El virus de la muerte

Capítulo II: El sujeto

Suena la alarma, son las 8 AM. Jonathan se despierta, se sienta en el borde de la cama y luego apaga el despertador. Se levanta y entra al baño a lavarse la cara y cepillarse los dientes, después se baja a preparar su desayuno de todos los días, un buen café con leche caliente acompañado de lo que haya en el mueble o la heladera.

Se levantó temprano ese día, ya que su padre la noche anterior lo llamó diciéndole que quería pasar con él un domingo juntos, lo invitó a ir de pesca a un lago fuera de la ciudad, aunque aún no tenían ni las cañas de pescar así que irían primero a comprar en alguna tienda cercana todo lo que necesitaban. A las 9 en punto llega el papá en una camioneta Ford F100 de color verde que lo tiene desde hace más de dos décadas, le avisa a Jonathan por chat y lo espera afuera.

Entra a la camioneta, se saludan y van a comprar lo que necesitaban. Su padre es un poco charlatán, le cuenta varias anécdotas mientras conduce con toda la alegría del mundo. Jonathan no es tanto como él, más bien su carácter es más parecido al de su madre, es muy tímido y casi no habla cuando algo no le interesa. Solamente escucha lo que le dice su padre durante todo el camino y le responde de vez en cuando un "Sí" un "Ajá" o un "Claro".

Llegan a la tienda y su padre saca algo de dinero. Se bajan del auto, como ven hay mucha gente, ya que el dueño además de vender artículos de pesca también vende otros productos como carbón, comidas para perros y gatos, bebidas alcohólicas, además de una pequeña carnicería en un costado y todo a un buen precio, por eso la cantidad de gente que cada fin de semana se ponen en fila para poder comprar solo en ese lugar.

Ellos también se ponen en la fila, aunque los que atienden son solo tres personas y la fila es demasiado larga. No pasan ni cinco minutos y el padre de Jonathan se cansa de esperar.

—Mejor vamos. Conozco otro lugar en donde podemos comprar lo que necesitamos, no quiero que perdamos el día esperando acá— Le dice a Jonathan y se van de allí. Toman una autopista y van hacia el norte, luego de más o menos diez minutos llegan a la otra tienda.

—¿Querés bajar o me esperas acá?— Le pregunta a Jonathan. 

—Mejor te espero acá— Le responde.

—Bien, no tardo—

—Dale— Se baja del auto y entra a la tienda. Jonathan revisa por un momento su celular mientras espera.

Pasan cinco minutos y el papá sigue comprando. De pronto John escucha algo.

—Jonathan— Lo escuchó como si le susurraran en el oído, mira hacia su derecha, no hay nadie de ese lado, mira hacia su izquierda y en ese momento ve entrar a un señor de unos sesenta y tantos años de edad a la tienda con una escopeta de doble caño en manos.

—¿Pero qué... mierda está haciendo ese? —se dice a sí mismo al verlo. Como lo ve, el señor está muy serio, pero John no se da cuenta en ese momento hasta que escucha los disparos. Se asusta, no sabe qué hacer, mira por todos lados, de pronto deja de escuchar el tiroteo y se queda en silencio por un momento, baja del auto e intenta acercarse a la tienda.

Al llegar a la puerta escucha otros dos disparos en el fondo del lugar.

—Mierda— Dice en voz medio baja mientras se esconde detrás de las paredes. Mira de derecha a izquierda de nuevo, no hay nadie a su alrededor, todo es casi desierto en ese lugar, como no volvió a escuchar nada, intenta echar un vistazo, se acerca otra vez a la puerta que es de vidrio, mira desde afuera, hay sangre en el lugar del mostrador.

No ve más nada y entra, se acerca de a poco y sin hacer ruido, mira al mostrador y encuentra al comerciante que atiende el negocio con un tiro en la cabeza y a su lado un muchacho con otro disparo en el pecho. Jonathan, sorprendido, se queda por un segundo en su lugar viendo los cuerpos, se congela, de pronto toma conciencia.

—Papá...— Dice mirando hacia su izquierda.

Camina un poco apurado, pero a la vez con cuidado para no hacer ruido hacia el fondo de la tienda, allí encuentra una puerta semicerrada, se acerca y entra, al entrar encuentra al señor que entró con el arma, está muerto en el piso y sobre él la escopeta que aún sostienen sus manos, todo indica que el tipo se suicidó luego de asesinar a los que veía en el camino. Mira hacia su derecha y ve otro cuerpo, pero no puede identificarlo, así que decide acercarse, al acercarse se sorprende aún más, empieza a temblar más de lo que estaba, rápidamente se acerca al cuerpo mientras grita con dolor.

—¡Papá!... no. ¡Por favor no!— Su padre murió en el acto, el tiro la recibió justo en el pecho. Al tocarlo se da cuenta de que ya nada podía hacer para revivirlo, así que solamente se arrodilla a su lado y mientras apoya su cabeza sobre él sin importarle que lo manchara con sangre, se larga a llorar desconsoladamente.

Se quedó junto a su padre hasta que llegó la ambulancia. Cuando volvió a su casa, creyó que su madre necesitaba ser consolada, ya que por más que estaban separados, el vínculo entre ambos aún permanecía, aunque cuando llegó se dio cuenta de que era él quien necesitaba ese consuelo.

La abrazó fuerte y no la soltó por varios minutos. El funeral se llevó a cabo al día siguiente.

A partir de ese momento las cosas empeoraron en la ciudad, el caos poco a poco aumentaba no solo por los asesinatos y suicidios sin sentido, sino también la respuesta de los gobiernos que tampoco tenían sentido con lo que sucedía en las calles.



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En el texto hay: fantasia, zombies, zombies inteligentes

Editado: 04.06.2024

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