Cuando la gente sigue los dictámenes de la sociedad, se convierten en presos de la misma, entes sin capacidad de razonamiento, decisión y personalidad.
En verdad; para hablar debemos sentir y pensar en ello, no merece la pena el esfuerzo de hablar e intentar hacerlo cierto; porque cuando sientes lo que dices, no hay necesidad de demostrar, los actos hablan por si solos y eso vida mía, es lo que yo llamo sentimientos verdaderos.