Charlotte se sintió mucho más cómoda con su bisabuelo, era un hombre de guerra pero muy reservado, se sentía en confianza con él pero a la vez con nostalgia al estar a su lado y es algo que no entendía.
—¿Cuál es tu color favorito, Charlotte?—Preguntó Oscar a su bisnieta.
Charlotte lo piensa un segundo y sonríe.
—Rosa, ¿por qué, abuelo?
Brown apareció y al sonar una campana aparecieron varios autos de color rosa, eran de diferentes modelos pero increíbles.
—Temía que escogieras dos colores en uno, no tenía listo eso.
Por fuera actuó con naturalidad pero por dentro Charlotte no podía creer que su bisabuelo tuviera esto preparado antes de conocerla.
—Así que aquí estás, hija.
Para Oscar fue desagradable estar en presencia de Roderick, no me agrada los Heinrich, solo aprecia a su querida Lottie al ser igual a su esposa y llevar su sangre.
—El mayordomo nos llevó a muchos lugares y luego nos perdimos.—Comentó William morándolo con recelo.
Brown se despidió.
—Iré por aperitivos.
Al Roderick notar la cantidad de autos rosa mira a Charlotte con una sonrisa.
—Es mi turno de seguir el juego…—Levantó su puño hacia su hija pero más bien fue el Sr. Richardson quién lo golpeó a él con su bastón.
—¿Quién demonios te crees para levantarle el puño a mi bisnieta? Infeliz.
Roderick niega al instante.
—No lo entiende, esto es un juego.
Oscar bufa.
—¿Golpear a una niña tan débil es un juego? Creo que eres más estupido de lo que pensé.
Charlotte tiró del saco de su bisabuelo.
—Abue, no es así, mi papi y yo jugamos que según el color de autos que veamos hay que dar un golpe en el hombro a quien lo elegió, mi papi escogió el plateado y yo el rosa.
Oscar entiende así que al chasquear los dedos aparecen de otro color los mismos modelos de vehículos para niños.
—Puede que mi nieta no tenga la fuerza que se necesita para pegarte pero yo si.—Los ojos de Oscar brillanron—¿Listo?
No tuvo las oportunidad de responder cuando Oscar Richardson ya estaba golpeándolo con el bastón.
Charlotte quiso defender a su padre intentando interceder con su bisabuelo pero William no se lo permitió.
—¿Quiere ver su habitación, Srta. Richardson? —Brown apareció de la nada e hizo una señal para que la pequeña lo siguiera.
—¿Vamos pequeño lobito? —Lottie preguntó a William quien asiente.
Entraron y subieron el ascensor que los llevó hasta la última planta de la casa, era un pasillo grande y decorado con cosas elegantes, antiguas pero por el resplandeciente oro, muy costosas.
Había un tapete de terciopelo rojo que acompaña el suelo desde que se entra en la gran mansión de los Richardson.
Pasando el corredor habían muchos retratos de antepasados familiares, se pasaban por las puertas de habitaciones hasta que se vio una gran puerta que tenía dos manillas. Brown la abrió y dejó ver una gran habitación blanca con acabados de color oro, tenía un caballito de madera, casa grande de muñecas, un closet de juguetes, otro de guardarropa, zapatos, accesorios y joyas.
Puede que no conozca esta parte de la historia porque nunca existió, en el libro Charlotte nunca conoció a esta parte de su familia.
Esto significa que… —A pesar de no ser la verdadera Charlotte, Camila vive esta vida y puede sentir todo esto.
—Abu siempre esperó por mi.
Las palabras de la niña conmovieron el corazón de William y Brown, estaba en lo cierto, Oscar deseaba tanto recuperar a su familia, solo podía ver a Cecilia y a su nieta por las revistas o en las entrevistas que daban a la prensa. Tenerlas en persona y poder abrazarlas es lo que más a añorado, en el pasado si odio por los Heinrich era grande pero después de perder a Camila, todo para él cambió.
—La primera foto que se vio de la Srta. Charlotte la Sra. Richardson la atesoró y guardó en álbumes que ella hizo, el señor era terco en ese tiempo y fue peor para él cuando su esposa falleció, —Informaba Brown ya que veía el interés en los ojos de la pequeña—El Sr. Richardson encontró los álbumes que creó la Sra. Camila, el odio y enfado se disolvió con solo verte, vio mucho de la Sra. Camila en usted, Srta. Charlotte.
¿Igual a mi? Pero… la verdadera Charlotte… no tiene nada igual a mi.—Lottie debía verla, saber la razón de porque esa comparación si fue antes de que se conocieran.
—Debo ir a ver cómo va el almuerzo, disculpen.
Brown era un hombre muy recto y formal, tenía claro que la puntualidad y todo lo que era su deber hacer debían ser llevados a la perfección.
Charlotte se sentó en un asiento al lado de la ventana y William la siguió.
—¿Te sientes bien?—La pregunta de William la sorprende—A pesar de querer cubrir siempre como te sientes en realidad, no puedes, Charlotte.
—¿Lo notaste? —William asiente y se sorprende cuando la niña coloca su mano sobre su cabeza—Eres un buen lobito.
William sonríe.
—…Pero tú una mala mentirosa, Lottie.
Charlotte suspira derrotada.
—Creo que…—jugó con sus manos—Ah, solo deseo en el fondo a una familia como los demás.
—¿Y que niño no quiere eso? —Comenta William con un puchero en los labios. —¿Por qué mencionaste el divorcio si deseas eso? —Charlotte lo miró sorprendida por saber eso—Ah, tú madre, al venir aquí me comentó que deseas que tus padres se separen.
Ella entiende y asiente.
—Nunca tuve una familia por más que lo deseara, mamá trabajaba muy duro y papá…—por mas fuerte que se quiere ser, hay un límite para todo, ella es una humana que solo sueña con una cosa, pero sabe bien que en esta vida, no tendrá el hogar que desea—siento que es mejor separados yo… pienso que así papi y mami son felices.