Me costó mucho concentrarme en que ni debía pensar en todo lo que sentía por él. Cuando los días fueron pasando la coreografía mejoraba y nuestra relación seguía tal cual era antes. Ahora a nuestras charlas se sumaban Alicia o Andrés. Con Andrés estaba todo bien seguíamos hablando y de vez en cuando paseábamos por la plaza o por el centro comercial. Era rara la relación que teníamos… Todos pensaban que éramos algo más que amigos, cuando en realidad solo eso éramos: Amigos.
Las semanas fueron pasando, Joaquín cada vez realizaba mejor su presentación… Yo solo mejoraba y acompañaba bien… Nunca llegaría a estar a su altura. Nos divertíamos mucho haciendo lo que tanto nos gustaba, es lo mejor que podíamos hacer.
Una de esas tardes Andrés se quedó a esperarme ya que teníamos que hacer un trabajo juntos. Él se la pasaba sonriendo y yo, por alguna extraña razón, me distraía muchísimo, cosa que a Joaquín no le gustaba nada:
-Podes dejarte de hacerle sonrisitas a ese tarado y concentrarte en el baile- su cara de enojado me sorprendió muchísimo.
-¡Cálmate un poco! Es la primera vez que estoy distraída- Mi enojo se notaba a la leguas -Si no te tranquilizas me iré… Creo que traes un mal genio que ni tú te aguantas.
-¿Qué sucede?- Pregunto nuestra entrenadora.
-Problemas con la disciplina- Dijo Joaquín.
-El problema es que estoy un poco distraída y el señorito se la da de el mejor del mundo- me había enojado en serio -Si realmente me va a tratar así yo me voy Karen- La entrenadora.
-Yo solo digo lo que pienso- Se encogió de hombros.
-Dejen ya esto… Parecen novios- Karen se burló de nosotros.
-Antes de salir con ella dejo el ballet- Aquellas palabras me destrozaron el corazón, no quería que me vea llorar.
-Y ahora te vas a tener que conseguir a otra pareja para bailar- Salí de ahí y lo único que pude escuchar era como Joaquín trataba de detenerme.
-¡Pau! ¡Espera! Yo no…- Alguien lo interrumpió.
-Déjala tranquila, ya has hecho demasiado- Esa era la voz de Andrés.
Salí directo al vestuario donde me cambie para irme a mi casa, pero antes pase por la pista y le dije a Joaquín:
-No tenes ningún derecho a tratarme como lo hiciste- Trato de defenderse, pero no lo logro -no quiero escuchar ni una palabra salir de tu boca… anda y dile a la primera que aparezca para que sea tu pareja de baile, pero a mí no me vuelvas a buscar ni como amiga.
Salí por la puerta y me fui con Andrés a mi casa. El me banco y se quedó conmigo un buen rato. Se me había pasado el enojo y teníamos el trabajo terminado asi que lo invite a que se quedara a cenar ya que mis papas no estaban.
Cuando Andrés se fue siento que alguien golpea la puerta. Me preguntaba quién podía ser, hasta que me lleve una sorpresa. El que estaba en la puerta era Joaquín.
-¿Qué haces acá?- Mi enojo hacia él seguía intacto.
-Vengo a hablar con vos- Tenía cara de afligido.
-Yo no quiero escuchar lo que tengas que decirme- Traté de cerrar la puerta.
-No me vas a dejar con la palabra en la boca- dijo mientras evitaba que cierre la puerta -Déjame explicarte que me sucedió.
-Tengo solo un par de minutos, apúrate- dije haciendo gesto de reloj en mi muñeca.
-Yo… solo estaba celoso… No puedo entender como me cambiaste por eso- Su gesto despectivo me hizo reír -Últimamente solo me prestas atención en los ensayos.
-¿Y por eso dijiste lo que dijiste?- Asintió -No es una excusa y realmente me dolió.
-Lo siento- Su mirada estaba en el piso -¿Vas a poder perdonar a un estúpido amigo?- Y otra vez la palabra que me hacía ruido.
-Puede ser…- Lo miraba como si nunca lo hubiese visto -¿Prometes no ponerte celoso y tratarme bien?
-Lo prometo- Dijo levantando su mano y sonriendo -¿Vas a hacer la presentación conmigo?
-De acuerdo…- le di la mano para cerrar el trato -Ahora me voy a dormir.
-Que descanses bien mi hermosa amiga- ¿Por qué esa palabra arruinaba todo? No tendría que hacerlo, pero lo hace -Una cosa más.
-¿Qué?- Le dije mientras dejaba apenas la puerta abierta.
-No lleves más a tu amiguito a los ensayos, tenemos un par de días antes de la presentación y no va a estar bueno que te desconcentres.
-Está bien- Cerré la puerta y me puse a mirar por la ventana, quede ahí hasta que no lo pude ver más.
Subi a mi habitación y me prepare para dormir. Tenía que estar bien descansada porque me esperaban unos días movidos.