You don't even know you're being unkind
So much for all your highbrow Marxist ways
Just use me up and then you walk away
Boy, you can't play me that way
Your woman/White Town
Noche difícil en el trabajo, regreso a casa más cansado que nunca, con ganas de sosiego, pero en vez de descansar, ando despeinado dando vueltas por mi departamento sin poder dormir. Otra noche muchas que he pasado desde que regresé a la capital, pensando en todo y a la vez en nada, fumando cigarrillos baratos uno tras otro, con la vida revuelta y la cabeza caliente.
De frente al espejo busco hacer frente al mismo idiota que abandonó todo a lo que estaba acostumbrado, incluso a la mujer que amaba, ese que se juró a sí mismo comerse al mundo cuando se fue de la casa de su padre dando un portazo, luego de casi golpear a su abuelo. Él, quién creía que todo era tan fácil cómo despilfarrar una tarjeta de crédito.
—Vamos, eso es todo lo que tienes, mariquita? —gruño—. León tenía razón, solo eres un... wannabe suyo...
Mis brazos se mueven con furia uno a continuación del otro.
—Claro que no. No es lo mejor que tienes, Renault —jadeo, contestándome a mí mismo.
Izquierda, derecha, gancho... ¡Bum! Un golpe, rápidamente sucede al otro... ¡Bang! Esto me quema, arde. Es catártico. Pero aún no estoy satisfecho. Necesito más furia, necesito que duela. Esto tiene que salir de algún modo.
—¡Vamos, hijo de puta!, ¿en serio puedes satisfacer así a… —me reto.
Claro que puedo...
—No, no puedes ¡Eres una niñita! —Lanzo otro gancho izquierdo.
—¡Hasta un manco podría pelear mejor que tú, ¡idiota!!
¡Bum! Un golpe recto cae a sólo un par de centímetros del espejo.
—Te rindes tan fácil, hombre? —jadeo, con las manos apoyadas sobre mis rodillas—. ¿O es que piensas darte por vencido?
Me doy cuenta de que si sigo con esto seguro voy a romper algo, pero es la única forma que encuentro para no pensar en ella. Es enfermizo, en mis sueños su imagen haciendo el amor con León, con James, con todo el mundo, no me deja en paz, dándole a esos todo aquello que me dio a mi esa noche. Quiero odiarla pero no puedo, dejar de amarla aunque sea un poco, pero me es imposible, no creo que pueda. Estoy cansado de los amores de una noche, de las zorras que solo sirven para cogerlas y no me llenan. Cuando la besé esa tarde sentí que estaba listo para sentar cabeza, ahora si por mí propia voluntad y con ella; el paquete completo, una casa, hijos, una vida a su lado. Pero las cosas no salieron como yo esperaba. Ahora no tengo a mi mejor amigo ni al amor de mi vida, no sé que es peor.
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—¿Estás bien, campeón? —me pregunta Lex, quien ahora se ha vuelto cliente del restaurante y, asi como lo hacía James, viene seguido cuando ya estamos a punto de cerrar para charlar conmigo—. Ya no noto esa aura de luz alrededor tuyo como la última vez que te vi.
—Ya te traen tu bistec... —le respondo haciendo como quien que no le oyó. Sé a lo que se refiere pero no deseo tocar el tema.
—Es por el tal Mark, ¿Verdad? ¿En qué paró eso…?
Continúo haciéndome el loco con el trapeador.
—En nada —espeto, con la última persona que deseo hablar de eso es con Lex—. Quiero decir, solo te pedí hablar porque necesito entrevistarte para el estudio de campo que forma parte de mi tesis.
Se frota el mentón. Agita su whisky y contempla el fondo. Me hace una seña para que lo acompañe a la mesa.
—Dile al de la cocina que mejor nos traiga dos bistecs. Yo invito, campeón.
—Estoy trabajando, Lex.
Me muestra su reloj. Ruedo los ojos, son las veintidós horas con quince minutos. Técnicamente mí turno ya acabó, así que no tengo excusas.
—¿Qué pasó…?
No le respondo. Como digo, no tengo ganas de hablar con nadie sobre lo que pasó con Matt.
—¿Sabes algo, campeón? En algún lado leí… —Carraspea y luego da un sorbo a su whisky para aclarar la voz—. Que los humanos tenemos dos grandes amores: Uno con quién lograrás la compenetración máxima, te casarás, tendrás hijos y pasarás el resto de tu vida a su lado; y otro que siempre perderás y que aunque sabes que no funcionó, no habrá día que no extrañes sus besos con toda tu alma.
Esbozo una sonrisa irónica.
—Es una frase de Tumblr.
—En realidad de Coehlo. Pero tiene razón Si lo sabré yo…
Levanto una ceja, al parecer nadie es del todo feliz en su relación aunque así lo parezca.
—Creí que amabas a Leslie.
Se bebe lo que quedaba en su copa de una.
—Leslie… —vacila—. Es un buen tipo, es dulce y honesto y guapo y… pero… Es ese amor que es más compañero de vida que otra cosa.
—¡¿Leslie es hombre?! —le pregunto. Lex no luce como homosexual, quiero decir no es amanerado ni nada de eso—. ¿O sea que eres...?