Ahí está otra vez, esa cosa infernal que no para de hacer ruido. Son apenas las siete de la mañana. ¿porqué e de ser tan molesto? Apago el despertador de mi celular casi sin mirar y con los ojos entreabiertos. El Sol me da en la cara y no tengo más remedio que levantarme de la cama.
Me pongo a un costado de la cama y voy hacia a el mueble del fondo de mi abitación para sacar un pullover blanco y unos pantalones grises, anchos que para nada me quedan pero igual me gustan. Al salir de mi abitacion veo a mi abuelo que va caminando por el pasillo con su clásica camisa de ofina, de esas que cuando las ves de repente te encuentras en un pequeño espacio con una laptop en frente.
-Tony, buenos días ¿Cómo estás? Me pregunta con un tono abrazador
-Bien, abuelo gracias; tendré que apurarme un poco se me hace tarde.
-Sisi... De seguro te volviste a dormir en los laureles como se te hace costumbre. Ambos sonreímos ligeramente y juntos vamos a la sala.
Me senté el la primera silla del lado derecho; ahí me e sentado desde que tengo memoria para bien o para mal. Igualmente saludo a mi abuela, quien se me hacerca y me da un beso en la frente.
-Abuela ya no estoy para esos besos de niño pequeño. Digo frunciendo ligeramente la frente -¡No me importa! Ya te e dicho que tú siempre serás mi pequeño. -pues si, soy su pequeño
De inmediato cambio el tema porque realmente no me gusta pelear con ella...
-Hoy tengo exámen en la universidad.
-Mas te vale salir bien, ese es tu futuro y por si fuese poco, es lo que decide que harás en tu vida. En vos baja me dice mi abuelo. En el confío mucho, estudió en Stanford y se graduó de derecho. Incluso hoy en día lo sigue ejerciendo; recuerdo cuando de pequeño lo solía ver trabajar en la oficina de su casa cuando le iba a visitar. De ves de encuando me regañaba o me reprimía por desordenado sus papeles.