Una semana en este lugar...
¿Hice amigos? No, ni uno.
No he salido de mi casa, solo para ir a comer porque aún no llegan nuestras cosas.
¿Acaso se lo trago la tierra al bendito camión?
Toda esta semana he dormido con mi madre y no es para nada cómodo.
Además de que estuve ignorando a Gabriel, es parte del proceso para transformar el amor que siento por él, en amistad.
Tengo la extraña sensación de que toda la semana alguien me estuvo vigilando, capas me está ganando la paranoia y estoy alucinando... no lo sé, pero siempre al despertar, las puertas del balcón están mal cerradas o a veces en la noche siento ruidos o antes de cerrar los ojos para dormir veo una sombra.
Estoy considerando que puede ser algún fantasma, los que vivían antes aquí.
Hace unas horas que desperté, pero no quiero levantarme de la cama.
Lo peor es que hoy comienzo mi trabajo de esclava, ve digo de "ayudante".
-Niña ya levántate y toma, para que comas. – entra mi madre al cuarto y me da una hamburguesa.
Toda la semana estuvimos comiendo hamburguesas.
-Gracias. – me acomodo en la cama y abro el paquete que contiene la hamburguesa.
-Luego de que comas alístate rápido que tienes que entrar al trabajo en 2 horas.
- ¿En dos horas? ¿Por qué? – hablo con la boca llena de comida.
-No hay por qué, solo hazlo. – se va de mi habitación.
Como rápido mi hamburguesa para alistar mis cosas así entro a bañarme.
¿Qué se supone que debo ponerme?
Mejor voy con algo simple, porque es un trabajo en donde debo limpiar y no quiero arruinar la poca ropa linda que tengo.
Opto por un jean oscuro, unas zapatillas grises, una polera negra, campera deportiva.
Luego de bañarme y terminar de cambiarme, recojo mi cabello color café en dos trenzas cocidas y me pongo un gorro de lana.
Me delineo los ojos y listo.
Bajo las escaleras rápidamente y me encuentro a mi madre hablando amistosamente con Marcus.
-Ya estoy lista. – ellos voltean a verme.
-Está bien Tita, Marcus te llevará. – Marcus me sonríe amablemente.
-Está bien. – camino hacia la puerta.
La verdad me siento algo incomoda con que el me lleve por que, no he conversado tanto con él, ya que usualmente viene a ver a mi madre y yo lo único que hago es saludarlo.
Me sorprende como cambiaron las cosas, exactamente lo que yo quería "cambiar", pero no paso de la forma que yo quería...
Como escuche una vez "La vida no te da lo que quieres, te da lo que necesitas".
En unos minutos llegamos a mi lugar de trabajo, estoy bastante nerviosa.
Al bajarme del auto observo el lugar, es bastante bonito. Tiene como una especie de bosque alrededor, el colegio es inmenso y con buena fachada.
-Ven te voy a presentar con quienes vas a trabajar. – Marcus comienza a entrar a la institución por lo cual yo solo lo sigo.
Comienzo a jugar con los dedos de mis manos mientras caminamos por un pasillo largo que a los costados tiene vitrinas en donde hay medallas, trofeos y fotografías de estudiantes que concursaron en olimpiadas y esas cosas.
Luego de pasar por la cafetería, la cual es hermosa. Subimos dos pisos y llegamos a la oficina de la directora.
La verdad todo aquí es hermoso ¿Por qué en donde estudiaba antes no era así?
Marcus toca la puerta y abre una mujer de cabello negro, con unas trenzas que llegaban a su cintura, tez morena de unos aparentemente 40 y tantos años.
Ella le dedica una sonrisa a Marcus y se mueve a un lado para que entremos.
Luego de entrar nos sentamos en unos sillones individuales que estaban a un lado del escritorio de ella. Obviamente ella se sentó del otro lado.
Marcus nos presenta.
- Thais, ella es Rebecca Potter. Rebecca ella es Thais Lascuray, la nueva chica que trabajará en la institución como ayudante. Te comenté sobre ella ¿Recuerdas?
Instantáneamente hice una mueca de sonrisa porque me recordó a "Harry Potter", nuca había conocido a una persona con ese apellido.
- Hola Thais. – estira su mano para tomar la mía en forma de saludo, yo le devuelvo el gesto.
Al tomar mi mano la acaricia con el dedo pulgar, tiene unas largas uñas pintadas de negro, y la sostiene por unos 10 segundos, mientras me mira de una forma extraña. El latido de mi corazón se acelera causando que se me erice la piel. Ella sonríe de una forma extraña.
- Hola... - suelto en voz baja, me siento incomoda.
- Tienes una piel muy linda Thais. – cruza sus manos apoyando los codos en el escritorio. - ¿Marcus te explico cómo sería tu trabajo aquí? Tengo entendido que eres mayor de edad ¿Es cierto?
Ignoro el comentario sobre mi piel.
- Sí, me explico un poco. Y si soy mayor de edad, en unos meses cumplo 19 años.
- Bien, tu trabajo consiste en que vas a suplantar en todo lo que haga falta, vas a ser como... multitarea. Así que vas a tener que aprender hacer de todo un poco. Si no me equivoco este va a ser tu primer empleo ¿Cierto?
No puedo parar de mover mi pierna y de torcer mis dedos.
- Si, si es cierto.
Ella solo sonríe.
- Quédate tranquila que no muerdo. – levanta una de sus oscuras cejas y suelta una risita rara.
¿Morder? Ay espero que no sea una anciana lesbiana y yo le guste.
No tengo nada contra la ideología de género, de hecho, respeto mucho los gustos personales. Pero bueno, me gusta la banana.
Marcus suelta una risa nerviosa, mientras se rasca la nuca como para romper la tensión.
Yo solo me acomodo en mi asiento.
Rebecca carraspea y cambia su rostro a uno serio.
-Thais, ahora comienzas tu turno de trabajo, tu horario es de lunes a sábado desde las 08:00 a.m. hasta las 08:00 p.m. y tendrás un día libre el cual es aleatorio, tú eliges cual cada semana. Por la comida no te preocupes que aquí se te dará el desayuno y el almuerzo, de la cena ya te encargas tú.
Mientras ella habla yo solo asiento con la cabeza.
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Editado: 19.10.2022