Él se asienta en la mesa al lado. Casi no hace anotaciones en su cuaderno. Al contrario de mí. Tengo miedo de dejar pasar algo importante y después arrepentirme. Utiliza unos lentes negros muy elegantes que quita cuando se pone introspectivo o tiene dolor de cabeza.
Sí. Lo he observado demasiado. Creo que tengo un problema. Debo olvidarme de ese hombre que no sabe nada de mí, apesar de sentarse justo a mí lado todas las noches de la semana durante casi un año. Este es un pésimo hábito que adquiri.
- Jane! - Oí un susurro, casi un grito. Parecía que ella me estaba llamando por un tiempo considerable, pero yo estaba viajando en alguna dimensión.
- Oh, Carol. Disculpe. No te había oído. Qué pasa?
Carol es una de las cosas buenas que me pasaron en la universidad. Nunca hice amigos con facilidad, pero ella fue la excepción. Siempre muy extrovertida, no me dió otra opción que no aceptarla como amiga.
-Necesito tus apuntes de la clase pasada.
Nunca hacia anotaciones esa chica. Pero no por falta de necesidad, sinó por pura flojera. Puse los ojos en blanco y le di algunas de las hojas de mí carpeta con las anotaciones pedidas. Volví a prestar atención a la clase y hacer mis benditos apuntes.
En el intervalo entre las clases, nosotras fuimos deprisa a la cafetería a comprar algo de comer.
Nos topamos con Álvaro y sus dos amigos más cercanos. Creo que ya habían comido y estaban de salida. Mis ojos, como siempre ganaron vida propia y lo siguieron. De pronto recibi un golpe en las costillas.
- Carolina! - grité del dolor haciendo que muchas cabezas se volviense en nuestra dirección- Porqué me diste un pinchazo?- dije con la voz más baja, fregando mis costillas adoloridas.
- Cuando vas a contarme que te gusta él? Acaso no somos amigas?
Mis mejillas se sonrojaron.
- No hay mucho que decir...
Ella me obligó a contarle todo con lujo de detalles mientras comimos.
Ahora ya no son apenas ustedes que lo saben. Jajaja