En busca del Amor

Capítulo X

¿Este hombre es el patrón? Lo miro de pies a cabeza, no parecía, no me gustaba juzgar, pero en este momento sí que lo hacía.

—¿Impresionada, uh? —se burla.

—Claro que no —alzo el mentón —esperaba a alguien más sofisticado.

Mentira. Solo quería borrarle esa sonrisa que tenía en su rostro.

—Lamento decepcionarte corazón —dramatiza poniéndose una mano en su corazón. —Pero a veces la vida nos puede sorprender.

Y con esas palabras coge de las riendas a Galán, como lo había llamado. Me quedo un rato pensando, observando como cada vez se va alejando. Y entonces mi cerebro se activa.

—¡Espérame! —Le grito y si lo tuteo como si fuéramos amigos de toda la vida.

Empiezo a caminar rápido porque ni loca correría, no quería alterar a los caballos, ya tenía suficiente con Galán que haya saboreado mi cabello.

Observo como el hombre que aún no se su nombre me espera a la salida. Vaya, creí que me iba a ignorar y me dejaría botada. Que caballeroso.

Llego donde está el, no me pasó desapercibido el escaneo que hizo por todo mi cuerpo, gesto que me puso nerviosa.

—Gracias por esperarme —le digo sincera, y ahora que me doy cuenta. Roderick ya se tardó tanto. ¿Dónde estará ese niño?

—¿No piensa ponerse sus zapatos?

Su pregunta me desconcierta. Hasta que caigo en cuenta. Me había quitado los tacones para andar cómoda. Pero con la presencia de este hombre me había olvidado de eso.

—Ah, sí. Gracias por avisarme.

Estoy a punto de agacharme para ponerme los zapatos, pero él se me adelanta y me pide que le entregue mis zapatos. Eso hago. Su tacto en mis pies se siente suave, tiene las manos frías. Mi corazón late demasiado rápido. ¿Cómo ese gesto tan simple hace que se acelere mi corazón?

Que. Me. Pasa.

 —Listo. —Se levanta, no me había dado cuenta que nos habíamos movido y ahora él estaba demasiado cerca. Tengo que echar un poco mi cabeza para atrás para verlo bien. Y ahora que estamos cerca puedo verlo más detalladamente.

Sus ojos de un verde —adornando las orillas de estos, una dura mandíbula. Y sus labios me tentaban. Me decían pruébame y eso era lo que iba hacer.

—¡Tío! —la voz de una niña se oyó cerca de nosotros y eso fue suficiente para que él se alejara de mi como un rayo.

Observo a la niña que nos interrumpió y una parte de mí se siente decepcionada por no probar esos labios tentadores pero la ignoro.

—Mama te está buscando y me mando a llamarte. —Dirige su mirada hacia mí —¿Eres Ángela?

Asiento.

La niña me sonríe y le dice a su tío. —Es bonita.

Le sonreí mostrándole todos mis dientes, me agacho para estar a su altura y le digo— Gracias, tú no te quedas atrás.

Un profundo suspiro se escucha se escuchó a mi lado.

—Annie vamos con tu mamá. —El hombre guapo cogió con una mano las riendas del caballo, que me sorprende que no se haya ido supongo que ha de estar bien entrenado para que se quede quieto y con la otra mano cogió la mano de la niña.

Como no conocía este lugar y tampoco veía a nadie mas no me toco de otra que ir con ellos, claro sin ninguna invitación por parte de ellos.

Llegamos a una parte del rancho que estaba alejada de todos y observo a varios hombres con caballos montándolos, otros alimentándolos. Había un picadero al aire libre donde estaba un caballo cabalgando alrededor y el jinete se me hacía conocido.

Cuando ya estamos cerca me doy cuenta que el jinete era Roderick. Hay Dios. Sentí morirme hay mismo y revivir en ese mismo instante.

—¡Roderick! —chillo corriendo hacia el olvidándome por completo quien pudo haber oído y que andaba en tacones.

—¿Dónde estabas? James y yo andábamos buscándote —pregunto Roderick, haciendo que el caballo se detuviera cerca de mí.

Desde cuando el sabia montar un caballo. Y dice que me andaba buscando. Pues sí, se le nota muchísimo.

—Estaba en el establo, donde se supone que tenías que estar conmigo.

Se me quedo mirando un buen rato.

—Lo siento. —respondió él mirando la cabeza hacia el horizonte. —Olvide por completo que estamos aquí por ti no por mí.

Yo no había dicho eso ni quise que lo pensara así. El brillo en sus ojos se había apagado. Y eso no saben cómo me dolió.

—No quise decir eso —Le digo mientras veo como se baja del caballo y se lo entrega a uno de los trabajadores que estaban presente.

—Ya no tiene caso, vámonos.

¿Acaso era su forma de hacerme sentir culpable? Porque si era así, lo estaba logrando.

—Roderick, puedes seguir montándolo, solo que estaba preocupada por ti. —Le digo tratando de que se vuelva a subir a ese caballo y el brillo de sus ojos vuelvan. —Ve, yo estaré aquí observándote.

—¿Estas segura? —murmuró inclinando la cabeza.

Asentí divertida. Roderick se rió suavemente para después volver donde estaba ese caballo.

—¿Ese niño es tu hijo?

Me gire para ver al hombre con el que había estado anteriormente, tenía sus brazos recostados en el cercado observando a Roderick subirse al caballo.

—Si.

Sus ojos me observan —Para ser un niño de ciudad sabe montar muy bien a un caballo.

Le fruncí el ceño —¿Qué quieres decir con eso?

—Muñeca, la gente como tú y ese niño son demasiados ignorantes con los temas de rancho.

Abro mi boca indignada, pero que se creía este tipo para referirse así de nosotros. No me importaba que fuera el patrón, no le iba a permitir que hablara así de nosotros.

—Pues como ve, monta muy bien al caballo y obviamente también sabemos de rancho... y lo que hacen aquí.

No tenía idea de que hacían, pero eso obviamente no lo iba a decir.

—Si tú lo dices preciosa. —De pronto su mirada cambio. —Si dices saber todo de un rancho entonces no tendrás problemas en montar un caballo, ¿verdad?

Tierra trágame y escúpeme lejos de aquí.



#30903 en Novela romántica
#5113 en Chick lit

En el texto hay: adopcion, romance, vaquero

Editado: 13.01.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.