Capítulo 29: ¿Cual es mi destino?

Aquel poderoso y elegante vampiro, poseía un aura escalofriante que se dispersaba a su alrededor.

• Está muy enojado - comentó Lamec - esto no terminará bien…..

«Ahora si que cagué, cuando sepa que esto es mi culpa, me va a matar…. o algo peor», pensé desesperado.

Miró a todo lados, sus ojos se posaron en su hijo, indicando que estaba molesto, la superficie que se encontraba a su pies crujió, partiéndose con los pasos que daba, luego en su hija, su ira incrementó aún más, pues la misma se encontraba notoriamente dañada, por último en mi, quien estaba delante de ellos, sentí sus ojos observando, un escalofrío mayor sentí en mi espaldas, temblaba, pues la rabía que menaba incrementó aún más, ahora el suelo se elevaba en fragmentos que explotaban cuando llegaban hasta el metro de altura.

Se acercó hasta mi amigo y lo tomó en brazos, su mirada reflejaba dolor e impotencia, incluso pude ver una lágrima que recorría su rostro, sostuvo con delicadeza la cabeza de su hijo, y la acarició con mucha delicadeza.

Aquella situación me dolía, pero no podía compararse ante aquel gran y majestuoso ser, que en otras circunstancias por su sola presencia incluso podría haberme orinado encima o más.

Al final apretó el puño con un enojo tal que la tierra a su alrededor se estaba desintegrando.

• ¿Qué ocurrió aquí? - dijo con su voz autoritaria - no me hagan esperar.
• Pues bien tu hijo se metió en mi camino - dijo Armishel - jugamos un poco y le hice un pequeño corte en el estómago.

Este miró molesto al demonio quien levantó los hombros y manos, como si no supiera nada.

• Enseña mejor a tu hijo a no meterse en problemas - exclamó -  si no protegiera a ese niño inútil de ahí, él estaría a salvo, por lo cual es culpa de ese niño.

En ese instante vi algo, una pequeña sombra, como un flash instantáneo, no sabría explicar qué fue, pero puedo decir que en ese instante Armishael fue partido en dos, como si se tratara de una explosión.

Detrás del Rey de Aradia aparecieron muchos Vampiros.

• LLevense a mi hijo - ordenó - cuidado, si pierda algo más de sangre, nadie podrá detener mi furia, rápido a urgencias.

Al ver el estado tan lamentable que quedó él, no pude evitar que las lágrimas salieran de mis ojos, era mi culpa, Lífthrasirno se separaba de él tomó su mano, me dolió el corazón ver que la otra, la dirigió hacia mí.

• Lamec, perdoname, lo siento - grité dando un paso - por favor, perdóname.

No pude evitarlo, no quería, pero me puse a llorar en ese instante, traté de alcanzar su mano, en ese momento vi al Señor Dissaor, aun así la tomé por un segundo, pues se lo llevaron, sintiendo como lo soltaba poco a poco, traspasó e l portal, cargado por ocho de su raza.

• Anthony, te contaré cualquier cosa que ocurra - dijo Lífthrasir - estaré en contacto cuando pueda, pero ahora mi amado me necesita.
• Si es que sigo viviendo - comentó - cuando se mejore dile que es alguien muy importante para mi y lo lamento.

Ella asintió en ese momento y entró por el portal.

Compartí mirada con aquel ser tan prominente, me hizo retroceder.

Escuché otro chasquido en el cielo, por sobre las nubes.

• Auch, eso dolió, sabías - exclamó Armishel quejándose - no me merezco esto, es ese niño, que no quiso entregarse y aún más, ofrecí la cura para tu hijo, para su pequeño malestar.
• Cállate - vociferó el rey de Aradia - tu voz me desagrada.

Volví a sentir esa sombra veloz, algo en mi interior dijo que era el propio señor dissaor, que ni siquiera Gabrielle podía mostrarme algo, pues la mandíbula del demonio desapareció, fue desintegrada en un instante..

Luego su mirada se posó de nuevo en mi.

«Definitivamente, me va a destrozar», pensé.

En cambio puso su mano sobre mi cabeza.

• No es culpa tuya hijo - exclamó finalmente - no puedo enojarme contigo, en cambio hay alguien a quien si destrozaré y me las va a pagar.
• Me habría gustado ayudar más a Lemek- dijo Gabrielle apareciendo - lo lamento mucho, padre, le he fallado en este cuerpo, una vez más.
• Si hubiera luchado contra esa patética criatura - dijo en tono molesto - habrías sido lastimado y eso habría tenido graves consecuencias.

En ese instante Armishel se arrastraba lentamente, tratando de escapar, mientras su cuerpo se armaba con dificultad, a pesar que su apariencia ya retomó la original que se presentó, aunque se encontraba muy inestable

El señor Dissaor apareció en un instante junto a él y comenzó a golpearlo brutalmente, los golpes donde impactaron lo desintegraba gradualmente.

• Tendrás el peor castigo que alguien pueda darle - rugió furioso - te haré sentir que caer del cielo, no fue tu mayor equivocación de tu mísera existencia.

Lo levantó por los aires donde le continuó dando una paliza sin siquiera tocarlo, los gritos de dolor y agonía resonaban en todos lados, el rostro del Rey de Aradia denotaban una expresión de furia extrema, era incontrolable.

EL cielo volvió a crujir, al levantar la vista, vi como algo caía, traspasó las nubes, arrastrando varias de estas con ella, parecía un verdadero meteorito que caía a gran velocidad, este se dirigía cerca de nosotros, pero pasó de largo al final, por un momento me pareció ver a una persona, lo cual se confirmó al caer en el suelo, produjo un cráter por el impacto.

Todos nos volteamos a ver qué fue eso, por un momento Armishael miró con una mayor preocupación aquel agujero en el suelo. Me acerqué con precaución.

• Anthony, ten cuidado - exclamó Dissaor - no te vayas a caer, estás muy débil.
• De acuerdo, tendré cuidado - respondí.

Al aproximarme, pude ver unos pies que se asomaban del centro del impacto.

Hasta que apareció la cabeza de una persona, este se levantó,  al verlo, era un hombre joven de pelo castaño claro, o eso parecía pues tenía tierra, tras sacudirse la suciedad, dió un salto, quedando junto a mi. Quien me miró y me dio una amistosa sonrisa.