El Secreto De La Reina...

Capitulo tres

-con que autoridad vienen ustedes a desafiar a la máxima autoridad  del reino. Entienden ustedes que este atrevimiento podría costarle la muerte.-dice con voz ruda.

-el rey debe aceptar el desafío por que así está escrito en las sagradas leyes que rigen el Reino desde hace tiempo.-dice el escriba poniendo claro al rey- la batalla ha de ser en campo de sangre o en el mismo lugar donde fue lanzado el desafio.-sentencia por fin.

Solo miro la escena y asiento en silencio, el consejero observa todos mis gestos a sabiendas de que la impaciencia me puede.

-estoy seguro de que cuanto más rápido sea, mejor- me señala- sea aquí o en el campo de sangre se obtendrá el mismo resultado.

Yo solo asiento con la cabeza y observo el gesto contrariado del rey. Nunca pensó que fuese a ser desafiado por el trono, más aún en un momento que le resultaba difícil ganar debido a su mala condición fisica.

El rey se regodeaba nervioso al no encontrar la manera como escapar a el desafio, medito por un momento algunas cosas.

-si he de enfrentar el desafío que sea aquí de manera equitativa y sin trampas -dice bajando de su trono y desenfundando su espada.

Una satisfacción que desconocía me invadio por completo, procedo yo también a desenfundar mi espada apareciendo una sonrisa en mis labios y con el deseo de acabar con todo lo malo que azota a las casas y habitantes de Mangotawa espero al desdichado rey para empezar la batalla.

Mi consejero se aleja dejándome el espacio mientras el rey baja de su trono. Solo sin ninguna compañía puesto que las mujeres y los guardias se han quedado ocupando su posición inicial atentos al desenlace del suceso.

-Ven aquí y enfrenta tu destino.-me dice con espada en mano mientras yo segura de mi misma empiezo a marcar el terreno dando vueltas alrededor esperando  pacientemente su ataque.

Cuando supone que estoy descuidada, avanza y hace uso de su espada abalanzandose sobre mi atacando a muerte  mi cuerpo. Pongo la espada como escudo y le devuelvo el ataque haciendo rechinar nuestro acero.

Seguimos en guardia mientras preparo mentalmente mi ataque. Me abalanzó sobre el y le lanzo a muerte un golpe que ataja con el acero brillante a lo que aprovecho para meterle el pie y hacerlo caer al suelo ante las miradas atónitas de los allí presentes.

Fijo mi mirada en la suya sosteniendo mi espada sobre su cabeza. Haciéndole saber que llego el fin de su camino y de su fraudulento reinado. Su mirada sorprendida me hace saber que de dio su cuenta de quien era su verdugo.

-una mujer- dice con evidente asombro- imposible.

Retiro mi capa. La que me cubre casi por completo el rostro y donde me he mantenido protegida incluso en la batalla.

-que sepas que esta mujer vino a restaurar lo que de derumbaste y por lo que te daras cuenta en el infierno. Desgraciado.

Y con la frialdad de un guerrero dejo caer mi espada sobre su cuerpo impactando de lleno en el centro se su pecho. Murió mirándome fijo sabiendo que le confío la tarea de gobernar a una mujer que tendrá a su cargo todo el reino.

Mire a los todavía atónitos presentes mirar el cadáver muerto de aquel que sirvieron. No terminan de observar mi espada bañada en la sangre, sangre de su líder, aun no sopesan la posibilidad de servirle a una mujer. Pero el golpe está dado y el rey destronado serán muchos los cambios que se verán y los que se ejecutarán y el que no se sienta de acuerdo y decída desertar que lo haga ahora, por que yo no tolerare ni una sola rebelión y aquel que se atreva a desafiar mi autoridad, esa que conseguí ahogando el acero en la sangre lo pagará con su vida.

Gire la vista a la cara de todos los servidores del trono  intentando adivinar sus pensamientos; veo la cara de satisfacción de mi consejero y veo la  corona relucir ante el perecimiento de mi indigno oponente.

-Den fe pues de lo que aquí presenciaron, den fe de que una mejoría notable se expandirá por todos lados. Por que yo vine a servir no ha ser servida. Digan a todos que Indiana de Manzara es la nueva reina de Mangotawa.... Que por primera en siglos y siglos de tradición una mujer portará la corona.

Por que el poder no es malo siempre y cuando se ejerza con honestidad en favor de los desdichados.
 


 

La reina Indiana de Manzara. 
 


 




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