El Rey Vampiro

CAPITULO 36

Sabía que tenía que detener a Drag, pero ya no era dueña de mis acciones. El dulce néctar de sus labios me consumía, James fue cuidadoso al besarme, lo hizo con cierta ternura y me gustó, pero los besos de Draggon se encontraban cargados de pasión, no quería que se detuviera, su lengua castigaba la mía sin darle tregua, apenas podía respirar, pero me encantaba la forma en que nuestros labios se unían, cegándome la razón.

Sus manos se encargaron de recorrer cada partícula de mi cuerpo, haciendo que su contacto quemara mi piel, obligando a mi corazón bombear con más fuerza, deseándolo como jamás en mi vida he deseado a alguien.

Mi dedos se consumieron en su cabello, me deje llevar y que él tuviera absoluto control. Devoró mi cuello con sus pronunciados besos y sentí un frenesí cuando me mordió y comenzó a beber, lo acerqué más, dejándome invadir por aquella oleada de sensaciones que no era capaz de describir con palabras, pero mi cuerpo reaccionaba de forma favorable, aceptando de buen agrado lo recibido.

Bajó hasta mi abdomen donde marcó un camino de besos que se detuvieron para asirse otra vez de mi boca. Mis manos lo rodearon por la espalda, clavando mis uñas, sabía que no lo lastimaría, y él no pareció molestarse que lo hiciera.

-Di que sí Annia. –Me susurró al oído. –Di que eres mía.

Fuera de mis cavilaciones, contesté: -Sí. –Para luego agregar: -Soy tuya.

*************

Abrazados nos recibió el amanecer, los inquietos rayos del sol luchaban por penetrar las cortinas, dibujando láminas de oro y diminutas motas de polvo que se esparcían por doquier. El recuerdo de lo acontecido hace tan solo unas cuantas horas me hizo sonreír, me entregué a él, al hombre que amo y no me arrepiento.

Draggon abrió los ojos despacio y me abraza, atrayéndome hacia su pecho donde acomodo mi cabeza.

-Quiero decirte que he decidido con quién quedarme. –Le confesé. De inmediato se enderezó, lo imité y bajé la mirada hacia las sábanas. –Debes comprender. –Continué. –Que aunque te amo, no puedo evitar que también existan sentimientos hacia James. No es mi culpa Drag, es todo este asunto de las almas gemelas. Y por eso quiero pedirte un favor, más que un favor, es una súplica.

Pude ver la interrogación en su azulada mirada, el miedo reflejado en ellos.

-Después de que lo acaba de pasar entre nosotros, no me cabe la menor duda que tú eres el indicado, siempre lo fuiste, pero creo que a veces nos toca superar pruebas para reconocer donde está de verdad tu corazón.

-Eso quiere decir que me eliges a mí. –Su cara se iluminó de la felicidad.

-Sí, pero con una condición.

-“Condición”. –Repite frunciendo el ceño.

-Mientras que yo siga siendo híbrida, existirá este lazo con James, y ya no quiero sentirme tan confundida.

-¿Qué me estás proponiendo? –Me preguntó anticipando mi propuesta.

-Sé que quieres tener hijos, pero ya no puedo estar más dividida entre dos amores, sintiéndome en agonía constante, ¿Entiendes? Y aunque escojo estar contigo, James sufrirá y en cierta manera yo también, por lo que tengo que romper el vínculo entre ambos.

-¿Me estás pidiendo que te convierta?

-Sí, aquí y ahora, te lo imploro, qué importa que no tengamos descendencia si nos pertenecemos el uno al otro.

Su mirada se perdió en la pared por unos instantes, pero supe que lo meditaba, movió la cabeza a los lados y sonrió con cierta amargura.

-Annia, no puedo transformarte aunque lo quiera, por ley debemos estar casados.

-Y lo estamos. –Afirmo.

-No es así, fue una maldita farsa y lo sabes.

-No, todos vieron que nos casamos. ¿Quién sabe la verdad?

-Tu padre, Thompson, tu hermano y creo que Ruddy.

-Hombres de tu entera confianza, y sé que mi amiga no dirá nada, para el resto de los vampiros somos marido y mujer. Cuando todo este embrollo de Aldo termine, nos casaremos en privado y terminaremos lo pendiente. Por favor. –Le ruego de nuevo.

-Si lo hacemos, estaremos violando las leyes, pero si eso significaba terminar esta pesadilla y que seas mía en definitiva, al demonio con todo, lo haré, seré yo quién te convierta, nadie me puede quitar ese derecho.

Suspiré aliviada e hice mi cabello a un lado, Draggon se acercó y me mordió, sentí un ardor, consumió mi sangre como tantas veces, con la excepción que no se detuvo hasta que mi corazón casi no palpitaba, estaba débil, apenas y podía abrir los ojos, se hizo una herida en la muñeca y la puso en mi boca, la sangre comenzó a fluir. –Bebe. –Me indicó y obedecí, el aire comenzó a faltarme, como si me asfixiara, siento el cambio en mi organismo, es extraño, estoy muriendo, mi parte humana se desvanece, el proceso estuvo completo cuando mi corazón se paralizó, fue como un halón y estuvo hecho, expiré en los brazos de mi vampiro.



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En el texto hay: vampiros, amor, sangre

Editado: 07.01.2019

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