"El enemigo no es aquel que tienes delante con la espada en la mano. Es el que está a tu lado con el puñal en la espalda."
Paulo Coelho.
Paris
Al día siguiente nos levantamos temprano y alistamos las cosas para nuestro siguiente objetivo, rescatar a Logan y Adara. Los malditos demonios se los llevaron al infierno para darles un castigo por desobedecer sus reglas, no me quiero imaginar lo que le estarían haciendo a mi pobre amiga.
-Bien...- Dije algo nerviosa, no todos los días viajas al infierno- Repasemos el plan, ¿sí?
Todos asintieron con la cabeza aprobando mis palabras.
-Bueno, hay una sola forma de entrar al infierno desde el mundo de los mortales. Tenemos que ir a "Las Puertas del Infierno", en Turkmenistán, nosotros volaremos hasta ahí y entraremos por el volcán.- Explicó Nicolas, señalándolo en un antiguo mapa.
-Esto es fácil, chicos.- Interrumpió Bacarra con una sonrisa de satisfacción- Entramos, rescatamos a la damisela y el damiselo en peligro, luego escapamos, ¿No es así?- Todos fulminamos al chico con la mirada. Claro, si se decía así sonaba sencillo, pero antes, hay que pasar sobre miles de demonios para rescatarlos, y no somos muchos como para combatir a un ejército de monstruos con poderes.
Me acerqué al ángel caído y me alcé de puntas de pie para alcanzar pasar mi brazo por sus hombros.
-Escúchame, amigo mío, para hacer eso tenemos que luchar contra miles de demonios, ¿tú los vas a destruir a todos?- Él asintió energéticamente- ¿En serio?, ¿a miles de demonios que tienen poderes?- Lo pensó por unos minutos y negó.- Exacto, sólo somos cinco contra miles, esto literalmente es misión suicida, pero si lo hacemos con cuidado, podremos rescatarlos sanos y salvos. Ahora, vayámonos antes de cambiar de opinión.
Todos se dirigieron afuera de la cueva, Samuel, Nicolas, Bacarra y yo extendimos nuestras alas. Emma, que era la única que no podía volar fue en brazos del ángel caído. Tomamos un poco de impulso y nos elevamos en el aire, no fue tan difícil como la primera vez pero Samuel iba a mi lado para evitar cualquier accidente, también me ayudaba a controlar la velocidad, así podía seguir el paso de los demás.
No tardamos mucho en llegar a nuestro destino. El lugar parecía estar sacado de una película de terror, era un hueco en la tierra donde sobresalía lava y al rededor de éste, había miles de arañas, asquerosas, que vivían cerca del gran poso.
Todos formamos un círculo, en el aire, sobre el poso, no era conveniente tocar el suelo y ser picado por las arañas. Nos tomamos de las manos para que Nicolas pudiera abrir la puerta. De pronto, la lava parecía agua, ya que no i8radiaba calor propio.
-Tenemos que atravesar la lava.- Aclaró el ángel con una actitud inmutable.
-¿Qué?- Gritó Bacarra- ¡Acaso te volviste loco, no voy a cometer suicidio!
Nicolas rodó los ojos y se elevó en el aire para después dejarse caer en picada hacia el gran foso, atravesó la lava y desapareció ante nuestros ojos.
-Bacarra, tenemos que hacerlo.- Dijo Emma que se encontraba abrazada al cuerpo del ángel caído para no caerse.
-Estás loca, no te voy a lanzar a un volcán.- Se estremeció Bacarra ante la idea- No quiero que te pasé nada malo, mi sirenita.- Olvidé de decir que Emma era una sirena, Adara le salvó la vida en unos de sus viajes en barco, por lo que se volvieron mejores amigas.
Recapitulemos, le acaba de decir que era su Sirenita. Esperen, ¿A Bacarra le gusta Emma? Miré a Samuel en busca de información pero tenía la misma cara de asombro que yo.
-Bien, si no haces lo mismo que Nicolas, saltaré.- Así lo hizo, se desprendió del cuerpo de Bacarra y cayó. Detrás de ella volaba él para atraparla, que no paró hasta alcanzarla, justo en el momento que ambos traspasaron la lava.
Sólo quedábamos Samuel y yo. Nos miramos un largo tiempo para ver quien lo hacía primero pero ninguno cedió. Voló hasta mí y pasó una de sus manos por mi cintura atrayéndome hacia su pecho.
-Vamos hacer esto juntos, mi guerrera.- Dijo en voz baja- Cierra las alas con fuerza para que no se habrán con el viento, y abrázame con fuerza.- Asentí e hice lo que me pidió.
Pasé mis brazos por su cuello y me pegué a él, como una lapa. Sin perder el contacto visual nos elevó en el cielo, para después caer en picada como lo habían hecho el resto de nuestros amigos. Cerré los ojos con fuerza al momento de tocar la lava, esperando el gran dolor por la quemadura, pero nunca llego.
-Abre los ojos, mi amor.- Susurró en mi oído.
Después de unos segundos los abrí y me sorprendió lo que presenciaron. Era todo un caos, gente haciendo lo que quería, personas torturando a otras y cosas similares.
-Tenemos que buscarlos y salir lo antes posible de éste lugar, no es seguro quedarnos mucho tiempo aquí.- Dijo Bacarra, era la primera vez que lo veía tan serio- Tengo una idea de en donde los deben tener, síganme y actúen como ellos.- Asentimos y empezamos a caminar con aire seguro detrás de Bacarra, que saludaba a varias personas. Sé que cuando él cayó, lo llamaron para ser demonio, y lo fue un tiempo pero después lo dejó porque no era lo suyo. No puedo juzgarlo, los suyos le dieron la espalda y no tenía un lugar a donde ir.
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Editado: 16.03.2019