Luz…
Cámara…
Acción…
—¿Te gusta, Jack? —El pequeño sonrie y asiente. —Me da gusto, luces muy guapo, hijo.
Los últimos meses Roderick le ha escrito a Charlotte pero no ha tenido respuesta, piensa que Cecilia tiene algo que ver, por eso envió a alguien personalmente para hablar con ella. Necesita que ella lo sepa de su boca, conocía a Cecilia, hablaría antes con su hija y teme que pueda envenenar a Lottie en su contra.
Desea que conozca a Jackson, que le oculte al niño no sería bueno para ella ya que tarde o temprano lo sabría, deseaba hacerla sentir segura y bien, por eso quiso organizar el lugar correcto para que se conocieran. Apartó un lugar donde podrían reunirse Charlotte y Jackson.
—Es la primera vez que uso esmoquin pero es cómodo.
Roderick sonríe.
—Te ves bien.
—¿Cuál es la ocasión? Algo me dice que me vas a dar un regalo.—Aseguró con una sonrisa.
Su padre le da la razón con una sonrisa.
—¿Será por ganarte en fútbol? ¿O en béisbol? ¿O cuando te gané en tenis? —Jack se rió de su padre al ver las diferentes caras que ponía.
—Eres presumido niño.
Jack rie.
—Cuando sé que hice algo bien puedo presumir todo lo que quiera.
—¿Mamá irá? —La pregunta de Jack tensa a Roderick—Creo que le gustaría acompañarnos.
Su padre niega.
Si Cecilia se entera que Charlotte conoció a Amelia sin su autorización, podría hacer que la empresa Heinrich termine en llamas, no iba a dejar que su hija se acercara a Amelia, pudo conseguir este permiso de milagro.
Necesitaba hacer que fuera un ambiente agradable para ambos niños y que se sintieran bien entre ellos, tenía miedo de que diría o pensara su hija, si la pierde no sabría que sería de él. Esperaba que lo aceptara o al menos no lo odiara.
—No creo que sea posible, Jack.
El pequeño se sintió mal ya que esperaba tener a su madre ahí.
—Te va a gustar, te lo aseguro.
El niño acarició su mentón pensando.
—¿Conoceré a Alexander Jones? —Se emocionó ya que era su jugador de fútbol americano favorito.
Roderick ríe y niega.
—No,—Jack baja su mirada—aún.
Las últimas palabras de su padre le dieron esperanza para que su sueño se hiciera realidad al fin.
Pasaron momentos increíbles al quedar presentables para el momento de conocer a Charlotte, habían dejado todo listo en el restaurant donde se verían los dos niños por primera vez. Al momento de llegar padre e hijo, los trabajadores del lugar saludaron con una reverencia. Todo era nuevo para Jack y eso le daba miedo, no tener lo que se necesita para esta clase de lugar. Como todo niño, solo desea que su padre lo ame y no se avergüence.
—Bienvenido Sr. Heinrich—El gerente lo vino a recibir con una sonrisa—Todo está como lo pidió.
Los guiaron a ambos hasta el pasillo lleno de flores y habían luces alrededor, era un hermoso lugar lleno de color.
—Guao, —Le fue imposible no apreciar todo ese hermoso lugar, era increíble para Jackson.
—Jackson.
Su hijo lo mira con atención.
—¿Recuerdas que te hablé de tu hermana? Pues ella vendrá y aún no sabe de tu existencia.
Jack entendía por lo preocupado que se vía su padre pero esperaba que las cosas salieran bien. Conocería a su hermana, su padre siempre le ha contado cosas increíbles de ella, sentía que más presión ha llegado a sus hombros pero aún tenía ganas de conocerla. Tenía inseguridades de no agradarle pero espera que pueda aceptarlo.
—Estoy ansioso por conocerla.
Desde la mañana hasta la tarde Lottie había sido preparada por su madre, habían tenido un día de belleza y compras. Lucían hermosas después sus peinados hecho por las estilistas.
Fue duro para Cecilia dejar ir a su hija a esa reunión pero debía hacerlo, sabia bien que Lottie quería a su padre pero estás situaciones donde esa imagen cambia, puede llegar a hacerlo bajar ante su hija y es conveniente. Cecilia solo desea que Charlotte esté a su lado, no quiere que se la quiten de sus manos, no lo va a permitir.
Esta vida que tiene no la piensa desaprovechar con Roderick y Amelia, solo debe tener en la cabeza a su hija y los planes que piensan hacer juntas.
Charlotte besó la mejilla de su madre. Habían llegado al restaurante donde sería todo, Cecilia no iba a entrar pero tenía que traer personalmente a Lottie.
—Estaré bien.
Para su madre no lo era, sabía que aunque intentó ser fuerte, Charlotte era aún una niña.
—Si te sientes incómoda llámame, vendré por ti enseguida.
—Gracias, mami.
Le lanzó un beso y se fue al lugar.
Charlotte fue con ropa de color pastel, era cómodo su vestido, como su madre en su juventud, ella irradiaba una luz demasiado viva y difícil de apagar. En este mundo es complicado conseguir en una misma persona tres cosas: elegancia, un gran manejo del mundo como si ya fuera tuyo y una belleza que apenas llega se hace relucir.
La pequeña Lottie solo tenía diez años pero era bien conocida por esos aspectos. Nadie sospecharía que una adulta vive en el cuerpo de esa niña, provocando así que muchas cosas cambiaran.
En el momento en el que Charlotte entró todos los empleados saludaron con una reverencia y sonrisa. La clase y elegancia que ella transmitía era difícil de superar.
Y ahí, Jackson conoció por primera vez a su hermana, no entendía porque todos hablaban de ella con tanta admiración hasta que hoy por fin la ve. La mirada en los ojos de Charlotte era hipnotizante, era una niña hermosa y tan tierna, su propia presencia dio a entender a todos que una persona con poder ha llegado.