Alguna vez escuche hablar a Heather que las cosas no cambian repentinamente con un pequeño cambio como ordenar tu armario, cambiar tu forma de vestir o tiñéndose el cabello pero sí repercute en el cambio de que aunque por más vaga que sea la acción ya cruzaste la línea entre hacerla o no y es eso lo que te lleva al gran cambio.
Siguiendo sus consejos, hice caso al último ejemplo. Es martes por la mañana y junto con el café que he tomado temprano hace que mi cerebro formule ideas locas y de las cuales probablemente me arrepentiré pero… ahora se sienten como lo correcto.
La tijera queda entrelazada con mi mano, cierro los ojos y me aventuro con el consejo de mi amiga Sophie. El primer mechón cae soltando el aire que tenía atascado entre mis pulmones dejándome llevar por el sonido que se hace al cortar poco a poco mi cabello.
Es estupido pero no se porque ahora entiendo que esto te hace sentir como si pudieras ser una persona totalmente diferente, es como si un corte pudiera cambiar por completo tu personalidad. Lo sé, es algo en verdad ridículo.
Mamá ha tenido un gran avance estos últimos días y si estoy segura, hoy es su primer día con una terapeuta recomendada por el esposo de Hellen. No podré llevarla, en primera es que ni siquiera he podido aprender a conducir y segunda… Me he levantado mal, con un humor donde ni yo me soporto.
A pesar de los últimos meses donde mi sueño era horrible, donde dormir tres horas seguidas era un milagro, las pesadillas no estuvieron ahí. Ahora me joden a cada rato que puedo dormir, sin ninguna señal de insomnio pero se las cobra con recuerdos que me hacen vomitar cada mañana. Son tan recurrentes que ya me he acostumbrado a ellas.
A Veces de solo estar en mi habitación puedo sentir que estoy atrapada dentro de la misma, como si fuera algún tipo de bucle donde todo se repite y pasa todo al mismo tiempo dejándome de nuevo aquí. Dónde puedo verlo y sentirlo, estando en un tipo de transe. Por mas que corro hacia él gritando y tratando de alcanzarlo este se aleja, sintiendo como me la ponen más difícil teniendo algún tipo de peso en mis pies que me hace imposible llegar hacia él, sintiendo mi boca obstruida sin poder sacar mi rabia y enojo atorado, solo dejándome con la posibilidad de que mis lágrimas salgan y me ahoguen lentamente por la falta de aire.
Justo como ahora.
Vuelvo a verme frente al espejo y respirando frenéticamente seco mis mejillas húmedas continuando con lo que estaba haciendo. El fuerte olor me inunda, leo las instrucciones y dejo actuar el producto el tiempo necesario. Mis hebras rubias han cambiado por un negro intenso y he cambiado el corte a uno donde me deja el cabello debajo de los hombros con muchas capaz.
He leido por ahi que te tienes que creer las cosas para que estas de verdad se hagan, así por dentro seas alguien diferente, tienes que demostrar lo que quieres ser y creertelo ya que si no lo haces tu, nadie lo hará, sean patrañas o no, no es como que pierda más por intentarlo.
Al salir de la habitación todo queda por debajo de la máscara metiéndome en un papel que fui obligada a crear.
— ¡Oh, dios! Ellison Wilde ¡¿qué le has hecho a tu cabello?! — mamá soltó la taza de café haciendo que se hiciera añicos en el piso.
— Me luce, ¿no lo crees? — conteste terminando de bajar las escaleras.
Veía con horror mi cabeza. No me despegaba la mirada un segundo. Tomé mi chaqueta y fui a despedirme de ella. Poco a poco se iba recuperando volviendo a ser ella de nuevo.
— Bueno, me voy.
— ¿A dónde? Creí que me acompañarías.
— Olvide que le prometí a Oliver ayudarle con su solicitud. — le di un beso en la mejilla — Te veo luego.
— Está bien, ¡cuídate! — le cambia el humor cuando de Oliver se trata. Oliver esto, Oliver aquello como es que el tonto de Oliver le cae mejor a mi mamá que yo misma.
Hablando del chico Green. Oliver estuvo insiste e insiste en que quería ir a dar una vuelta conmigo a algún lado. No paraba de mandarme mensajes, e incluso estuvo todo el día de ayer arrojando piedritas a mi ventana con tal de que aceptara. Cosa que tuve que hacer si no me volvería demente.
Quedó de recogerme a la salida del suburbio. Pase por la casa de los Green y saludé a Catalina que estaba sentada en el porche jugando con sus hijas.
Salí por la puerta peatonal de la caseta. No vi por ningun lado a Oliver, Tonto Green. La carretera estaba completamente vacía. Era raro mi vecindario a decir verdad, me senté en una de las grandes rocas que decoraban la entrada del suburbio y comencé a recapacitar.
El lugar donde vivía era uno de los suburbios más exclusivos a las afueras de la ciudad, contaba con mucha seguridad y era algo difícil de llegar ya que desde la carretera principal se desviaba por un inmenso bosque. Aunque mi casa no era la más grande y extraordinaria era linda pero había unas que realmente parecen mansiones, mi escuela era más que surrealista, parecía una universidad como Oxford allí estudiaban hijos de políticos, grandes empresarios y aristócratas; también era muy exclusivo no cualquiera entraba ahi, todo depende de tu apellido eso era todo lo que valía. Me pongo a pensar cómo es que mi madre logró darme todo eso, su academia es exitosa y era una muy buena modelo pero no creo que tanto como para mantener la vida que llevábamos.
Por ejemplo, el padre de Lía es un diplomático y la familia que tienen en españa es muy importante en su país, los padres de Sophie son dueños de una cadena de restaurantes por toda Europa, los padres de Heather de manera indirecta eran aristócratas, el padre de Harry había heredado el negocio familiar que ya tenía a varias generaciones y de Oliver solo sabía que su padre había heredado una fortuna por parte de su abuela. ¿Pero yo?
Yo era hija de una empresaria donde su fortuna no se comparaba para nada a las personas que nos rodeaban, mis abuelos la tienen como heredera universal pero no creo que fuera tanto como para mantener nuestro estilo de vida.
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Editado: 23.08.2024