Drag me miraba expectativo, sabía que aunque los demás estaban mirando la televisión, igual escucharían la conversación, por lo cual, mataría dos pájaros de un tiro. Así de una vez por todas quedaría revelado que tanto James como él, eran mis almas gemelas.
Mi corazón era bombardeado por toda clase de emociones y albergaba dudas e inseguridades.
-Annia. –Su voz me vuelve a la realidad. Por un instante hago un flash back, de todo lo que hemos vivido juntos, desde lo malo, hasta aquellos momentos de intimidad que me hicieron estremecer y cuando a su lado, de verdad fui feliz.
Me acerque a él y lo besé con delicadeza, me correspondió pero me miró con sus azulados ojos frunciendo el ceño, coloqué mi cabeza en la cavidad de su cuello, aspirando su aroma, hasta ese momento me di cuenta cuánto lo extrañé. ¿Por qué mi vida se complicaba tanto? Me sentí aliviada al saber que Drag y yo nos pertenecíamos, pero que James también fuera una parte de mí, fue demasiado, literalmente, deseaba que la tierra me tragara.
-¿Conoces a Madame Russó? –Le pregunté aun oculta en su cuello, no quería salir de ahí, me sentía protegida.
-Sí, es una bruja ¿Por qué?
Me vi obligada a salir de mi zona de confort y encararlo.
-Cuando desperté en esa cabaña, y vi a James la primera vez, algo en mí se activó, no te lo puedo explicar pero ha sido de lo más extraño porque él también lo sintió. Y, lo que lo hace aún más insólito, es que yo soñé con él la noche anterior.
-¿Qué tiene que ver Madame Russó con el chico?
-Mucho, déjame terminar por favor. Cuando lo tuve al frente, una serie de sensaciones me invadieron, una atracción entre ambos que no era normal, y que compartíamos.
-¿Qué me estás queriendo decir Annia?
-Que James es mi…… yo soy su mate Drag y Madame Russó me lo terminó de confirmar.
Su rostro se desfiguró, caminó hasta el final del pasillo, dándome la espalda. No me atrevía a acercarme a él, conocía su carácter, prefería mantener mi distancia.
-¿Estás segura de esto que me dices? -Me mira de reojo.
-Sí. –Le sostuve.
Pude ver como sus manos se convirtieron en puños, tanto que los nudillos se le pusieron blancos.
-¿Cómo puede ser eso posible? Es un hombre lobo. –Me asegura.
-La madre de James era licántropo y su padre un vampiro.
-Un híbrido. –Parecía hablarse a sí mismo. –Por eso su aroma tan peculiar, ahora entiendo. –El tono de su voz salió lastimero.
-Drag esto se sale de mis manos ¿Lo comprendes?
Él asiente aun dándome la espalda, mirando hacia la pared.
-¿Me vas a dejar? –Vi como agacho la cabeza, en actitud de rendición.
Nunca espere que esta fuera su reacción, creí que destrozaría las paredes, tiraría las cosas, gritaría, iría a enfrentar a James, pero ver a Draggon Stone, el Rey Vampiro, tranquilo, para nada fue el panorama que visualicé.
-Hay algo más que debes saber.
-¿Más? –Sonrió con amargura.
-Russó me dijo que yo tenía dos almas gemelas.
Drag se volteó y me miró lleno de interrogación.
-Por favor no me digas que es Aldo. –Escupe controlando su ira.
-No, ese eres tú. –Voy al grano.
-¿Qué?-Suspira aliviado pero a la vez puedo sentir su incertidumbre.
-No te estoy mintiendo, ella me aclaró que se pueden dar estos casos. Tú lo eres por mi lado vampírico y James por mi parte humana.
-¡Rayos! –Exclama pasando sus manos por su cara. –No sé si alegrarme o por el contrario enfurecerme con el destino porque me está jugando sucio. Ya perdí a dos personas que amaba y ahora resulta que también a ti.
-No me has perdido aún. –Le sostengo.
-Pero me acabas de decir que el muchacho es tu mate.
-Sí, pero estas obviando el hecho que ambos lo son.
-¿Y qué harás? ¿Te quedarás con ambos? Porque no me apetece formar un trío amoroso.
-No haría tal cosa. –Respondo horrorizada.
Editado: 07.01.2019