Desperté cual niña esperando por abrir sus regalos en navidad, tenía las mismas ansias por ver a aquellos hombres locos aun en mi casa, me levante de la cama, automáticamente me puse los pantuflas y salí corriendo en dirección a las habitaciones que les había asignado, pero al entrar a la habitación de uno ellos, me encontré con la gran sorpresa de que no estaba nadie, de hecho parecía que nadie había entrado ahí ya que todo estaba intacto, corrí a las demás dormitorios los revise uno a uno pero todos estaban igual, enserio estaba volviéndome loca, me dispuse a revisar el resto de la casa y al llegar a las escaleras….. ( me quede sin palabras y con la boca abierta), no podía dejar de observar, había un delicioso aroma en el ambiente, el lugar estaba lleno de flores, por fin después de mucho tiempo las cortinas se abrieron dejando ver una casa llena de luz, llena de brillo, como el hogar cálido que un día fue cuando mis padres estaban vivos, ahí se encontraban ellos sentados en la sala, parecían unos ángeles caídos del cielo, sin duda alguna todos eran muy guapos y tenían un porte muy fino y elegante, mire hacia el comedor y había un gran desayuno seguramente esperando por mí, pero lo que más me llamo la atención aparte de esos sujetos , era un gran caja que se encontraba en medio de ellos, tenía la envoltura de un regalo y un gran moño rosa alrededor, sentía mucha curiosidad, ¿Qué hay dentro de ella?, me dispuse a bajar e inmediatamente ellos giraron la cabeza hacia mí, sonrieron y se pararon para venir a recibirme, Liam me ofreció la mano para ayudarme a bajar y la rechace, que esperaban, ya me conocen, soy yo.
- No quise incomodarte, disculpa – dijo Liam – en señal de gratitud por lo de anoche te preparamos un desayuno, pero debe estar algo frio ya que te tardaste en bajar.
- ¿qué hora es? – pregunte horrorizada, no podía ser que nuevamente me haya quedado dormida.
- Son las 10 a.m. – respondió Adriano, con una sonrisa en son de amistad.
- Nooooo puedeeee seeeeer – grite, quise correr para ver el reloj pero estaba tan aturdida que olvide que estaba en las escaleras y pise en falso, tenía un encuentro con el suelo asegurado, el suelo y yo cara a cara, estaba a unos centímetros de partirme la nariz cuando sentí los brazos de Liam que envolvieron mi cintura y sin el menor esfuerzo me llevaron hacia arriba, el me miro, sonrió y me puso nuevamente al suelo.
- Ten cuidado – hablo Liam.
- Gracias – fue todo lo que pude decir, tenía vergüenza, ¿ por qué me pasaban esas cosas ridículas a mí?, ya no quería ver la hora, me limite a hacer lo que ellos querían, así que los seguí hasta el comedor – ¿Ustedes cocinaron todo esto para mí?.
- Hicimos lo que pudimos – dijo Adriano.
Podían sedarme, podían secuestrarme, pero no desconfíe, hace mucho tiempo que no desayunaba acompañada de alguien, hace mucho tiempo que nadie cocinaba para mí, esta casa estaba empezando a cobrar vida, a llenarse de luz y color nuevamente y eso me gustaba.
- Comamos entonces – dije, y para mi sorpresa aquel enorme banquete se hacía pequeño ya que aquellos chicos comían como si nunca en su vida lo habrían hecho y si no me apresuraba no tendría nada que comer, así que empecé a apresurar el paso, yo amaba la comida y no me quedaría sin probar por lo menos de todo un poco, estaba metiéndome cuchara tras cuchara a la boca cuando me detuve y los vi sin movimiento y todos mirando en dirección a mi rostro, hubo un silencio, de pronto Josef soltó una carcajada, a la que le siguieron todos, yo me pregunte que debía hacer en ese momento y elegí seguir comiendo.
- Es un gran día y tenemos que guardarlo – hablo Adriano, saco su celular - tomare unas fotos, ¡miren aquí!.
- ¡No manches Frida! – exclame, no me gustaban las fotos y el ruidito de la cámara sonó sin previo aviso, debí haber salido terrible.
- Perfecto – dijo Adriano, luego guardo su teléfono.
- Bien ahora tenemos que hablarte de algo importante – dijo seriamente Camilo – y será mejor que pongas atención – creo que dejare de mencionarles que Camilo estaba serio ya que el siempre caminaba con su cara de chuño (papa deshidratada). Se paró y camino hacia el salón – espero no te moleste que caminemos así por tu casa, pero necesitamos estar cerca de esta caja, ya que tiene que ver con la conversación de hoy. No dije nada, me limite a estudiar la situación y a seguirlo, detrás nuestro venían los demás, y tomamos asiento una vez llegamos a sala – veras esta caja contiene obsequios nuestros que preparamos para ti desde el día que naciste, cada uno de tus protectores uso sus poderes e hizo algo especial que te ayudara a cumplir tu fin – abrió la caja y escogió una de las cosas que habían ahí – este es mi obsequio para ti – se arrodillo, bajo la cabeza y me lo ofreció, lo tome, era una caja dorada muy bonita, lo abrí y dentro de ella habían unas esclavas hermosas – en su momento descubrirás su utilidad.
Liam rebusco entre la gran caja, saco una cajita pequeña, se acercó a mí, se arrodillo y me la entrego.
- Espero sea de tu agrado – dijo Liam, con una enorme sonrisa, realmente se veía muy feliz por entregarme su regalo. Abrí la cajita y dentro había un hermoso collar de oro con una piedra preciosa rara en medio, era la piedra más hermosa que había visto en mi vida, estaba a punto de guardar el collar pero Liam hablo – por favor, no lo guardes, este collar te protegerá cuando estés en peligro, si me lo permites - tomo el collar, se sonrojo camino hacia mi espalda y me lo puso, de pronto me sentí nerviosa, y creo que él pudo sentirlo – te queda perfecto – dijo.
- G-ggracias – no puedo creerlo, ¿estaba tartamudeando?.
- Ten el mío – dijo Adriano salvándome del momento incomodo que estaba pasando, él ya se encontraba con su obsequio y arrodillado enfrente mío, también se notaba mucha felicidad en el – abrí el obsequio era otra cajita chiquita en la que se encontraba un anillo que tenía una flor de diminutas piedras preciosas de todos los colores – también me gustaría que uses mi regalo sin quitártelo, estoy seguro que te encantara y por si no te entra es ajustable – no puedo creerlo, ¿me estaba diciendo gorda?, los demás empezaron a burlarse de él y de sus palabras necias.
- Gracias Adriano – realmente a lado de ellos no me encontraba fastidiada, a pesar de sus ocurrencias, más al contrario, disfrutaba de su presencia.
- Este es el mío- dijo Josef – saco una cajita un poco más grande, y repitió los pasos de los demás, es decir que se arrodillo ante mí y haciéndome una reverencia me entrego su obsequio, esto me encantaba parecía navidad, pero… yo no tenía regalos para ellos, entonces mejor pensar que hoy es mi cumpleaños – espero que te guste me tomo 23 años hacerlo – dijo con una sonrisa, entonces abrí su regalo, era una bolsa curiosa con hilos hermosos y finos bordados – tienes que prometer que lo vas a cuidar.
- Lo prometo – me sorprendí al encontrarme con una sonrisa, realmente estaba alegre, no sé en qué situación mágica me podían ayudar estas joyerías y ese bolso, pero mi corazón se encontraba conmovido.