden. –Agrega.
-Nos quiere manipular ¿Cómo nos encontró? –Se preguntó Jey a sí mismo.
-A través de todo el ejército de espías que tiene bajo sus órdenes. –Manifiesto con sarcasmo.
-No tenemos a dónde ir Anni, no podemos huir.
-Sabes lo que nos hará si nos atrapa. –Asevero.
-Lo siento traviesa. -Jeremy acaricia mi mejilla con ternura.
-Al menos hagamos esperar al maldito. –Sugiero.
-No eches leña a la hoguera hermanita, ya estamos en aprietos.
Gruño por lo bajo y tomados de la mano bajamos las escaleras, hasta llegar a la puerta.
-Lista. –Me vuelve a ver.
-Estoy petrificada del miedo.
-Ven acá. –Me jala a su lado abrazándome, para luego plantarme un beso en la cabeza. –De verdad lo siento Anni.
Dejo salir un pronunciado suspiro, estamos a escasos metros de la puerta cuando un penetrante olor a humo inunda la estancia.
-¡Qué demonios! –Expresa Jeremy comprendiendo de inmediato. –Ese maldito le prendió fuego a la casa.
Como la cabaña es de madera, arde rápidamente, nos apresuramos a salir, dos hombres lo separan de mí. Vuelvo a ver a Jeremy que es trasladado a un vehículo, no opone resistencia, me mira antes de sentarse en la parte de atrás. Papá se mantiene a distancia, su mirada está cargada de contrariedad. Drag se aproxima a mí, luce endemoniadamente atractivo, con unos jeans y una camisa blanca manga larga recogida hasta los codos.
Editado: 07.01.2019