Empíreo

II. Bipolaridad nivel Azafeth

Oía murmullos a mi alrededor. Sentía un paño tibio en mi cuello y una mano helada que sostenía la mía.

Mi vista aún estaba nublada, pero cuando giré mi cabeza a la izquierda logré visualizar unos rizos rebeldes y luego escuché como alguien era golpeado.

Esa era Lola, definitivamente y, suponía, que era Shawn al que había golpeado.

Parpadeé tres veces para acostumbrarme a la luz cegadora que había en el techo de la enfermería. Olía a alcohol, sangre y medicamentos raros.

Intenté sentarme, pero me dolía de una manera horrible el pecho.

—No, no te muevas. Tus pulmones aún están algo débiles. Además, te lastimaste las cosillas después de tirarte al suelo, no debes hacer mucho esfuerzo.

Cuando Lola me ayudó a sentarme en la pequeña camilla, vi que Shawn estaba sentado junto a ella. Me miró preocupado.

—¿Cómo sabían que estaba aquí? —mi voz sonaba rasposa y a la vez ahogada. A pesar de que sabía que había tragado demasiada agua, me sentía sedienta.

No quería saber de agua en lo absoluto.

—Azafeth nos buscó en nuestras clases —susurró Lola mirando hacia la puerta. Junto a ella había una silla, en la silla estaba un Azafeth, con los ojos cerrados y los brazos cruzados. Estaba dormido.

Involuntariamente sonreí, apreciando lo hermoso que se veía, ganándome una sonrisa atrevida de Lola.

Esta chica nunca cambiaría.

—Nos contó lo que pasó de camino a aquí. Cam está fuera, hablando con el entrenador. Parecían muy histéricos cuando los vimos. —Shawn asintió mientras tomaba mi mano.

No sé qué haría sin esos dos tontos.

—No quiero saber más de natación, definitivamente. —La enfermera no estaba, solo estábamos, Lola, Shawn, un Azafeth dormido y yo.

—La enfermera dice que nada de natación, ni esfuerzo físico o deberás usar tanques de oxígeno. Estuviste diez minutos sin poder respirar —dijo Lola algo preocupada, mientras apretaba suavemente mi otra mano libre.

¿Diez minutos sin respirar?, y seguía viva. ¿Cómo era eso posible?

—Bueno, me alegro. Igual nunca fui una chica de deportes, tampoco me gustaba la natación siquiera —dije haciendo que Shawn riera y Azafeth se movió en la silla, pero no abrió los ojos. Mi amigo se tapó la boca con su mano y nos miró arrepentido, a lo que nosotras reímos suavemente.

A la hora la enfermera entró, me dio aspirinas para el dolor, un inhalador y una mascarilla para cubrirse y no coger un virus. Salimos dándole gracias, al segundo después Azafeth salió.

—Mm... Yo... Quería agradecerte, por traerme hasta aquí —dije viendo como Cam se acercaba hacia donde estábamos. Lola y Shawn ya iban a unos metros caminando hacia el campus; los dejé irse porque ya no volvería a mis clases.

Azafeth asintió.

—Solo... Ten más cuidado —dijo suavemente, asentí y me despedí de ambos.

La enfermera había dicho que reposara por al menos dos días, sin hacer nada de esfuerzo para mis pulmones y costillas. Así que le pedí amablemente por mensaje a Stacy, quien estaba en casi todas mis clases excepto Biología, que tomara apuntes por mí.

Fui hasta el departamento y subí lentamente las escaleras, si corría me cansaría y sería peor. Al llegar al segundo piso, saque la llave de mi mochila y entre a la habitación. Todo seguía igual que cuando nos fuimos esta mañana.

Me quedé de pie mirando todo sin saber que hacer, no sabía cómo entretenerme. Cuando por fin puse mi mochila en mi escritorio, busqué mi laptop y la encendí, mientras iniciaba tomé mis audífonos que estaban en la mesita de noche. Antes de poner la película, fui al baño para ver cómo estaba mi físico. Me sentía tan agotada.

Al verme al espejo, no me sorprendí ver mi cabello todo revuelto y mi cara manchada entre un color morado y rojo, pero lo que más me llamó la atención fue mi cuello. Parecía la marca de un collar, uno grueso, se veía como si el dicho collar me hubiera quemado y dejara una horrible marca alrededor de éste. Estaba de un tono rojizo y aún ardía.

Tomé una pomada del lavamanos y me la puse con cuidado. Dolía, pero debía hacer algo para que no se infectara y se pusiera peor.

Cuando terminé volví e iba a salir, para poner la película, vi a Azafeth sentado en mi cama.

Casi me da un infarto.

—Lo siento, no quería asustarte —susurró él sonriendo.

No sé veía nada arrepentido porque me diera un ataque al corazón. Ahora no sabía dónde sentarme, así que caminé hacia la cama de Lola y me senté sobre ella.

¿Cómo es que él había llegado hasta allí?

—¿Qué vas a ver? —preguntó mientras señalaba la laptop. Me encogí de hombros y él sonrió ante mí gesto.

—No lo sé, en realidad. Solo... Tal vez vea que hay de bueno en Netflix —susurré, él asintió y tomó mi laptop para comenzar a buscar algo interesante. Luego giró la pantalla hacia mí, enseñándome una película que decía "No respires", parecía ser de terror y se veía buena.

Me encogí de hombros en respuesta y me acomodé junto a Azafeth, no tan cerca, para después darle play a la película.

Apenas unos minutos de cuando comenzó la película, me entró una terrible jaqueca, que ni con unas diez Tylenol se iba. Sentía que me iba a explotar la cabeza, y la tomé entre mis manos para sentir lo caliente que mi piel estaba. Tenía la temperatura alta.

Azafeth me miró desconcertado y luego tocó mi frente. Al sentir su mano fría la quite de golpe; de pronto la habitación se sentía como en la Antártica. El moreno puso su mano en mi frente, nuevamente, y negó tomándome de la mano para que me levantara, con lentitud, de la cama.

—Ven, estás ardiendo en fiebre, debes tomar un baño —dijo abriendo la puerta del baño.

Me metió a la ducha con todo y ropa, abrió la llave y me sentó bajo la regadera. El agua estaba helada, temblaba y sentía que el calor no salía de mi cuerpo. Gritaba a media sentía como se congelaba mi cuerpo, mientras Azafeth me quitaba el cabello mojado de la cara.



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En el texto hay: vampiros, demonios, amor

Editado: 22.11.2021

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