El virus de la muerte

Capítulo I: En la ciudad

Un ave vuela en lo alto a una gran velocidad. Es tan rápido que parece una bala. Es tan rápido que choca contra una ventana.

El ruido despierta a Jonathan, que se muestra confundido por un momento mientras mira hacia la ventana. Al no ver nada raro, se vuelve a acostar en su cama. En este día John se encuentra feliz, ya que se recibirá esa misma tarde en la Universidad de Buenos Aires como Doctor. Es increíble para él, su familia y sus amigos recibirse en una carrera así con tan solo 24 años de edad y con un puntaje perfecto en todas las materias. Eso se debe al esfuerzo que hizo desde el principio.

Después de un rato largo se levanta y entra al baño a lavarse la cara y cepillarse los dientes. Luego baja a la cocina y se prepara un café, desayuna y mientras lo hace también se baja su madre.

—Buen día— Le dice al verlo.

—Buen día— Responde John.

—¿Estás preparado para hoy?— Pregunta su madre.

—Sí, preparadísimo— Responde él.

—Bien... yo ahora me voy a trabajar. Después te veo directamente en la Facultad, ¿dale?—

—Bueno...— John sigue tomando su café con galletitas dulces mientras ella se prepara un mate. Luego de terminar se sube otra vez a su cuarto. Su mamá (llamada Marta), pone su agua caliente en el termo, agarra su yerba, su cartera, la llave del auto y se va a su trabajo.

Jonathan primero se pone a mirar el televisor durante casi una hora, después se pone una ropa deportiva y empieza a hacer su caminata de todos los días sobre la cinta ergométrica. Otra hora más tarde se echa un baño. Luego de salir de la ducha, revisa si tiene mensajes en el celular, efectivamente le llegaron algunas y después de responder se viste para salir. Sale de su casa y se va a visitar a un amigo que vive a dos cuadras.

La ciudad está linda, normal, aunque para él no tanto. Más bien a su gusto lo normal se le podría decir a aquellos días en donde no pasaban esas cosas que él y todos los habitantes saben lo que sucede casi siempre desde hace varios meses. Esas cosas que pasaron son casi inexplicables, ya que no se sabe qué es exactamente.

La primera vez que pasó fue en julio, un muchacho de veintidós años de edad caminaba solo por las calles a altas horas de la noche, era normal hasta ahí, pero en un momento el chico ve algo en frente suyo que lo hace parar, eso era lo raro, porque no había nada ni nadie en frente suyo, al menos eso se veía en las cámaras de seguridad que lo captaron minuto a minuto. Después empezó a charlar solo. Por lo que se veía, estaba asustado, todo el tiempo le negaba a ese alguien que le hablaba.

De repente se desmayó. No se movió por un largo momento hasta que se despertó y se levantó como si nada. Su cara emitía mucha seriedad, lo cual antes del desmayo no se le veía de esa forma. Lo que más conmocionó a la gente cuando lo vieron en los noticieros fue la decisión del muchacho, se paró en los costados de la ruta esperando algo, ese algo era un auto, cuando pasó ese auto no dudó ni un segundo y se tiró, lo chocó y voló tan lejos y el impacto fue tan fuerte que murió al instante.

Aunque eso fue solo el inicio. Tres días después pasó exactamente lo mismo con un señor de más o menos cuarenta años de edad a cinco cuadras del lugar, que también fue registrado por las cámaras. Después de eso vinieron seis casos más en distintos lugares de la ciudad con la misma acción, aunque algunos cambiaban de a poco la forma de morir. Unos se tiraron directamente de un puente. Otros entraron a sus propios autos y manejaron sin ponerse el cinturón de seguridad, yendo a toda velocidad hasta chocar. Otro se subió a un edificio y desde el último piso se tiró. Ninguno de ellos dudó y la cara que emitían era siempre lo mismo con todos, seriedad.

Ahora, luego de tantos meses, esas cosas empeoraron, cada dos semanas más o menos se suicidan alrededor de treinta personas sin ninguna explicación. Ni los gobiernos ni los científicos pueden decir lo que pasa, menos los médicos y psiquiatras que atienden a muchas de las víctimas, ya que todos eran sanos, física y mentalmente, además solo pasa en la ciudad, jamás ni un caso hasta este momento pasó en alguna otra ciudad o país.

Aunque hay muchas teorías, la teoría que más se repite (y al parecer eso ya se está confirmando), lo informó el periodista de un canal muy conocido. El informe revela que esas cosas pasan por culpa de los científicos que trabajan cerca del lugar en un laboratorio privado llamado "Laboratorio Científico de Funsiztik (LCF)". Funsiztik es un empresario de cincuenta y tantos años que inauguró el lugar hace dos años para que sus científicos "especializados" trabajen allí.

Se dice que de ese lugar una vez se escapó un monstruo experimentado muy peligroso que hasta ahora no volvieron a atrapar. En estos momentos los culpan por esparcir un gas tóxico en toda la ciudad que hace que la gente tenga alucinaciones y eso sería la causa de todo lo que estaba pasando. Pero la policía hizo varios allanamientos al lugar y no encontraron ninguna prueba que demuestre esas acusaciones, aunque también se dice que el gobierno los encubre para no revelar la verdad.

Jonathan llega a la casa del amigo. Es un departamento pequeño, aunque para su amigo es lo suficientemente grande como para que vivan dos personas ahí, él y su novia, por ejemplo. Al abrirle la puerta, ya lo esperaban con dos botellas de cerveza. Mientras pasa, lo felicitan por su entrega de diplomas de esa tarde.



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En el texto hay: fantasia, zombies, zombies inteligentes

Editado: 04.06.2024

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