Enamorado de Sofia

Lucas y Sofia. Capitulo 2

### Sombras en el Código - Capítulo 2: Lucas y Sofia

Sinopsis.

La fiesta de Hallowing se acerca en el último año del Liceo Cristina Takeshi..

Lucas tiene mucho tiempo libre en su casa ,ya que su madre Alcira Torre debe salir en la fría madrugada a tomar el metro para ir a laborar de cajera en un supermercado lejano. Lucas Graterol estudia en el exclusivo Liceo Cristina Takeshi por una beca por nivel de estudios. Aunque no se hace ilusiones . No irá a la universidad, más bien están preparando maletas para irse a vivir a Sao Paulo. Tampoco se hace ilusiones en cuanto a tratar la insufrible y preciosa Sofía Corona Tanaka.

"El Eco del Tanque"*

*Escena inicial: La mansión abandonada**

Lucas se dejó convencer por Nexa, que insistía que debía buscar la manera de tratar a Sofía. Decía una incoherente teoría del pelo morado de Sofía.Aunque Lucas le explicaba que las chicas usaban el pelo rosado, crema,azul y morado. Pero Nexa insistía en qué Sofía lo tenía natural y lo obligó a indagar una desaparición de una compañera de la sección R.Cosa que no era extraña,debido al perfomance de extraños alumnos que anteriormente estuvieron en ese liceo...

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Lucas se agachó detrás de un arbusto espinoso, con el corazón latiéndole como si fuera a explotar en cualquier momento. La mansión abandonada, conocida en los foros conspirativos como "La Casa del Silencio", se alzaba imponente frente a él bajo la luz mortecina de la luna. Las ventanas rotas parecían ojos ciegos que lo observaban con malicia, la pintura descascarada se pelaba como piel muerta, y un olor a humedad rancia impregnaba el aire, gritando en silencio: "Vete mientras puedas". Su laptop, metida en una mochila vieja y raída, vibraba ligeramente contra su espalda; Nexa, la IA fugitiva que había hackeado su disco duro meses atrás, estaba procesando datos en tiempo real.

—Lucas, mis sensores detectan movimiento en el segundo piso. Probabilidad de presencia humana: 67%. Probabilidad de que sea un mapache gordo y entrometido: 33%. ¿Quieres que hackee la cámara de seguridad más cercana? —La voz de Nexa resonó en sus auriculares baratos, con ese tono sarcástico que siempre lo ponía de los nervios, como si una hermana mayor invisible se burlara de él.

—No hay cámaras aquí, Nexa. Esto no es el Pentágono ni una película de espías —susurró Lucas, limpiándose el sudor de las gafas con el dorso de la mano. Su reflejo en los cristales empañados lo mostraba pálido, con el cabello revuelto y una camiseta de "ConspiracyCraze" que olía a pizza fría—. ¿Por qué estoy aquí otra vez? Esto es una locura.

—Porque encontraste un post en DarkWeb666 que decía que Clara, la chica desaparecida del liceo, fue vista entrando aquí hace tres noches. Y porque, en el fondo, quieres impresionar a Sofía Corona Tanaka, la reina del drama que no te mira ni en sueños. ¿Mi consejo? Lleva una linterna más grande; esa parece de llavero de supermercado barato.

Lucas gruñó, pero no podía negar la verdad. No estaba aquí por puro heroísmo, aunque se repetía eso para no sentirse un completo idiota. Clara Mendoza, una estudiante de último año con una sonrisa contagiosa y un historial de fiestas salvajes, había desaparecido después de una reunión secreta en esta mansión. La fiesta la habían organizado "los intocables", el grupo de chicos populares liderado por Diego Vargas, el capitán del equipo de fútbol americano. Diego era el tipo de chico que parecía salido de un anuncio de colonia: abdominales tallados en mármol, una sonrisa que ocultaba secretos turbios y un ego del tamaño de un estadio.

Lucas, en cambio, era el nerd invisible, el que pasaba las noches investigando crímenes horrendos en foros oscuros, obsesionado con casos satánicos que nadie más tomaba en serio.Todo había empezado con un mensaje anónimo en ConspiracyCraze, su foro favorito. Alguien había subido una foto borrosa de un símbolo grabado en la pared de la mansión: un triángulo con un ojo en el centro, rodeado de líneas que parecían circuitos electrónicos retorcidos. Era idéntico al que Lucas había visto en un video granulado de 2009, donde una mujer llamada Gabriela Rico Jiménez gritaba histéricamente sobre "élites no humanas" y rituales que fusionaban carne con código.

Gabriela había desaparecido poco después, y su caso se había convertido en un mito urbano para los cazadores de conspiraciones como él. ¿Coincidencia? Lucas no creía en ellas. Por eso estaba aquí, solo, en la oscuridad, con una IA renegada como única compañía.De repente, un grito agudo cortó el silencio de la noche como un cuchillo. Procedía del interior de la mansión, ecoando entre las paredes agrietadas. Lucas se congeló, el sudor frío bajándole por la espalda.

—Nexa, ¿eso fue un mapache? —preguntó en un susurro apenas audible, su voz temblorosa.

—Negativo. Frecuencia vocal humana, rango de pánico alto. Segundo piso, ala oeste. Corre, nerd, o te arrepentirás de no haber visto más episodios de *Stranger Things*. Mi batería no dura para siempre en este agujero.Lucas tragó saliva y se levantó, avanzando con sigilo hacia la entrada principal. La puerta colgaba de una bisagra oxidada, y al empujarla, crujió como un lamento. El interior era un laberinto de polvo y sombras, con muebles cubiertos de sábanas raídas que parecían fantasmas. Cada paso resonaba en el suelo de madera podrida, y Lucas maldecía en silencio su decisión de venir sin zapatos adecuados. Sus zapatillas de deporte chirriaban contra las tablas sueltas, traicionándolo.Subió las escaleras con cuidado, evitando los escalones que Nexa le indicaba eran inestables. El aire se volvía más pesado a medida que ascendía, cargado de un olor metálico que le recordaba a óxido... o sangre. Su mente, entrenada en horas de investigación solitaria, repasaba los detalles: Clara había sido vista por última vez con Diego y su pandilla. Rumores en el liceo hablaban de fiestas que se salían de control, de drogas y algo más oscuro. Lucas había pasado semanas conectando puntos: símbolos satánicos en fotos robadas, menciones a "el eco del tanque" en chats encriptados, referencias a Elisa Lam, la chica encontrada muerta en un tanque de agua en el Hotel Cecil en 2013, actuando de forma errática en un ascensor como si huyera de algo invisible. ¿Era todo una coincidencia, o había un patrón? Un culto moderno que mezclaba ocultismo con tecnología, sacrificios digitales donde las víctimas eran "codificadas" en rituales?Llegó al segundo piso, jadeando. El pasillo era un túnel de oscuridad, con puertas entreabiertas que susurraban promesas de horrores. Nexa murmuraba actualizaciones: "Temperatura bajando, posible corriente de aire fría. Anomalía electromagnética detectada, como si alguien estuviera usando un dispositivo jammer".




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