Aprieto fuerte la mano de James, tengo miedo incluso de romperle algún hueso, pero es que tengo mucho miedo de lo que estoy a punto de hacer. He tomado una decisión que aunque duela, creo que es lo mejor para todos. Quiero creer en las palabras de mi papá con todas mis fuerzas:
“Si Sebastian te ama tanto como para haberme convencido esa noche de sus sentimientos, esperará por ti el tiempo que sea necesario”
Al enterarse de lo que me estaba pasando mi padre me pidió que me fuera del país un tiempo, al menos mientras el asunto se aclaraba. Al parecer estuvo consultando con su abogado, le explicó que, como yo sabía, no es del todo necesario que yo declare personalmente en la fase de debate cuando puedo solicitar el anticipo de prueba. Han pasado menos de cuarenta y ocho horas, pero mi padre está en todo; ya arregló mi pasaje, me pidió que eligiera cualquier lugar del mundo y elegí Nueva York, es algo que siempre quise compartir con Sebastian, aun recuerdo cuando me hablaba de la temporada que estuvo allá, de lo increíble que era estar en el estadio de los Yankees. Quería verlo con mis propios ojos y ahora así va ser, solo que sin él.
El fiscal de sección entra en el despacho; para bien o para mal, es una persona a quien conozco y creo que bastante bien.
—Buenas tardes, Lic. Harlow, Señorita Méndez...
Me extiende la mano clavando los ojos en mi sortija de compromiso. No puedo evitar fijarme en su cabello del cual aún sobresalen algunos rizos negros pese a lo corto. Siento su olor a menta, por un momento soy ocho años más joven y estamos paseando por Las Ramblas. Parece que he encontrado a mi prospecto ideal como marido y estoy segura de que vamos a casarnos tarde o temprano; en mi mente joven y algo desesperada por crecer tan rápido como le sea posible ya que considera haber conquistado todo lo que quería en la vida y su siguiente paso es buscarse un hombre que le brinde la estabilidad que nunca halló en su propia casa y al lado de su propio padre. Ella todavía no sabe que a veces la vida no te da lo que quieres sino lo que en realidad necesitas y ella no necesita a alguien como Josh sino todo lo contrario.
Toma la carpeta del expediente entre sus manos, le echa un vistazo solo como requisito, presiento que ha estudiado mi caso. Siempre fue muy dedicado y siempre admiraré eso de él. Ha llegado muy lejos en solo cinco años, creo que fue ayer me llamó para contarme que le habían promovido a agente fiscal y hoy tiene a su cargo la sección de la fiscalía de delitos contra la mujer.
—Muy bien, señorita. Le explico, de acuerdo al artículo…
Me sé el proceso de memoria, no hace falta que me lo explique, pero aun así debe de hacerlo y yo de escucharlo como parte de mis derechos como víctima ¡Yo que me quejaba de que pagara mi cuenta cada vez que salíamos! Ahora sí soy una víctima y mi caso está prácticamente en sus manos. No sé en qué otra forma la vida piensa mostrarme que todo en lo que creía hasta hace muy poco estaba equivocado.
Procedo a rendir mi declaración:
—El día cuatro de mayo del año dos mil diecisiete a eso de las cinco de la tarde yo estaba a punto de sacar de paseo a mi perro cuando… —Josh no me mira mientras hablo, está cotejando mis palabras con lo hechos que constan en la denuncia—. Luego, León metió sus manos bajo mi blusa y comenzó a estrujar mis senos y a frotar su miembro contra mí…
Mi ex prometido comienza a toser, lo conozco, suele tener ataques de asma cuando algo le afecta emocionalmente. Por esto fue que James me sugirió recusar a Josh. Me advirtió desde que le conté que el fiscal de sección era ese Josh del que le hablé en año nuevo, con quien estuve a punto de casarme, que esto era una mala idea y lo mejor era solicitar la recusación por el bien del caso, pero no le escuché. Tanto mi ex como yo somos iguales, o al menos lo éramos, al anteponer nuestra carrera a cualquier otra cosa incluídos nuestros sentimientos. Los últimos meses me han demostrado que en realidad mi carrera es solo una pequeña parte de mí vida, hay algunas cosas más importantes.
—Disculpen un segundo…
Bebe un sorbo de agua. James sólo sacude la cabeza.
—¿Estás bien? —pregunta mi amigo cuando todo termina y mientras conduce camino a la casa de Clara Montenegro, con quien quedé de hablar luego de que saliera del juzgado para explicarle la situación.
—Sí, en definitiva ¿Por qué? ¿Por el fiscal?
Resopla como si mi respuesta fuera un chiste que se cuenta solo. En su mente tal vez piensa que me pasa con todas mis ex parejas lo que mismo que me ocurrió al volver a ver a Sebastian en año nuevo, pero no es así. No voy por la vida acostándome con todos mis ex amores, excepto con uno…
Suspiro, aún no encuentro la manera de decirle a mi novio que me voy mañana temprano. No sé si deba ya que conociendo a Sebastian, no me dejará ir y en el proceso quizás sí lo pierda para siempre. Anoche me pidió que nos casaramos justo dentro de un mes. Le dije que iba a pensarlo para no decirle que no, quedó de que le diera mi respuesta esta noche.
—Mejor dime qué pasó exactamente con Violeta —le pido a James , ya que no pude acompañarla ese día porque estaba durmiendo y se me olvidó lo de la trabajadora social.
Cierra los ojos, llena despacio sus pulmones de aire.