Capítulo 4: Leriel

Una fuerte luz comenzó a llevarme por completo, al despertar estaba en un lugar muy hermoso, era un bello jardín con dos árboles de manzano y un cerezo, cuando miré hacía arriba, me percaté que no había sol, pero que existía una luz la cual habitaba en aquel lugar, cuando me levanté, frente a mí había un niño más pequeño que yo, era muy blanco, con unos rizos dorados y unos exóticos ojos violeta intensos, me miraba con una cálida sonrisa.

• Hola Anthony - Dijo con una dulce voz - Al fin llegas, vamos a jugar.

Su voz me parecía muy familiar

• Hola - Respondí - Tu quien eres?
• Soy Leriel - Respondió alegre y soy tu amigo.

Dicho esto, saltó a mí y me dió un cálido abrazo, sentí su calor, su ternura, antes de darme cuenta ya se lo había regresado.

Me tomó de la mano y ambos nos pusimos a correr, dimos varios saltos y jugamos a la ronda juntos, cuando nos soltabamos, caiamos al suelos, esto no dolía, a pesar de sentir el golpe del suelo, al levantarnos nos poniamos a reír y continuar jugando.

• De donde eres? - Pregunté en un momento que nos sentamos
• Yo, vengo de un lugar muy lejano - Respondió - Pero lo importante es que estamos juntos ahora.
• Tienes razón - Respondí -Me quedaré aquí por siempre?, Que es este lugar?
• Este es un jardín que hice para tí, para que juguemos siempre - Dijo abrazándome, para luego besarme en la mejilla - Te quiero Anthony.
• Gracias Amigo, yo a tí - Dije - Me alegro, por este nuevo hogar, para vivir.
• Es nuestro parque de juegos Anthony y vendrás siempre para acá - Decía alegre.
• Venir? - Comenté extrañado - Creí que había muerto.
• No amiguito, estás vivo y mucho - Respondió - Aunque siento que estuviste cerca.

Esta frase la respondió con una quebrada voz.

• Dejemos eso atrás y disfrutemos este momento - Continuó mi amigo- Vamos Anthony, sigamos jugando.
• Tienes razón Leriel juguemos.

Nos paramos y seguimos jugando, a las escondidas, al pillarse, e incluso a trepar aquellos árboles, lo cuales emanaban un exquisito aroma.

No se cuanto tiempo habrá transcurrido, pero fue de los mejores que haya tenido en mi vida, en un momento me acosté en el pasto, uno que no me producia comezón.

Cerré los ojos por un momento

• No vemos Anthony - Escuché que me decían con tristeza - Te esperaré.
• Leriel! - Exclamé al abrir los ojos - No te vallas, Leriel.

Una gran sorpresa me pegó a mí, al ver que estaba en el comedor de mi casa.

• Por qué gritas tanto - Llegó alegando Joaquín - Acaso ya estás..?

Me miró con gran sorpresa

• Madre de dios - Exclamó - Adiós, me tengo que ir, luego del trabajo iré a ver a tu prima, por el estado en el que la dejaste, estúpido.

Dicho esto, se fue.

«A qué se debió su reacción», pensé extrañado

Me levanté para ir al baño. 

«Por lo que veo, todo fue un sueño», pensaba triste, «Ese lugar era tan precioso, comprado con esta casa, con esta vida»

Camino al baño, me encontré con mi madre, quien me miró con extrañeza, a tal punto que no me dijo nada y me ignoró por completo, lo cual fue para mejor para mí.

Cuando llegué al baño, pude entender porque, al mirarme en el espejo, ví que mi cuerpo no tenía ninguna marca, como si nunca me hubieran golpeado, me saqué la polera, aquellos cortes y moretones, no existían, mi cuerpo estaba totalmente sano.

El resto del día fue muy tranquilo, obviamente que las sombras me acompañaban o acosaban, nunca lo entendí totalmente en esa época, pero esta vez era distinta, pues una pequeña luz, muy brillante apareció, la reconocí, era la misma que me estaba viendo cuando había sido atacado por Helena y Joaquín. 

Su luz era totalmente blanca, me llenaba de tranquilidad, me sentía feliz, cuando la tocaba sentía un calor que estaba lejos de quemar, pero emanaba aquella energía.

Luego de mucho estar pensando.

• Eres Leriel? - Pregunté intrigado

La esfera de luz se limitó  a revolotear energéticamente de arriba a abajo

• Eres muy bonito amigo - Continué intrigado - Acaso, eres un fantasma?

Su respuesta fue moverse de izquierda a derecha continuamente.

• No se lo que serás, pero eres la mejor compañia que tengo en este momento - Dije contento - Quedate junto a mí por favor.