Entendía perfectamente lo que mi maestro proponía bien podía entregarlo al consejo y ellos tomarían la decisión, pero aquello implicaría mucho, para empezar tendría que revelar el por que tengo conocimiento de su pasado y eso no lo haré.
No estaba dispuesta nuevamente a enfrentar rechazo y dolor cuando todo supieran lo que me paso.
Me encargaré de que nadie sepa que fui una víctima, seria el hazme reír de todo el reino, tendría que aguantar miles de miradas de lastima y no estoy dispuesta a ello.
Mi mente viajo sin querer a ese día dónde todo se desmoronó frente ami ojos.
-¿Estas lista?- me pregunta el hombre que me a ayudado todos estos días, Arturo se llama, aunque todavía guardo mis recelos hacia el.
- no lo se - respondo con voz entrecortada y mis ojos empiezan a humedecerse.
- ¿que pasa pequeña? -me pregunta con evidente preocupación.
- no se si pueda volver a salir a la calle -respondí sincera - tengo miedo de encontrarlo y que me vuelva a lastimar- confesé.
- para volver a lastimarte tendría que pasar por encima de mi - me dijo para tranquilizarme y en efecto lo logro.
Salimos de la pequeña casa y nos dirijimos a mi hogar, estaba relativamente cerca para llegar caminando pero lejos para buscarme hasta ahí.
La puerta se abrió y pase llamando a mi madre, camine hasta la cocina mientras Arturo se quedó fuera.
-madre - le dije - te nesesito tanto- mis ojos se inundaron de lágrimas mientras ella nisiquiera se inmutó.
- yo no tengo una hija - fue su respuesta - te puedes ir por donde volviste Indiana.
Esta vez su mirada fría se topo con la mia y un sentimiento de soledad se colo hasta dentro de mis huesos.
- no sabes lo que me paso -dije al borde del llanto .....
- claro que lo se- respondio, enterrandome una daga en el pecho. - no merezco pasar esta vergüenza....no de nuevo....
Los recuerdos se apoderaron de mi haciendo que las lágrimas se arrimaran dentro de mis ojos, como es posible que tenga clemencia después de que ese engendro hizo mi vida pedazos.
El dolor se fue para dar paso a la furia y rápidamente la ira tomo posesión de mi cuerpo, me dirigí a mi habitación allí despotrique contra el y pensé la mejor forma de hacerlo pagar.
Por mi mente pasaban miles de forma y la mejor forma de hacerlo era torturandolo lento que sienta como se le escapa la vida.
*****
El día paso en una calma relativa en los pasillos del palacio, Arturo se marchó hacia su habitacion dejándome meditar sus palabras y sin su compañía la sala del trono se tornaba aburrida.
Luego de unos momentos de total estupor me dirigi hacia los jardines sin compañía de los guardias que como perro falderos se mantenían tras de mi, durante el paseo recordé mi vida pasada y la compare con la de ahora.
Mire unas flores resplandecientes y sin querer tome una, la observe y acaricie pensando que era una de las muestras más bellas de la naturaleza, la tristeza me embargo a la vez por que una vez fui una flor resplandeciente que pereció ante un otoño prematuro y que se extinguió cuando el frío invierno se cirnio sobre ella.
- ¿que es eso que tanto ronda tu cabeza Indiana? - me gire rápidamente al escuchar la voz.
- son tantas cosas que no sabría por donde empezar - le respondí con sinceridad.
- podrías empezar por el principio así sería todo mas fácil - dice Arturo mirándome fijo.
-yo solía ser una hermosa flor -susurre - una feliz y encantada con todo a su alrededor, una que desgraciadamente se enfrentó muy rápido al otoño y termino de morir en el invierno.-una sonrisa entristecida apareció en mis labios -y ahora se supone que debe ser piadosa cuando la vida no lo fue conmigo.
Mire a la cara a Arturo y lo vi por un momento meditar mis palabras yo continúe observando la flor como si pudiera ver a travez de ella.
- bien sabes que no te estoy pidiendo que seas piadosa, sino más bien que te perdones a ti misma, y que perdones a la vida; nada de lo ocurrido fue tu culpa y entiendo perfectamente lo que sientes - vi una sombra de dolor pasar a través de sus ojos - pero no quiero que obtener tu venganza signifique manchar tu conciencia.
Entendía perfectamente cual era su temor pero a la vez tenia la seguridad que lo único que sentiría seria alivio al librar al mundo de una escoria inmunda como esa.
Solo de pensar en el la rabia dominaba mi cuerpo y tenia deseos de matarlo con mis propias manos.
No sabia como controlar la sed de sangre que bullía de mi interior; di por terminada mi visita al jardín y termine de hablar con Arturo pidiendole que me acompañe a la vieja casucha.
Me dirigí a mi habitación y allí me puse toda mi indumentaria: mis pantalones, mi capa y mi cabello recogido.
Salí en busca de mi maestro y lo encontré en los pasillos camino a mis aposentos, al verlo simplente le di una sonrisa cariñosa, estaba dispuesto a acompañarme sin importarle las consecuencias.
- ¿vamos?- me pregunto extendiéndome la mano.
- por supuesto - respondi tomando su manos antes de disponernos a caminar.
- reina Indiana - la voz de uno de los plebeyos resonó a mis espaldas - disculpe, tiene una visita importante.
- ¿quien? - pregunte, es extraño recibir visitas inesperadas.
-Maritana, soberana de Mafrenda y esposa del rey Cesar y su hijo el príncipe heredero, Carlos.
Por que no es tan fácil jugar nuestras cartas y ganar una partida contra el destino cuando el aun no ha mostrado su haz bajo la manga.