El Rey Vampiro

CAPITULO 32

El agua helada nos recibió, Brad se llevó todo el golpe, protegiéndome a mí del prominente impacto. Apenas estuvimos en las sauces del río, nos dejamos arrastrar por la corriente. Brad mantenía su rostro tenso, mirando hacia atrás, lo que me confirmó que posiblemente nos estuvieran persiguiendo.

El agua se colaba por mi boca y nariz aunque no quisiera, faltándome la respiración, Brad intentó subirme un poco más, la turbia corriente hizo que nos precipitáramos contra una roca, pegó de dorso, y continuamos el ascenso. Él comenzó a nadar a duras penas, tratando de llegar a la orilla, pero se le dificultaba, hasta que logró sujetarse de las raíces de un árbol que se sumergían en las arenosas cercanías del río. haló y se afianzó logrando llegar a tierra firme. A nuestro favor, empezó a llover con vehemencia, positivo para nosotros, porque los vampiros perderían nuestro rastro.

Nos ocultamos detrás de un prominente árbol y al asomarnos pude captar como unos bultos eran arrastrados corriente abajo. Al menos no sabían dónde estábamos. Sentía mucho frío, me abrazaba tratando de entrar en calor, Brad iba adelante, y me hacía señas para que lo siguiera, era obvio que no podía llevarle el ritmo. Se devolvió colocándome sobre su espalda de nuevo, lo rodee con mis piernas y me sujeté de su cuello, así avanzamos ahora un poco más lento, no deseaba ser un estorbo, pero no me encontraba en condiciones para caminar.

-Lo lamento, no puedo darte calor.

-No te preocupes, sobreviviré.

-Improvisé un campamento cerca, ya casi llegamos.

-¿Lo tenías todo preparado? ¿Cómo sabías que lograríamos escapar?

-No lo sabía, solo aposté a las probabilidades.

-Que alentador.

Seguimos avanzando no sé cuánto tiempo más hasta que llegamos a una arboleda, Brad me bajó y quitó algunas ramas, que cubrían una tienda de campaña.

-Adentro hay ropa limpia, cámbiate, esperaré afuera.

Para ese entonces ya había parado de llover. Una linterna de aceite iluminaba la estancia, la tienda era amplia y vi unas prendas apiñadas en una esquina, eran de mi talla y unas botas de montaña. Al parecer Brad calculó todo a la perfección. Me cambié y le indiqué a Brad que podía entrar, se quitó los zapatos antes de ingresar.

-Debo retirar la ropa y no te haré salir, así que voltéate.

Obedecí pero su sombra se reflejaba al otro lado de la carpa. ¡Oh por Dios! Exclamé mentalmente cuando vi su silueta mostrando que se encontraba desnudo, para mi suerte, se apresuró a vestir y cuando estuvo listo, me volví encontrándome con su mano extendida hacía mí, me ofrecía una bolsa de dormir.

-Debes descansar aunque sea unas horas, nos iremos antes de que amanezca, Stone nos espera en un punto de encuentro y si no estamos ahí a la hora indicada puede que actúe sin meditar las cosas.

Al escuchar su nombre, el corazón me empezó a latir con fuerza, ya pronto estaríamos juntos, sonreí ante la idea.

-¿Tú no duermes? –Indagué.

-No puedo, debo vigilar. Se sentó y cruzó las piernas para luego cerrar los ojos.

-¿Qué haces? –Lo interrogué

-Trato de concentrarme, cualquier ruido fuera de lo común lo escucharé.

Claro, oído súper sónico. Coloqué el saco de dormir es el piso y me acomodé dentro, se sentía bien su calidez, mi cuerpo comenzó por fin a entrar en calor, sin darme cuenta me quede dormida.

Corría como loca por entre los árboles, alguien sujetaba mi mano, no podía distinguir su cara. Sentía a nuestros perseguidores cerca, el corazón martilleaba con fuerza, la respiración me faltaba. -James, no puedo continuar, déjame aquí. -Le supliqué. -Parecía conocerlo. -No te dejaré Annia. -Me dijo mirándome a través de sus ojos azules. Me enfoque bien y al fin pude ver su rostro, jamás en la vida lo había visto, pero el sentimiento que él despertaba en mí, era profundo.

Llegamos a un paredón y por consiguiente, sin salida. Me colocó a sus espaldas, en posición de protección y ataque a la vez, no teníamos a dónde ir. La angustia se apoderó de mí, pero no tenía miedo de que algo me ocurriera, temía perderlo a él. Estaban cerca, podía escuchar sus pasos acercarse, era nuestro fin.

-Annia. –Una voz me llamaba y sentí como me movían. -Annia es hora.-Era la voz de Brad.



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En el texto hay: vampiros, amor, sangre

Editado: 07.01.2019

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