MIA:
Otro día había llegado Adriano me exigió que use ropa deportiva, por otra parte como cada mañana tenía un estupendo desayuno esperando por mí en la mesa, me sentía la Reina Isabel siendo mimada con tan exquisitas cosas cada día, tanta atención en mi me parecía un lejano recuerdo… no podía evitar recordar cuando mamá y papá estaban aún con vida sencillamente amándome con todo lo que ellos eran.
- ¿Quién cocino? – pregunte.
- Fue Adriano – respondió Liam, al parecer Adriano amaba la cocina, y por ahora todo lo que hacía era para chuparse los dedos.
Me senté a la mesa y decidí comer mucho, como nunca en la vida lo había hecho, solo había un problema y era que habían muchas cosas entre las cuales podía escoger y no sabía ni por dónde empezar, usualmente me tomaba un café con alguna empanada o solamente algún jugo y nada más, pero aquí había demasiadas cosas, tome pequeñas porciones de todo lo que pude y cuando probé cada una de ellas quería más y más, lamente mucho ser chica y no tener más espacio en el estómago para comer todo lo que estaba en la mesa, ya que si dependiera únicamente de mí y no de mi cuerpo, me comería hasta la misma mesa en la que se encontraban todos esos manjares.
- Está muy bueno todo, ¿dónde aprendiste a cocinar de esa manera? – dije sin dejar de mirar a mi plato, pero sentí algo extraño…. Alguien me estaba mirando fijamente…. Reconocía esa sensación, levante la cabeza y ahí estaban ellos, Liam y Adriano mirándome sorprendidos y fijamente, yo no tenía la culpa de que jamás hayan visto una chica con un apetito como el mío, realmente me encantaba disfrutar la vida a mi manera y comer era una de ellas, soy muy bendecida por Dios porque a pesar de todo continuo siendo delgada.
- Me encantaba ver cocinar a mi abuelita, ella era toda una experta y me enseñaba todo lo que sabía, juntos éramos un gran equipo – respondió Adriano con una sonrisa y la mirada lejana como si estuviera sumergido en sus recuerdos.
- Es chef – aumento Liam.
- Se lo prometí a mi abuela antes de que pase a mejor vida, le dije que sería el mejor.
Tenía la costumbre de no indagar en vidas ajenas a menos que realmente la persona me interese, y ahora mismo sentía curiosidad pero, quizá no era oportuno y no sabía si Adriano quisiera compartir más cosas con migo, no hace mucho que lo llegue a conocer.
Termino el desayuno y nos dispusimos a salir de casa, Liam saco de su bolsillo un pequeño control que pertenecía a su auto, y enfrente de nosotros había un hermoso lamborghini de un color azul oscuro, creo que le llamaban azul marino, amaba la idea de subirme ahí. No sé en qué momento es que lo trajo aquí pero eso era lo de menos.
Liam:
Hoy comenzaba el entrenamiento de Mía y aún tengo la fe en que pueda despertar sus poderes a tiempo, antes de quedarme en la casa de nuestra elegida tuve una disputa con Camilo, desde que su tragedia está a punto de comenzar se volvió duro y menos solidario con los demás, pero aun así me queda claro que sigue haciendo las cosas por el bien de los demás, lo que en realidad me preocupaba de todo esto es que si Adriano y yo no lográbamos que Mía despierte sus poderes por las buenas Camilo vendría y haría que los despierte por las malas, y si eso llega a pasar nadie podría ayudarla no tratándose de Camilo en contra nuestra.
Me gustaba mucho estar a su lado tan de cerca, el poder conversar con ella o compartir la misma mesa, no es que sea la primera vez que la veo, jamás me perdí un solo día de su existencia, se todo sobre Mía, y no es que sea un psicópata detrás de ella si no que era y es mi misión el protegerla en todo momento, cuando ella nació yo tenía seis años, vivía enfrente de ella, en ese tiempo amaba mucho a mi madre como todo niño lo hace, era muy hermosa y la admiraba, un día mientras hacia mi tarea como cada tarde ella me trajo una ensalada de frutas con un rico cupcacke y me pidió que no me moviera del escritorio hasta terminar mi tarea , bueno yo la amaba tanto que no era capaz de desobedecerla, ella salió del cuarto de estudio, y me dispuse a continuar con mi tarea, pero… realmente no podía continuar con ella porque no entendía muy bien lo que tenía que hacer, volví a leer, volví a pensar y realmente no entendía, mamá dijo que no me moviera, pero si no iba por su ayuda no podría terminar con mi tarea. Fui a buscarla de cuarto en cuarto y no la encontré por ninguna parte me asustaba mucho la idea de encontrarme solo en casa así que desesperado grite ¨Mamaaaaaaᨠpasaron algunos minutos más y me di cuenta que aún no había buscado en la cochera, fui ahí y al ver que ella no se encontraba quise salir rápidamente por lo oscuro que estaba, pero antes de que saliera algo entro, no podía creerlo era mamá, brillaba mucho y tenía unas hermosas alas, en el fondo sabía que ella era un ángel ya desde hace mucho tiempo atrás, era demasiado bella para no serlo, cuando me vio ahí se asustó mucho, pero muy seguro de mí mismo le dije que su secreto estaba a salvo con migo, ella sonrió y eligió confiar en mí a pesar de que eso estaba prohibido en el mundo de los ángeles, desde entonces me contaba muchas cosas hermosas a cerca de los ángeles de ese mundo hermoso donde ellos vivían, la misión de mi madre era proteger en todo momento a Mía, ese era el motivo por el que vivíamos frente a ella, mamá y yo estábamos seguros de que algún día también yo despertaría mis poderes y podría protegerla, Mía es mi razón de vivir, es mi sueño desde pequeño, cada cosa que ella hacia me gustaba mucho, no sé en qué momento no pude parar de verla, no sé en qué momento se volvió tan especial para mí, y puede que suene estúpido, aun sin saber ella de mí, ya era la dueña de mi corazón. Llegue a mis 18 años y logre despertar mis poderes lo hice mucho antes que los demás, quizá por eso mismo Camilo confió en mí, remplace en su misión a mi Madre y ella decidió irse a vivir al país de los ángeles no sin darse cuenta de que yo estaba locamente enamorado de Mía, creo que sintió en ella ese momento inevitable de la vida de toda madre, el dejar ir a su hijo, total ya estaba grande para seguir a mi corazón pues tenía actualmente 29 años.
Finalmente llegamos al lugar, pensamos mucho en que debía consistir el entrenamiento de Mía, ¿Qué debíamos enseñarle?, ¿Cómo?, ¿Dónde?, por eso pensé oportuno el contarles sobre nuestros poderes de “ángeles”. En cuanto a los poderes de Adriano él tenía un don especial dominaba el tiempo podía jugar con él a su antojo, podía ir al pasado, hacer viajes en el tiempo eh incluso detenerlo y a la vez llevar personas con él, pero todo eso era complicado para Mía, incluso era complicado para alguien como Camilo que era el más fuerte de todos nosotros y bueno en otro momento sabrán sobre los dones que tiene el más jetón (renegón) de todos nosotros ósea Camilo, bueno en cuanto a mis poderes tengo un par, el primero me permite crear ilusiones ópticas, si quisiera podría construir todo un mundo a mi antojo y hacerte creer que todo es real, pienso que este don mío es bastante peligroso no solamente por el hecho de poder jugar con la mente de las personas, sino porque la gente de ahora solo quiere escuchar lo que desea y desde ese punto de vista es tan fácil dominar todo cuanto imagine o quiera, es difícil luchar contra la ambición y mantener un corazón puro, por otra parte también puedo crear campos de defensa donde solo puede entrar la gente que yo quiera, y el resto ni siquiera se entera de su existencia aunque estuviera en frente de mi campo, este don lo herede de mi madre y para mi es uno de los más hermosos que existen ya que es como un escudo con el cual puedo proteger la vida de la gente que amo, este poder es para compartirlo con los demás eso decía mamá, pero dudo mucho que Mía estuviera preparada para practicar con ellos, ósea con mis dones. En resumen ambos ósea Adriano y yo éramos muy buenos en lo nuestro pero, todo eso era muy complicado para Mía, pero teníamos el plan perfecto para que Mía pueda sentir sus poderes.
- ¡Que hermoso lugar! – exclamo Mía – amo los lugares así, llenos de naturaleza.
- Se llaman bosques, jeje – dijo Adriano, tratando de buscar charla con ella.
- ¡Ya lo sé! – dijo Mía muy seria, se veía muy mona (chula) de esa manera.
- Bueno aquí empezaras tu entrenamiento – le hable con una sonrisa.
- ¿Vale y que vamos a hacer? – pregunto ella.
- Ya veras, solo confía – respondió Adriano – ven – la tomo por la cintura, abrí los ojos como platos no me gustaba para nada que alguien más se le acerque, la llevo camino al bosque, decidí tranquilizarme ya que Mía no era nada mío aun y los seguí.
Nos adentramos en el bosque hasta estar seguros de que no hubiera gente alrededor nuestro, y después de una buena inspección ni Adriano ni yo podíamos percibir signos vitales que se aproximen al lugar, así que era el lugar perfecto para mostrarle a Mía como nació, y sobre todo que es lo que la hace tan especial, así es, Adriano se encargaría de llevarnos en el tiempo hasta poco antes de que naciera Mía.
23 años atrás:
En cuanto Adriano nos tomó de nuestros hombros todo dio mil vueltas y retrocedimos 23 años y nos encontrábamos los tres en el mundo de los seres mágicos ósea el lugar en donde vivíamos todos los ángeles y varias criaturas más, en ese lugar estaba la reina Azul, una hermosa mujer que aparentaba tener unos 25 años pero que en realidad ya iba por los 2.000 años, ella se encontraba esperando el momento en el que su sucesora naciera ósea Mía. Necesito explicarles un poco más sobre ella, la reina Azul es igual de especial que Mía ya que por así decirlo tienen el mismo cargo dentro de la empresa, si, así es, ella era la elegida anterior, pero aquí está el detalle, solo hay espacio para una elegida en este mundo, es decir que una vez que Mía herede sus poderes y se convierta en la elegida con todas las de la ley la reina Azul tiene que morir.
Y por si se lo preguntan todo esto estaba siendo narrado para Mía, los ángeles tenemos muchos dones pequeños, como el transmitir pensamientos.
- ¿va a morir por mi culpa? – pregunto Mía con la voz temblorosa.
- Tú no tienes nada que ver con ello – le respondí.
- Así está escrito y nada podemos hacer – aumento Adriano.
- Pero eso es cruel, además ella se ve muy bien, hasta parece de mi edad.
- Ella ha vivido muy bien Mía y te lo puedo asegurar, ella no le teme a eso – dijo Adriano.
- Este es el pasado, tranquila – la tome del brazo.
- Agárrense – ordeno Adriano, para inmediatamente transportarnos a otro lugar.
- Esa es mi casa – dijo Mía sorprendida – y ese es papá…y ella es mamá – término de hablar mientras corrían las lágrimas por su rostro.
- Tienes que mirar… por favor – le dije con un susurro mientras le ofrecí la palma de mi mano, no me gustaba verla triste me sentía demasiado impotente, la mire ella asintió aun con lágrimas y tomo mi mano – gracias – susurre.
La madre de Mía estaba a punto de dar a luz, todos estaban muy emocionados y nerviosos en excepción de Lucrecia, la hermana mayor de Mía, bueno no se llamaba así pero Lucrecia le quedaba mejor, ella odio desde siempre a su hermana menor por lo cual al morir sus padres, Mía prácticamente quedo sin familia en este mundo, no es que le falte nada económicamente, ella es muy rica, ya que la gran fortuna de sus padres se dividió exactamente a la mitad, pero bueno esa es otra historia.
- Ya viene, ya viene – grito emocionada la partera.
Mientras Richard corría con su filmadora a eternizar el momento, él era el papá de Mía.
- Empuja, empuja, ¡no grites! – ordenaba la partera.
- No puedo resistir, duele mucho – dijo Lucy, la mamá de Mía.
- Vamos cariño tu puedes – trato de animar Richard a su esposa sin soltar su filmadora.
- ¡Una vez más pujaaa! – grito la partera.
- Ahhhhh!! – grito Lucy y por fin escuchamos a un bebe llorar.
- Es una hermosa nenita – afirmo la partera.
De pronto todo se detuvo en la habitación, era como si hubieran puesto pausa a una película y en ese momento se nos veía entrar al lugar a Camilo, Josef, Adriano y el yo del pasado. Llevábamos con nosotros una pequeña bola de cristal que ni bien sintió la presencia de Mía, se puso a brillar y cuanto más cerca nos encontrábamos de ella, la bola se alzó por fuerza propia y cual imán voló hasta detenerse sobre el pecho de la pequeña Mía, para comenzar a irradiar una luz cegadora que inundo todo el cuarto hasta que finalmente fue absorbida por la pequeña bebe. Luego todos asentimos y nos fuimos de ahí, obviamente dejando todo como estaba antes que lleguemos, ósea me refiero sobre el detener el tiempo en la casa de nuestra elegida, sus padres volvieron a abrazarla y adorarla como la hermosa bebe que era.
- ¿Qué fue eso? – pregunto Mía.
- Pues es la prueba más grande de que tú eres la elegida, y de que ese poder te pertenece a ti – respondió Adriano.
- Ahora que lo viste, ¿puedes creer en ello? – Pregunte.
- Sí, creo – respondió secamente.
- Es hora de volver – dijo Adriano, al mismo tiempo que toco nuestras frentes.
Llegamos nuevamente al bosque ya era de noche, y como ya lo esperábamos Mía se encontraba dormida pues el viajar en el tiempo absorbió toda su energía, quise tomarla en mis brazos, pero estaba a punto de desvanecerme, incluso para mí el viaje fue absorbente, en cambio Adriano se encontraba como si no hubiera hecho nada en toda la mañana.
- Déjame llevarla, después de todo el auto está cerca – dijo con una sonrisa.
- Está bien, Gracias – sabía que Adriano se sentía atraído por Mía, pero también sabía que él era de las personas que jugaba limpiamente, así que decidí no preocuparme por esa sincera ayuda que me brindaba.