Varias horas después dormía bajo los efectos de un fuerte antibiótico. La habían llevado a su casa, la de los padres de Elisa estaba cerrada indefinidamente.
—Miren, tras auscultarle el tórax escuché algunas crepitaciones, eso además de la tos y la fiebre alta me llevan a diagnosticarle una neumonía. Ordenaría una hospitalización pero conozco la situación actual.
Por ello me he tomado la libertad de ordenar que me traigan algunas cosas que he de necesitar para tratarla.
— ¿No será suficiente con reposo?
—No en su caso. Líquidos y antibióticos por vía intravenosa serán la única solución por ahora. Recomendé que descanse unos ocho días y que luego se traslade lejos de todo este estrés.
Por suerte tras los días de descanso se recuperó lo suficiente para marcharse. Sebastián y su tío la miraban como si tuviese dos cabezas. Estaban en la sala de la casa pensando en que paso seguir.
—Es absurdo, Sebastián. Lo más fácil es usarme de cebo, no aceptaré dejarles manejar esto.
—Debes hacerlo dulzura.
—Me pides que escoja a cuál de los dos perder.
—No nos sucederá nada malo.
—Lo mismo que dijo papá. Esta conversación es tan absurda como sus ideas. Me siento cansada así que me voy a dormir.
Intentó escabullirse pero al pasar junto a Sebastián, este le sujeto firmemente el brazo.
—De aquí no te mueves. Papá y yo vamos a protegerte y no podremos hacerlo si estamos muertos. Esa debería ser suficiente garantía.
—No pienso arriesgarme. Sé que me encontrará, siempre lo hace. Han gastado su tiempo para nada, Manuel hallará forma de llegar y darme un grandioso final. Mis padres están muertos....¡¡MUERTOS!!
El dolor y la culpa que siento en mí son demasiado fuertes como para añadirle dos muertes más. Lo mejor es usarme de cebo. No me hagan cargar con más muertes, por favor no.
Elisa estaba tan destruida que ambos temían que hiciese algo estúpido y al final el bastardo lograse su cometido.
Sebastián se levantó y la abrazó con fuerza, ni él ni su padre dijeron nada, ella necesitaba dejar salir todo el dolor.
Pasaron unos angustiantes minutos antes de que se calmara, ya cuando emitía simplemente un leve sollozo, Elisa le habló de nuevo.
—Sebastián....
— ¿Si, peque?
— ¿Crees que logrará matarme?
—Sobre mi cadáver. Por eso hemos de enviarte aTurrucares de Alajuela. Un amigo mío vive allá.
—No más personas metidas en esto.
—No es una pregunta Eli, además estuvo en el FBI y sabrá cómo cuidarte. Recoge lo que necesites y luego te llevo.
Sebastián supo que tenía que llamar a Antonio, tanto él como su hermano eran quienes podrían mantenerla a salvo. Pero fue informado de que ambos estaban fuera de la ciudad.
—Vamos a posponer tu viaje dos días mientras gestiono ell alquiler de una casa.
— ¿Y la identidad de mi protector?
—Mejor no lo sabrás, así si está cuidándote no te darás cuenta y la gente no sospechará.
—Por favor gestiona la venta de las propiedades de papá, no puedo regresar a esta ciudad.
—De acuerdo pequeña.