Está vivo.

Elisa estaba tan fascinada con el cambio en su vecino que no se fijó bien y el peldaño que se ubicaba a casi dos metros del suelo se rompió haciéndola caer fuertemente.

El golpe la dejó sin aire y completamente aturdida, Antonio estaba sobre ella tratando de ver si tenía pulso. Se vio como una muñeca de trapo y cuando llegó al suelo el sonido de su espalda y la cabeza al impactar la dura superficie le acompañarían por siempre.

De haber sido Mauricio quien se acercaba a ella, no se hubiese asustado, su maldito mal genio era el causante de todo.

—Contéstame cariño...

—Estoy viva, pero por un segundo me quedé sin aire.

—Quédate aquí, llamaré al médico.

—Me voy a ir a poner una bolsa de hielo, no tengo rota ninguna costilla.

— ¿Cómo lo sabes?

—Porque me las han roto dos veces y reconozco el dolor, ayúdame a llegar a la sala.

—De acuerdo.

Una vez en el sillón, Antonio se fue a buscar hielo para el hombro y un analgésico.

—No hay mucho.

—Es suficiente, puedes marcharte si quieres.

—No quiero, tenemos que hablar. He sido un bastardo.

—No estoy molesta, lograste asustarme pero nada más. 

—No soy tu ex esposo, Elisa.Sé lo que te hizo, sé sobre la muerte de tus padres.

<<Él lo sabía, ignoraba cómo pero tendría que marcharse>>

— ¿Co... como lo sabes?

—Por Sebastián, somos amigos.

La palidez de su semblante se evaporó, el miedo dejó su hermoso rostro.

—Me habló sobre alguien para vigilarme pero ignoraba que eras tú.

—Tuvo un pequeño inconveniente y no había podido llamarnos. 

—Manuel le hizo algo...

—Elisa...

— ¡Dímelo!

—Está vivo.

Elisa tardó segundos en reaccionar y se fue a golpearle el pecho con los puños. Antonio no se movió, la dejó descargarse y luego la estrechó fuertemente entre sus brazos.

Al principio la sintió tensa, luego poco a poco empezó a relajarse hasta que las lágrimas ocuparon el lugar de sus puños

Jamás imaginó que alguien pudiese guardar tanto dolor y temía que al final acabase destruida. 

—No me mientas por favor...

—No lo hago. Estuvo varios días en el hospital pues le dispararon pero ya se ha recuperado. Él y Ignacio vienen muy pronto.

—Les extraño.

—Dame una oportunidad Elisa, quisiera que dejases ese miedo que te da cuando me acerco. No soy igual que tu ex esposo.

—Lo sé, no tuvimos un buen inicio pero me has mostrado que te intereso de verdad. Pero hay cosas serias, no puedo ponerte en peligro o a Mauricio. Manuel tiene orden de restricción pero eso no impedirá que me atrape.

—Tendrá que matarme primero.

—Por eso debo irme.

—Seguirás huyendo, cielo. Acá estarás a salvo y no seremos solo Mauricio, mis empleados y yo. Con Sebastián e Ignacio seremos invencibles.

—No lo sé. Algunas veces solo quisiera rendirme.

—Ese es su juego y no lo permitiré. Soy un bastardo obstinado y te mantendré viva.

—Estás muy seguro

—Temprano te dije que serías nuestrami esposa y pienso cumplirlo. ¿Existe algún documento que pueda tener sobre él para estudiarlo?

—Traje copia del expediente policial. Pensé que si lograba encontrarme tendría pruebas que usar en su contra.

— ¿Quieres hablarme de eso?

Elisa se movía inquieta de un lado al otro, en medio del nerviosismo empezó a morderse el labio hasta sacarse sangre. Fue cuando Antonio le dio golpecitos en la boca que se dio cuenta.

—Estoy realmente cansada Antonio....

—Lo siento, me quedaré un rato.

—No es necesario, en serio.

—Yo creo que sí. No puedo dejarte sola pues necesito despertarte cada dos horas, hace un par de años me caí del caballo y el médico le pidió a Mauricio que hiciera lo mismo para asegurarse que estaba bien. 

El médico no podía llegar y tuve que quedarme en la casa. 

—No perdí el conocimiento, solo se me fue el aire.

— Te golpeaste la cabeza y tienes un buen chichón. Además tan solo ayer tuviste una conmoción, aunque leve, fue un golpe en la cabeza.