En Las Noches De Luna Llena

Hambre

Aspiro el olor a alcohol mientras observo como miles de cuerpos se mueven al son de una canción, en un rincón están una pareja besándose y tocándose por encima de la ropa, al otro lado unos hombres acorralando a una chica la cual claramente está asustada, nadie se da cuenta de eso, pero yo sí, los miro fijamente, sin apartar la mirada, viendo cada instante en el cual se la llevaban arrastrada sacándola del local, le doy un último trago a mi bebida y salgo detrás de ellos.

Camino a una distancia considerable de ellos, veo como empiezan a manosear a la chica mientras la llevan quién sabe a dónde, ella llora pidiendo que la dejen, suelto una risa baja y los miro, patéticos, es su única manera de poder estar con una chica, la meten a un callejón y cuidando que no me vean me escondo detrás de un bote de basura, observó cómo tiran a la chica al suelo y empiezan a tocar sus pechos, claramente la estaban lastimando, ella solo llora, también es patética, me quede viendo atentamente lo que le hacían.

Mientras uno tocaba sus pechos el otro metía sus dedos en su ropa interior masturbándola sin cuidado alguno y lastimándola, y así se turnaban hasta que se cansaron de eso y se dispusieron a pasar al siguiente nivel, cuando vi sus intenciones de desnudarla me hice notar.

—¿No creen que ya es suficiente?—

Mi voz fue como un susurro inaudible que de no ser por la soledad y el silencio en que estaba el callejón no hubieran escuchado, rápidamente voltearon a mirarme y sus sonrisas de cerdos no se hicieron esperar, al descubrir que era una "inocente" chica.

—¿Quieres unirte zorrita?— habló uno de ellos y empezó a acercarse a mí, bajé la cabeza —Tsk, tsk, tsk, en las noches de luna llena, sale la princesa a cazar, si no quieres ser su presa, es mejor que no te portes mal—empecé a cantar con un tono de voz dulce, lleve mis manos a mi espalda, y sacó dos espadas, las cuales empecé a mover de un lado a otro —corre, niña corre, o también tú serás, víctima de las espadas que en mis manos descansan ya.

La chica captando mi mensaje se paró con dificultad y echó a correr lejos, los cerdos aquellos me miraban entre enojados y aterrados, alce mi rostro para verlos y una gran sonrisa adornaba mi rostro, junto con las espadas empecé a dar vueltas como si estuviera bailando—Vengan chicos vengan, un dulce sueño tendrán, los mandare al infierno donde a satanás conocerán...

Narrador omnisciente

Mientras seguía bailando y cantando moviéndose al ritmo del viento, se acercaba poco a poco a los hombres los cuales la miraban anonados con su voz y sus movimientos hasta se habían olvidado de que estaba armada, cuando ella estuvo lo suficientemente cerca de ellos los corto en la parte trasera de las rodillas haciéndolos caer al piso no sin antes haber soltado un grito desgarrador, gritos que para ella eran una hermosa melodía, se paró frente a ellos mirándolos y arremetió contra uno de ellos clavando la espada en la parte baja de su abdomen, la sangre le salpicó en el rostro y parte de su ropa.

los gritos de dolor rompían el silencio de la noche ella sonreía encantada, sacó la espada y miró cómo la sangre escurría por ella, paso su lengua por el filo haciendo que su boca se llenara de sangre miró al hombre el cual yacía en el piso convulsionando—Aunque eres un cerdo, tu sangre es deliciosa—esas fueron sus palabras, el otro hombre la miraba espantado, estaba asustado y no era para menos, ella recordando que él estaba ahí, se giró hacia él alejando la espada de su rostro, rostro el cual quedó manchado de sangre, la otra espada la arremetió contra el clavándola en su pecho el cual atravesó con la espada, de modo que su corazón quedó en la punta del arma homicida.

Al hombre ni tiempo de gritar le dio, murió al instante, el otro hombre el cual seguía convulsionando miraba aterrado la escena, ella como si fuera un juguete corrió a coger el corazón del hombre aquel y empezó a brincar y reír de alegría, si, alegría, antes de morir el hombre observó cómo ella llevaba aquel órgano a sus labios y abriendo su boca lo mordió y arrancó un pedazo de este masticandolo y comiéndoselo, eso fue lo último que vieron los ojos de aquel hombre antes de morir. Al haberse comido el corazón del hombre aquel, dio media vuelta y cantando se perdió entre la oscuridad de la noche.

Hasta la luna llena, hasta la luna llena no me verán de nuevo, pero no se alteren, pero no se alteren no los abandonare, su carne me alimenta, su carne me alimenta, muy pronto los comeré, si mi víctima no quieres ser...pórtate bien, pórtate bien, muy pronto nos veremos, muy pronto nos veremos, espérenme, espérenme...

 



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En el texto hay: muertes, sangre, dolor

Editado: 13.07.2020

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