—¿Quién eres tú? -pregunta Carol poniéndose delante de su amiga Tatiana para protegerla.
No entendía la situación, pero ese hombre debía ser el enemigo.
—Es el demonio -dice Tatiana asustada detrás de Carol. Se sintió más aliviada al tener aliados.
—¿Qué le has hecho a ella? -pregunta Román a la defensiva. No permitiría que lastimaran a las chicas.
—Es un monstruo, él se transformó en mi esposo y él y yo... -rompió en llanto.
—Te aprovechaste de ella, desgraciado -se enfurece Carol.
—No le he hecho daño, lo juro -dice levantado las manos en forma de rendición- Soy Deyfras, un demonio.
Deyfras sacó su verdadera forma, sus largos cuernos salían de su cabeza y de su espalda se veían sus alas.
—No se han sorprendido para nada al verme así -dice el demonio con una sonrisa- Tatiana tiene amigos interesantes, un mago y una mutante.
—¿De qué hablas? -pregunta Tatiana sin entender lo que decía Deyfras.
Deyfras crea una esfera oscura y la lanza a Román. A este no le quedó más opción que usar su magia para contrarrestarla.
—¿Cómo? ¿Qué fue eso? -Tatiana aterrada se alejó de Román y de Carol. 《Ellos tampoco son normales》 piensa ella con miedo.
—Tus amigos no son nada normales -comenta Deyfras quien disfrutaba la situación.
—Tatiana, te explicaremos luego -la intenta tranquilizar Carol, pero su amiga se mantenía alejada.
La tensión y el miedo se sentía en el aire. Él único que se notaba de buen humor era Deyfras.
—¿Qué hace un demonio aquí? -le pregunta Román muy molesto.
—Es algo complicado de contar, pero Tatiana espera un hijo mío.
La señala con él dedo. Todos voltean a verla y ella empieza a negar con la cabeza.
—¿Qué estás diciendo? Eso no puede ser posible -replica Carol.
—Eso está prohibido según el acuerdo de paz de ángeles y demonios -indica Román serio.
—Ustedes están muy al corriente de la situación -responde Deyfras.
—¿Qué son todos ustedes? ¿Ninguno es normal? -Tatiana los miraba horrorizada.
—Es algo complicado de explicar, pero cálmate -le dice Carol con una voz dulce y tranquila.
Tatiana con la respiración acelerada, corre y se encierra en su habitación.
—Huyó -Carol quedó sorprendida.
—Tengo horas intentado explicarle la situación y no entiende -les dice Deyfras muy relajado.
—A mí si me tendrás que explicar todo.
—Vamos a sentarnos y les explicaré la situación.
Los tres se sentaron. Román y Carol se encontraban muy serios observando a Deyfras.
—Cambien esa expresión. No he venido a hacer ningún daño -se queja Deyfras.
—¿Qué le hiciste a Tatiana? -pregunta Carol molesta.
—Lo que tiene que suceder para que una mujer quedé embarazada. No hay necesidad de dar esos detalles ¿verdad?
—La... violaste -la voz furiosa de Carol retumbó en la casa y afuera el clima se oscureció formando una tormenta.
—No, por supuesto que no. Yo no haría algo así -niega Deyfras al momento.
—Carol, mejor terminamos de escuchar -Román pone su mano sobre su hombro y la obliga a sentarse.
Ella se calmó y la tormenta se dispersó. Las personas en la calle estaban desconcertadas por el abrupto cambio de clima.
—Se puede decir que yo tomé la apariencia de su esposo...
Interrumpe ella —Eres un bastardo.
—La traté mejor que Rolando en mucho tiempo. Ese hombre era un patán.
—Él nunca me agradó, pero engañar así a mi amiga. Eso no te lo perdonaré.
—Lo lamento. Si quería hacer esto, pero no causar tantos problemas -responde Deyfras.
—Maldito egoísta. Mi amiga está sufriendo por tu culpa.
—Lo sé.
—¿Qué intentabas hacer? ¿Y cómo que Tatiana está embarazada de ti? -le pregunta Román a él.
—Al parecer soy más fértil de lo que imaginé...
—Pero eso podría causar muchos problemas.
—No deberían crear tanto alboroto por mí -comenta Deyfras relajado.
—Tengo entendido que los demonios de bajo rango no le heredan ningun poder a sus hijos con humanos -dice Román.