Electrum

Copo de nieve

En algún momento lo sientes. Ese sentimiento de que has obtenido algo, de que has logrado algo. Un sentimiento tan escaso que no cualquiera puede experimentar, pero cuando pasa, cuando de verdad pasa es increíble, te hace sentir que tú vida si tiene un propósito, de que has logrado algo nuevo o de que es la primera vez que haces algo bien, para no verte como la mierda que tú reflejo demuestra, pero al final el espejo no refleja el interior.

Ese fue un intento de frase sabia, que al final terminó siendo solo eso, un intento más.

Al entrar al cuarto encontramos a un chico desangrándose en el suelo, se veía pálido y su rostro gritaba dolor, pero más bien se veía como ese rostro que pones cuando te estás cagando, pujas y no sale nada, es frustrante.

Y estoy pensando en mierda en un momento como este, bien echo wang, bien echo.

Mendoza ayudaba a una chica que al parecer estaba pegada a la pared con un cuchillo de carne. El viento frío del invierno que entraba por la ventana me llamó la atención, al parecer despegaron los barrotes y salieron por la pequeña ventana.

Pero algo me llamó la atención aún más, el segundo piso está muy alto y no hubieran tenido tiempo para saltar sin romperse algo, vi por las orillas de esta y me di cuenta, volteé para avisarle a mendoza y la imagen frente a mí me asustó aún más, el estaba en el suelo inconciente, podía ver sangre sobre su rostro.

Oh, no, no, no.

Volteé al baño y ahí estaba una chica y después lo siguiente que recuerdo fue oscuridad.

*

Hasta que desperté.

Me dolía la cabeza y todo me daba vueltas, todo a mí alrededor estába a oscuras, no me tomó mucho tiempo notar que estaba atado en un lugar oscuro y estrecho.

¿Pero que rayos está pasando?

Traté de zafarme, pero era imposible, estaba muy apretado. Solo escuchaba el sonido de un motor y ahí fue cuando caí en cuenta de que estaba en la cajuela de un auto.

¿Me han secuestrado? Oh mierda, de seguro van a acabar conmigo porque les vi las caras, de seguro es eso.

Se detuvo.

El auto se detuvo, escuché como salían del coche, creo que también escuché algún tipo de metal, de seguro están preparando sus armas.

¡De seguro me van a matar a balazos o peor, ni tendrán el valor de abrir la cajuela y matarme viéndome a la cara!

¡Oh mierda, mierda no!

Tom

—¿Pero que hiciste?— le pregunté al ver al pobre tipo en el suelo.

—Nos vió, me vió, debe ser eliminado.
—No, no lo vas a eliminar.
—No me das órdenes tomas— la veo con enojo, es la primera vez que ella actúa de esa forma, se nota que no era tan inocente como yo creía.

¡No me digas! ¿Que te hizo notarlo? ¿El policía en el suelo o el echo de que sabe manejar un cuchillo a la perfección?

¡Tu cállate conciencia!

—No lo vas a matar, no me importa si eres la versión barata de gokú, este oficial no merece la muerte—digo al ver al joven en el suelo— pero tampoco debemos dejarlo libre, nos lo llevaremos y veremos luego que hacemos ¿Ok?

Silencio de su parte.

—Dije que si o...
—De acuerdo—respondió interrumpiendome.
—Bien, ayudame a sacarlo— entonses la duda nos invadió.

¿Cómo lo sacaríamos?

Y entonces se nos ocurrió el plan perfecto. Bueno no era perfecto, de echo tenía varias fallas pero tenemos fe, bueno, yo tengo fe.

El plan era simple: les quitariamos los uniformes de policía a los chicos en el suelo, bajaríamos con el chico haciéndolo pasar por víctima inconciente de lo ocurrido y luego ver cómo nos lo llevaríamos.

Ventajas: aparte de que les dimos un buen golpe, ninguna.

Desventajas: a xian no le gusta el uniforme y no se lo quiere poner.

Ella es muy extraña, pasa por momentos en los que es callada y parece tener la mente de una niña de 7 años, pero al mismo tiempo cambia a ser seria, calculadora y con una frialdad a la hora de lastimar y matar a alguien, aunque por suerte no la he visto hacerlo.

Aún.

—Apesta—dijo refiriéndose al uniforme, mientras que yo ya me he puesto la camisa y el chaleco ensima de la ropa.

—Pues ¿Que esperabas? Son uniformes sudados—dije y ella empezó a quitarle la ropa para luego irse al baño, no sin antes decirme:

—Tu apestas.
—Y ni me esfuerzo—no se si se refería a mí olor o a mí vída en general.

Bajamos las escaleras sosteniendo al chico de aspecto chino, teníamos las gorras lo suficientemente bajas para que nuestros rostros no sean visibles. Vimos uno de esos autos de policía y teníamos las llaves.

Bingo, todo transcurría según lo planeado.

—¡Alto ahí!—dijo una voz detrás de nosotros—¿Que creen que hacen?—nos preguntó uno de los policías.

—Yo...— empecé a decir con dificultad—Nosotros...encontramos al joven inconciente en la habitación, íbamos a llevarlo al hospital.
—¿Con que autorización? 
—Pues...y..yo
—Saben que mendoza es quien tiene que autorizar eso.
—Y...y precisamente fue el quién nos lo ordenó, dijo que bajarnos con este y que llamara a—leo su nombre en la placa disimuladamente—Guman, para que vaya a ayudarlo.

—De acuerdo—dijo con duda y yo sudaba como puerco bajo este uniforme ¡A pesar de que está nevando!—Fuentes, Hopper, vengan conmigo.

El oficial se fue seguido de dos mas y nosotros montamos al tipo en la parte trasera del auto y nos fuimos de una vez, me gustaría decir que más rápido que flash, pero nadie le gana a flash.

Al menos para mí así es ¡Déjeme creer lo que me haga feliz!

Nos detuvimos en una tienda de esas de 24 horas y compramos cinta adhesiva y botanas por el hambre. Pusimos al tipo en la cajuela y ahí condujimos hasta el amanecer, no porque así nos gustaría, si no porque nos estaba persiguiendo la policía.

¡Mierda ya debieron darse cuenta!

Avanzamos con rapidez, pero cada vez se hacía más difícil por la intensa nieve, nos van a alcanzar tarde o temprano, así que decidí tomar un atajo por el bosque y cuando creí que los perdía los hijos de sus mamás aparecían detrás nuestro.



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En el texto hay: misterio, muerte, suspeso

Editado: 21.02.2020

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