Enamorate de mi

Las ventanas del alma.

***Gabriela***

El gran momento habia llegado. Era hora de sacar a la luz nuestra nueva campaña publicitaria exclusiva para Gucci. Los toques finales se realizarían antes de montar en las redes sociales las imágenes promocionales, y levantar las grandes pancartas con la imagen de los modelos proporcionados por la famosa empresa de moda a la que publicitábamos.

Todo debía salir perfecto, de ello dependía mi carrera, de ello dependía mi futuro como directora de esta empresa, de ello dependía la empresa por la que tanto se habia esforzado mi padre.

Los preparativos finales estaban en su apogeo y tenía que coordinarlo todo. Era estresante, agobiante, y sobre todo, agotador. Muy agotador.

En cuanto la publicidad saliera a la luz, las cámaras se enfocarían en Open Your Eyes de manera inmediata, y la verdad eso no me preocupaba. Sabia como hacerlo, tenía el control, pero ese era el mayor problema.

Aunque tenía control de algunas cosas, no tenía control de otras. Necesitaba verme bien, a partir de ahora, aunque no lo quisiera sería una figura pública según el representante de Gucci, y exigían que por lo menos luciera adecuadamente presentable si quería continuar haciendo la publicidad para ellos.

El trabajo de Open Your Eyes como agencia publicitaria no era solo montar extravagantes y llamativas pancartas por toda la ciudad, sino organizar eventos promocionales para publicitar aquello que la empresa para la que trabajábamos vendía.

En el caso de Gucci. Era mi responsabilidad, responsabilidad de mi empresa, el organizar un pequeño desfile para promocionar la nueva línea de modas, tomar fotografías y hacer lo que mejor sabíamos hacer. Usar esas tácticas que mi padre utilizo desde un principio, enfocándose en la innovadora forma de pensar de los jóvenes. Pero sin desviarnos de la madurez de los adultos.

Escenario, camerinos, y toda la logística, de eso nos encargaríamos nosotros, y era algo cuyo costo era muy mínimo en comparación a las ganancias que la empresa obtendría de inmediato y también a la larga a través de Gucci.

A todas estas, mi asistente seguía siendo muy eficiente, aunque su actitud habia cambiado, era más… recatado. Menos atrevido, menos zumbado, y por una parte era bueno, ya que no tenía que aguantarme todos los días que jugara conmigo como si yo fuera su parque de diversiones, pero por el otro lado, era… creo que un poco frustrante.

Él me atraía, y mucho, y de una u otra manera, me gustaba su manera de ser, su seguridad, su picardía, y esa manera en que solo él sabía ponerme nerviosa.

Pero habia estado siendo muy profesional, después de todo yo lo habia detenido, habia puesto un límite, y era inevitable que esto sucediera.

***Luke***

Me sentía molesto, conmigo mismo, me sentía un completo imbécil, e incluso quise retirarme, no necesitaba este trabajo, nunca lo necesite, solo lo habia tomado para divertirme, solo lo habia tomado porque quería ver que tan hermosa era la dueña de esta empresa. Y cuando la vi, estuve dispuesto a meterme en un juego, uno en el que no pensé que terminarían hiriendo mi ego de una manera tan estúpida.

Pero claro, debí haberlo imaginado. Cada vez que hacia algo que se salía de mis planes, las cosas no resultaban bien, y esta no habia sido la excepción. Pensé en rendirme y abandonar este juego, pero la verdad es que si lo hacía, habría sido demasiado fácil. No era mi estilo rendirme ante las primeras dificultades. No era mi estilo rendirme ante nada.

Si quería algo, me mantenía en el juego durante todo el tiempo que fuera necesario, hasta ganar, hasta lograr mi objetivo, y no me detenía, no antes de alcanzar la meta. De una u otra manera siempre conseguía lo que quería, y era inconcebible rendirme solo porque hirió mi ego.

Iba a tenerla, iba a sentirla, iba a probarla, de una u otra manera, lo quería, y no me iba a detener hasta obtenerlo.

Me mantuve a distancia, actuando “profesionalmente” y sin ser atrevido, le hice creer que habia cambiado mi actitud, que tenía dominio sobre mí, la haría bajar la guardia. Cuando lo hiciera, volvería al juego, hasta entonces, debía ser lo más… discreto posible, por así decirlo.

Mientras se preparaba todo para el desfile promocional de la nueva línea de modas de Gucci, ella se acercó a mí.

- Necesito su ayuda – dijo y la mire algo confundido – Gucci exige que vista “Adecuadamente presentable” para el desfile de modas promocional, o de lo contrario no finalizaremos el contrato.

- ¿Y? – pregunté divertido, con una ceja alzada a modo de intriga y sospecha. Sabía por dónde venía todo.

¡Ay linda, no sabes dónde te metes!




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