Sabía que mi fin estaba a punto de llegar, lo he sentido muchas veces pero no se porque esta se siente peor. La verdad no se que hice en ese momento, me equivoqué en incitar ese accidente, debí haber soltado el plato de frutas. Me demandará o peor, me deshonrare de alguna manera o mandará hacer una cosa mala de la realeza para tachar a los de mi clase como los lunáticos del desastre. Es que algo así espero, si una vez un director quiso enviarme hasta a un psiquiátrico pues no me sorprende que ya me tengan como un delincuente en este país. Dios, mándame un ángel para suplantarme o conviérteme en hormiguita más fácil.
-Entiendo que eres un caso especial en esta escuela ¿no?
Me sorprendo cuando la reina habla delante de mí. No se si hablar, decir que si o decirle no, si reír. Que salga lo que tenga que salir.
-Depende, su alteza- Lo digo con una voz tan rara que no se ni de dónde me salió. Ay, con solo que no lo vaya a tomar como burla suficiente. Ekaterina me había enseñado una parte de la escuela pero nunca los pasillos por donde me está llevando la reina...¿planea matarme en venganza de lo que hice en el comedor?
Solo piénsenlo, nadie sospecharía...
-Tu primer día y ya has causado un desastre con la comida y si me aferro a mi instinto podría afirmar que tú eres la misma chica que se tropezó en los escalones ¿es correcto?
Me había olvidado de eso, que vergonzoso.
-Eh, sí...respecto a eso lo siento. Yo, no crea que no se como bajar las escaleras simplemente me resbalé y perdí el equilibrio- paró abruptamente cuando ella voltea mirándome directamente. Como rebuscando mi alma, tratando de atraparla o hipnotizarme, tengo miedo- Si dije algo malo lo lamento, es solo que no se como tratar a las reinas como usted, es decir bellas como usted y no se lo tome a mal. Yo, eh...me cae bien. Lo de la cafetería fue un accidente, Ekaterina me pidió frutas y pues les conseguí frutas pero vino otra chica, que también es hermosa, no tengo nada contra ella, su escuela es hermosa y su castillo también ¿Ya aprobó la comida? Estuvo grandiosa también- respiró- Mejor me callaré. Lo lamento.
Doy un paso atrás mirando hacia el suelo buscando un hoyo donde pueda saltar y esconderme. Ya ni siquiera recuerdo qué dije ¿mencioné que traje una corona de la tienda en la esquina por si acaso?
-Creo que escuche suficiente de usted, Collette le dará las indicaciones a seguir respecto al castigo correspondiente- levanta su vestido para voltear y seguir caminando, hasta que para y dice- Mi consejo es que no le permita a la duquesa Ekaterina estar cerca de las frutas, en especial las fresas, ya que es alérgica.
Dicho eso se marchó dejándome en medio de un pabellón con retratos en las paredes y estatuas de mármol mirándome con cara de payasa. ¿Que Ekaterina, que?
¿Sabes que? Le digo a mi yo interior, mejor voy a la nasa o una organización de esas y me ofrezco como sujeto de prueba en algún proyecto o algo, quizás sea de más utilidad así.
Regreso irónicamente con paso firme, a recibir dos cosas. La primera obviamente mi castigo que acepto lo tengo bien merecido así que no hay problema, ahí le vamos, con todo. La segunda...¡SABER QUÉ CHINGADOS PASÓ CON LO DE LAS FRUTAS! ¿Quien es alérgico a las fresas? ¿Existe eso? ¿Qué está pasando?
No llevo ni un metro caminando cuando ya sentí que me he perdido.
-¿Hola?- Alzó la voz un poco temblorosa sabiendo que si alguien me contesta o me asusto o gritó, una de las dos-¿Ayuda?- Si existe un fantasma bien amigable que me quiera ayudar sería bien recibido- ¡Ay, Cristo!- gritó cuando escucho algo moverse detrás mío.
Es una esquina, justo donde está una estatua y detrás una cortina roja, que por cierto ni idea porque no creo que haya ventana detrás, juro por mi vida, y si miento pues que venga el mismo Lucifer para llevarme donde quiera que de esa esquina, vino ese ruido.
-¿Hola?- me quedó inerte viendo ese punto sin parpadear si es posible. Puedo sentir un hormigueo en mis brazos y mis piernas listas para salir huyendo de ahí.
La cortina se mueve ligeramente y yo quiero pensar que es la brisa, no más. Sigo observando...y cuando ya no percibo movimientos ni sonidos extraños me tranquilizo. A ver, quizás yo soy la neurótica que se asusta con cualquier cosa. Es el viento ¡es el viento!
Debí de haber ido en la misma dirección que la reina aunque fuese extraño.
De pronto recuerdo lo que Ekaterina me había mencionado...¿Y si es un fantasma?
Despacio comienzo a caminar de nuevo esperando a que nada me perturbe y si lo hace que al menos me ayude a llegar. Pero no, paró inmediatamente. ¡Por favor!
-No hay que creer en esas cosas- digo en voz alta no se porqué- ya que me he perdido- volteo mirando la esquina sospecha.
Con toda la estupidez del mundo porque no hay más, camino hasta la estatua con mi mano extendida para tocar la cortina. Capaz y si hay una ventana y eso es el ruido, debo de estar segura. Cada vez se acerca más la imagen del rostro angelical de mármol y la gruesa tela roja que me causa temor. Enserio no se porque estoy haciendo esto, cada segundo se siente eterno pero en realidad todo está pasando demasiado rápido.
Quiero cerrar los ojos pero después no voy a querer abrirlos. Cuando mis dedos rozan la tela, mis movimientos se cortan y se preparan para salir huyendo. Poco a poco voy hundiendo más la mano sobre la tela hasta que toco algo duro.
Muy duro, pero extraño. No es liso como una pared. Puedo sentir como unas estructuras extrañas. Dejó de hacer presión para poder hacer un lado la cortina y poder ver lo qué hay detrás. Con solo no me vaya a salir un cadáver o algo estoy muy bien, gracias. La separo unos cuantos centímetros pero no logro ver nada, simplemente oscuridad. La vida es un riesgo, vamos a retirarla toda.