Otra vez solo en la casa, Sandra fue a la ciudad a dar clases, luego volvería a los tres días y yo debía seguir con mis restauraciones, todo a la normalidad como tiene que ser, la fumigación había sido un éxito o eso creía, le agradecí a Walter, me conto que habían unos mapaches, y otros animales que mejor no me contaba para que no me alarme, pero ahora estaba todo despejado...
-Señor Juan, ¿Cómo se encuentra?, ¿ya pudo restaurar el cuadro que le dejé?
- Quedo impecable mírelo...
El cliente lo mira minuciosamente, cada rincón, cada detalle...
-Lo felicito señor Juan, mañana mismo le traigo los otros cuadros de mi abuelo- Me dice el cliente, a lo que añade historias del abuelo y del artista, que realmente no sabía quién era.
Me había ganado la grande, este cliente es un coleccionista muy importante, tendría trabajo por muchísimo tiempo, en este tipo de trabajo no se evalúa la cantidad de clientes sino la calidad de los clientes, y este cliente era perfecto. Las restauraciones iban ser exhibidas en su colección y en mi blog, lo cual me haría ganar más renombre.
Ahora solo queda acostarse y dormir, miro el mensajito de buenas noches de Sandra, lleno de caritas y corazones graciosos, me rio y le respondo buenas noches linda, te voy a extrañar esta noche un montón.
No podía dormir, no las habíamos pasado durmiendo con Sandra todo el fin de semana, teníamos que recuperar fuerzas, y ahora estaba desvelado, miro la hora y eran las dos de la mañana
"Por favor Dios no..."
Un ruido en el patio...
Unas chapas del patio hicieron un gran ruido, se nota que se habían caído, ruido de viento... debe ser el viento sin duda... mas ruidos de chapas como que algo caminaba arriba de las chapas, y un silbido del viento que parecía un grito, no sé si mirar...Me asomo por la ventana y veo la chapa de la caldera que golpea, evidentemente estaba suelta, voy a tener que ponerle algo para que la sostenga porque si no lo hago va hacer ruido toda la noche, se nota que los de la fumigación la dejaron suelta.
"Vamos Juan es solo un ruido".
Voy a ir a buscar la linterna al local. Parece que deje encendida la luz del local, abriré la puerta con cuidado y en silencio por si hay alguien.
Lo primero que veo es el libro de las estampillas en el suelo, con todas las estampillas desparramadas por todo el piso, sigo la mirada y veo un niño de unos dos años aproximadamente jugando con las estampillas sentado, muy contento y feliz...en un rincón en el piso.
-Hola niñito, ¿a qué estás jugando?- le digo muy relajadamente, mientras me voy acercando de a poco para que no se asuste, ¿Cómo pudo alguien olvidárselo en mi local?
-¿La figudita del gato malo falta papá, ya puedo salir afuera?
Suena el despertador...
Riiin Riinn Riinn
Un sueño... se nota que todo fue un sueño... salgo al patio y veo las chapas caídas, espero no estén las estampillas del local en el suelo, "Dios quiera que no..."
Las estampillas están en el suelo desparramadas en el local....
Tranquilo, se me deben haber caído a mí cuando cerré el local, no todo tiene que ser algo raro... hay cosas que suceden y uno no las recuerda, y por casualidad parecería que fueran otras, pero siempre hay una explicación lógica para todo, por su puesto...
Pongo música clásica, voy al taller a restaurar cuadros, había unos cuantos por los que nadie preguntaba, pero era mejor terminarlos, una pena dejarlos así. Pongo un cuadro en el soporte..."El niño me dijo papá la figurita del gato malo no está, ¿si podía salir?"
¿Qué será ese sueño?, había roto la estampilla del gato negro y tirado al cesto, lo recuerdo muy bien. Mejor voy a ir a ver el cesto, tuve que tomar un poco de valor para hacerlo. Estaba vacío, los de la fumigación lo vaciaron. Empiezo a revisar el álbum de estampillas, y al fondo, estaba oculta, la estampilla del gato negro, el miedo me invadió y lo más aterrador fue, que cuando al examinarla, la doy vuelta, y tenía escrito un número dos. "¡Dios mío!" debe ser otra... sin duda. Cierro el álbum, me voy a dejar de hacer la cabeza, y lo guardo, esta vez en un cajón y le pongo llave. Por qué no tire la estampilla del gato negro, simple... ¿y si aparecía otra vez...? me iba a volver más loco, era un mecanismo de defensa, una negación, esto no está sucediendo. Era mejor que este guardada bajo llave.
Las otras dos noches antes de que vuelva Sandra, a las dos de la mañana en el patio, se escuchaban algunos ruidos, no más de los comunes, lo que pasaba era que estaba sugestionado.
El mensajito de Sandra lleno de caritas de que ya estaba por llegar, empezó a sonar en el celular.
Escucho el ruido del auto. Al fin había llegado Sandra...