El virus de la muerte

Capítulo XII: Tragedia

Son las quince horas y diecisiete minutos, las grises y oscuras nubes cubren el cielo en lo alto, se acerca una tormenta, el viento corre a más de sesenta kilómetros por hora y por esa razón los árboles parecen estar viajando en uno de esos autos sin techo que hacen que los pelos vuelen a cualquier lado. En este caso son las hojas del árbol las que vuelan, y una de ellas justamente luego de soltarse de su rama vuela por toda la ciudad, el viento la dirije a su nuevo destino, que es un edificio, haciéndolo traspasar el pasillo del lugar hasta llegar a caer en el suelo, pero no en cualquier suelo, este suelo está manchado y es de sangre.

De fondo se pueden escuchar los llantos de una mujer además de un claro y potente grito.

—¡NO!— Seguido de un disparo de arma de fuego... ¡BANG!.

 

 

 

*HORAS ANTES*

 

—Los conozco... – Dice de pronto el Rey zombie, su voz es aguda, algo distorsionada. Todos se sorprenden aún más excepto John, Súcare, Roberto, Santiago, Enzo y Luciana que ya habían escuchado hablar una vez a un zombie – ... A ustedes dos los recuerdo perfectamente— Les dice apuntando con su horrible dedo índice hacia Jonathan y Santiago.

—¿Yo?— Pregunta confundido Santiago.

—No, él... – Le dice enojado el Rey apuntando su dedo más hacia la derecha para señalarlo bien a Sebastián que se acerca un poco estando confundido – ... Gracias a ustedes estamos aquí, ustedes nos sacaron de ese lugar...—

—¿De qué lugar estás hablando?— Pregunta confundido John.

—Del laboratorio en donde nos han creado. Técnicamente él nos sacó de ese lugar...– Le dice apuntando su dedo de nuevo hacia Sebastián –... Pero también fué gracias a tí (le dice a John), ya que fuiste tú quien le dió a tu amigo el artefacto que terminó liberándonos—

—Esperá... ¿Por qué estás diciendo ésto como si fueras el virus que estuvo dentro del artefacto cuando lo que estamos viendo es a un zombie humano de más de tres metros?— Pregunta Sebastián.

—Porque nosotros prácticamente no somos zombies, nosotros somos ¡El virus, de la muerte!... – Grita el Rey mientras levanta el puño bien alto y los demás monstruos también empiezan a soltar tipo un rugido. Tanto Jonathan como sus amigos se encuentran ahora confundidos – ... O por lo menos así nos llamó nuestro creador... para que entiendan bien, ésto que ustedes ven sí es un zombie, ya que son cuerpos de humanos muertos que caminan, pero nosotros los virus, somos los que los manejamos—

—¿Y cómo es que pueden hablar y tan bien como los humanos?— Pregunta Santiago desde su lugar.

—Podemos navegar por las memorias del humano en que estamos y a través de ellos podemos expresar lo que queremos expresar. Por ejemplo los recuerdos de esta persona que estamos manejando nos dice que fué un arquitecto. Estuvo la noche en que tu amigo nos liberó, nosotros los virus fuimos los primeros en salir...— Le responde el Rey.

—¿Y qué es lo que querés con nosotros? ¿Por qué nos decís todo esto?— Le pregunta Sebastián.

—Vengo a proponerles un trato... Verán, nosotros somos muy pequeños a comparación de lo que ustedes ven, algo así como "miniaturas" y sólo por eso tal vez van a creer que la vida para nosotros va pasando muy rápido, que en unos días tal vez nos muramos por vejez, pero no... es decir, comparando con el tiempo en que vive un ser humano todo alrededor pasa muy rápido. Pero para nosotros la vida pasa muuuuy lento y al mismo tiempo fluye todo como un humano normal lo percibe, para que entiendan mejor no vemos todo en cámara lenta por así decirlo, pero la vivimos como uno. Nos aburrimos a cada segundo que pasa, justamente por nuestro tamaño, es raro para ustedes seguramente oír esto y en sus lenguajes no tiene mucha explicación más que eso, o por lo menos no a través de los recuerdos de esta persona que estamos manejando— Dice el Rey.

—No entendí ni un pomo igual— Opina Súcare.

—Yo menos— Dice John.

—Yo sí...— Dice Sebastián, todos lo miran a él – ...¿Qué?, Si lo piensan bien es fácil— 

—... Sólo tienen que saber que necesitamos algo que nos motive todo el tiempo, y es por eso que te quiero ver a tí (lo apunta a Sebastián con el dedo) en una pelea contra mi mejor luchador... – ... El Rey apunta hacia atrás para presentar a su luchador, el luchador se acerca con toda la furia del mundo y queriendo romper todo, ruge como un animal salvaje, es un zombie de más de dos metros de altura, con una horrible cara empapada de sangre al igual que todo su cuerpo, con uñas tan largas que parecen garras... – ... Sería un espectáculo único para nosotros, somos conscientes de lo que eres capaz, por eso estamos aquí... queremos, ¡entretenernos!— Grita el Rey y los demás zombies vuelven a rugir.

—Okey, esto es muy raro...— Opina Santiago.

—Okey, esperen. Si esta pelea se hace, ¿Qué vamos a tener a cambio nosotros?— Pregunta Sebastián.

—No serán perseguidos ni intentaremos asesinarlos a ninguno de ustedes durante los próximos seis meses... bueno, eso sólo si ganas la pelea— Le responde el Rey.

—Interesante. Entonces si gano ¿cualquier zombie al que nos crucemos en el camino no nos va a hacer daño?— Pregunta Sebastián.

—No. Sólo los que me siguen, hay otros tipos de virus en todo el mundo que tienen sus propios jefes, para que tampoco les hagan daño tendrán que hablar con ellos, claro, siempre y cuando quieran escucharlos— Le responde el Rey.



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En el texto hay: fantasia, zombies, zombies inteligentes

Editado: 04.06.2024

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