El villano quiere la corona.

II: Magnus y su secretismo.

El día siguiente estaba practicando esgrima con los caballeros y los jóvenes aspirantes a caballero, un día muy agotador; he mejorado mi técnica con la espada, pero presiento en que aún me falta más. Tengo veintiún años, tengo otras obligaciones, como solucionar el problema económico del sur de Athia, mi cooperación y propuesta a ello, hizo en que tuviera el favoritismo de su majestad.

Anuncié mi retirada en mi mañanera práctica, como era de habitual, Joseph, un aprendiz a caballero se ofreció a escoltarme hasta el interior de la mansión. Me siento sudoroso y un buen baño no me sentaría mal en ese momento.

Joseph Tragger es el hijo del caballero más importante entre los de Athia, no tenía ningún parecido con su progenitor, tal vez porque heredó todo de su madre, incluso las pecas que decoraban sus mejillas. Él me escolta hasta mi habitación, pero no le permito quedarse en la puerta, mi padre estaba de viaje y mi madre visitaba a su amiga, la baronesa Rotenmeyer.

Le sonrió a Joseph con complicidad y hago en que entre a mi habitación, cerciorándose en que nadie le viera.

Nunca amaré a Charlotte, tal vez porque mi corazón y cuerpo pertenecen a las ásperas manos de un hombre.

No me importaba estar sudado en ese momento, dejé que mis manos recorrieran por las pocas y encantadoras cicatrices que solo el cuerpo de Joseph me brindaba, el contacto entre piel y piel que tanto me fascinaba, los espasmos que nos llevaba al éxtasis; su piel ligeramente bronceada daba la ilusión de perlar ante la luz que se filtraba por el ventanal.

Degustar su boca era casi una sorpresa, uno nunca sabía a qué iba a saber ese día, a veces era dulce como las fresas, otras veces era embriagante por el sabor del licor que a veces bebía. Esta vez tenía un sabor a manzana.

Las manos ásperas recorriendo mi cuerpo era suficiente para hacerme enloquecer, tratamos de ser los más silenciosos posible, nadie sabe y no tienen que saber de lo nuestro.

Terminamos más sudados de lo que estábamos inicialmente, jadeantes, pero gozoso, bueno, el rostro de Joseph lo demostraba mucho más, tal vez porque es una persona muy expresiva.

ㅡSupongo en que seré tu amante cuando asciendas al trono, ¿no es así?

ㅡMi prometida tiene un amorío con un joven plebeyo, yo también tengo derecho de tener el amante que yo quiera, ¿no es así? Incluso podría tenerte como mi caballero real.

ㅡ¿Y qué harás cuando sea necesario engendrar un heredero? ㅡJoseph parecía muy relajado, una extraña actitud en un aspirante a caballero ya que suelen ser muy posesivos.

ㅡParece que no tendré otra alternativa ㅡ, nunca se me había pasado por la mente en tener un hijo con Charlotte, tal vez porque mi objetivo no era eseㅡ ¿Estarás enfadado conmigo?

ㅡPara nada, un heredero es algo muy necesario para seguir el legado de un noble, estoy tranquilo al saber que yo seré la única persona que te satisface.

Tan sólo espero en que esas palabras no desaparezcan nunca, Joseph es mi primer amor, el primer hombre que se ganó mi confianza y corazón.

ㅡTengo que atender algunas cosas.

ㅡ¿El proyecto de la zona sur?

ㅡHas adivinado bien ㅡ, paso una mano por mi cabello y me siento en el colchónㅡ. Sé sigiloso.

ㅡSiempre lo soy. ㅡMe besó, aunque fue algo superficial.

 

[…]

 

Después de darme una refrescante ducha, me encerré en mi despacho, al estar mi padre ausente, tenía que encargarme con los asuntos importantes ya sea en propuesta de relaciones sociales, los gastos y ganancias de la mansión. También tuve que centrarme en la zona sur, no solo me preocupa la sequía que dificulta la economía de los pueblerinos, sino también por el tráfico de esclavos que estaban circulando de manera sigilosa. La exportación debe estar dirigida al reino vecino, el reino de Wikker.

Escribí una carta con dirección al conde Monserrath, tengo una estrecha relación de negocios con él, un hombre que no vacilaría en donar algo por el bien del reino de Athia, que bien que tengamos un objetivo en común.

Debería dejar de aferrarme al pasado, pero es inevitable, yo me ofrecí a voluntad en el proyecto de la zona sur, porque de ahí provengo, sé lo miserable que es.

Sembrar árboles podrían atraer las lluvias según los estudios botánicos y biodiversos, sin embargo, un gran contra sería el alto nivel del mar. Esa sequía en aquella zona tiene que terminar, según los últimos reportes, llovió hace aproximadamente cinco años. Mi familia tiene dinero y un gran presupuesto para rehabilitar la zona sur, sin embargo, no podía gastarlo tan rápido en la siembra y regadío, quisiera o no, había pocas posibilidades de hacer que llueva. Si tuviera el presupuesto de la familia real tomaría con calma las cosas, también tendría una propuesta enorme.

"Un saludo cordial al conde Monserrath, espero que su esposa y usted tengan un viaje deslumbrante, he escuchado en que le dieron pequeños días de descanso por su salud, deseo con toda sinceridad en que se mejore. No hablaré de negocios en esta humilde carta, respeto su descanso y salud, espero en que acepten el regalo que le he otorgado a usted y a la condesa, mandé a hacer ese pequeño león de plata por su símbolo importante para usted, conde.

ㅡMagnus Ivanov"

Ofrecer amabilidad y comprensión era una estrategia ingeniosa para ganarse la fidelidad de alguien, sobre todo cuando se tiene un negocio, recuerdo en que algunos miembros de la nobleza no estaban muy de acuerdo con la restauración de la zona sur.

"Si restauramos la zona sur, no necesitamos subir los impuestos de los habitantes, incluso la ganancia del reino podría aumentar, esto nos beneficiaría a todos por partes iguales", fui muy convincente a pesar de solo haber tenido diecisiete años.

Mi despacho fue irrumpido por Lucian, mi mayordomo personal.

ㅡJoven amo, tiene una visita importante.




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