Ellie

Capítulo 2.

El sonido estrepitoso de la alarma me despierta de mi profundo sueño. Cinco y media de la mañana, levantarse, ponerse el uniforme, desayunar, lavar mis dientes, maquillarme un poco, arreglar mi cabello, grito de mamá, bajar, esperar y apurar a mi madre que apenas se está vistiendo, tomar una botella de agua, salir de la casa, montarme en la camioneta y tocar el claxon para que Margaret se de prisa, verla salir con una tostada en la boca, carpetas por todos lados y su bolso. En fin, la misma rutina escolar de siempre.

 

En lo que Margaret se estabiliza pongo el radio y una de mis canciones favoritas inunda la camioneta.

 

oh, think twice, ´cause it 's another day for you and me in paradi… —me detengo al ver como mamá no hace ademán de prender la camioneta. — ¿Mamá porque no arrancas ya?

 

Sin dejar de verse en el espejo y retocar su labial rojo me contesta:

 

— Esperaremos al chico Green, él también irá a tu instituto ¿recuerdas? —Si, claro que lo recuerdo.

 

Pasan dos canciones mas para que el tonto chico Green se digne a aparecer.

 

El camino al instituto se hace tedioso. Oliver no para de hablar con mamá, yo solo me limito a asentir fingiendo que prestó atención, tarareo las canciones de la radio mientras veo como el vecindario va desapareciendo mientras que los grandes árboles de la carretera aparecen para luego de unos minutos transformarse en lindos y grandes edificios de la ciudad londinense.


 

Real Winchester School nos recibe con grandes carteles de bienvenida para otro ciclo escolar y para Oliver y yo, nuestro último año. Mamá se despide y bajamos del vehículo. Ajusto mi blazer y me encamino a la entrada. La profesora de literatura y el profesor de deporte nos reciben a la entrada con deliciosos pastelillos con los colores de la escuela y uniforme. Falda, pantalón y blazer gris, corbata roja y camisa blanca es lo único que se ve por los pasillos.

 

— ¡Hey! ¡Espera! —gritan atras mio. <<Oliver>>.

 

Me sigue hasta el tercer piso donde abro mi casillero, guardo mis cosas y saco los libros del día. Apurada me apresuro de llegar a tiempo a la primera clase y antes de lograr entrar al salon Oliver jala de mi brazo.

 

— ¡Calma rubia! —me dice con un tono despreocupado. —Nada pasa si llegamos tarde.

 

— Oliver tengo que entrar ya.

 

— Peeeero recuerda que eres mi guía y tienes que acompañarme por mi horario y esas cosas. —Faltan cinco minutos para que empiece la clase y me debato, le prometí a mamá ser su guía, pero eso significa que llegaré tarde. El que ponga ojos de cachorrito hace que bufé y lo tome del brazo para llevarlo al lado oeste del tercer piso donde se encuentra el área de administración. —Sabía que no me dejarías solo rubia.

 

—En primera no me digas rubia, segundo, aquí puedes preguntar todas tus dudas. Ahora si me lo permites me tengo que ir .— Estoy dispuesta a irme pero el latoso de alado no me deja ya que toma mi brazo y me jala para entrar a las oficinas.

 

¡Qué fastidio!

 

Agnes, la secretaria encargada sobre los alumnos es una señora de la tercera edad que por más que me caiga muy bien, es una vieja muy lenta. Lo que podía haber tardado cinco minutos ha tardado casi media hora. 

 

Repico mi zapato mocasin contra el suelo mientras veo al castaño queriéndolo matar. Recibe la última hoja y por fin nos podemos ir. 

 

— Cálculo, química, inglés, física y ¿finanzas?— me dice aburrido con cada palabra que dice, estamos caminando por el pasillo hacia el ala norte.

 

— Pues sí, ¿qué esperabas? ¿Lectura infantil uno dos y tres?

 

— Ja, ja, ja que graciosa.

 

— Oliver, esta escuela es muy competitiva. — lo encaro tomando un tono más serio— . No se como era tu instituto anterior pero tienes un lugar que muchos desearían tener y que no dudaran en arrebatartelo, ¿okey?

 

— Si— contesta como cachorro regañado y sonrio— ¿Por qué hablas de este lugar como si fuera un campamento militar?

 

— Porque lo es, así que haz tus tareas y entra clases.— Sin darme cuenta, acomodo su corbata que se ha ido de lado centrandola en medio de su camisa blanca.

 

Su linda dentadura hace presencia de nuevo y noto lo que hago dando un paso atrás. No se que le pasa cuando da un paso al frente quedando a pocos centímetros de mi con una mano sobre la pared a lado de mi cabeza. 

 

El aire se siente asfixiante, el largo de su cabello roza contra mi barbilla cuando inclina su cabeza hacia mi, me tiene bajo hipnosis sus orbes verdes, sus espesas y largas pestañas y sus labios un poco delgados.

 

¿Acaso quiere besarme?

La respuesta es bastante obvia Ellie.

 

Mi cerebro logra salir del trance y muevo la cabeza huyendo de ahí. — ¡Tengo que ir a clases!. — Grito por el pasillo corriendo en dirección a mi salón.

 

Cuando llego a un lugar seguro pego la espalda a la pared y me dejo caer hasta llegar al suelo. ¿Qué rayos fue eso?




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