***Gabby***
- ¿Qué demonios se supone que significa todo esto?
Estaba muy molesta, quería arrancarle la cabeza por haberme mentido ¿Quién se cree para jugar de esa manera conmigo? Definitivamente es un imbécil.
- Escuche señorita Gavotti yo…
- No quiero que digas una… no digas nada, ya no lo arruines más.
- Esta bien, como tu desees.
- Ahora me tuteas…
- ¿Qué es lo que quieres? – Inquirió con una sonrisa burlesca que me hizo detestarlo más.
- ¿Qué quiero? Que me digas por qué mierdas me mentiste ¿Qué ganabas con esto? ¿Qué propósito tiene todo esto? Si crees que mi trabajo es un juego, eso es un insulto fatal de tu parte y te convierte en un patán.
- ¡Oh, pero sí soy un patán! - ¿Qué? ¿En serio lo admite? – ciertamente me estaba divirtiendo. Hago este tipo de cosas a menudo. Soy, lo que las personas dirían, un aventurero empedernido. Me gusta salir de mi zona de confort, aventurarme a hacer cosas nuevas, cosas que nunca he hecho y que normalmente no haría. Eso me satisface emocionalmente. Por ejemplo, yo soy el dueño de los estudios Art Life - ¿Qué? ¿EL dueño? - Y jamás pensé en trabajar como asistente, después de todos estos años dirigiendo mi propia empresa.
- ¿Pero por qué yo? ¿Por qué mi empresa? Pudiste haber buscado este empleo en otro lugar – me sentía indignada, utilizada de cierta manera, y es que cuando creía que Luke no era tan malo como su estúpida personalidad ególatra demostraba, entonces esto salía a la luz.
- Como dije, parte de este… pasatiempo raro, es la emoción que me genera. Y que tú fueras parte de esto, realmente me generaba mucha emoción, porque a decir verdad, sí, pienso que eres una mujer hermosa. Y sabes, cuanto más trabaje contigo, cuanto más convivimos, pude ver cosas que incluso no querías mostrar, y halle una belleza aún mayor.
- Sé sincero conmigo Luke ¿Qué planeabas hacer? ¿Qué querías conseguir conmigo que te empeñaste en que fuera yo la presa de tu engaño? – seguía muy molesta, juro que quería… no sé, patearle las bolas, por…por mentiroso.
Y yo que comenzaba a pensar bien de él. Que comenzaba a creer que su belleza no era solo física, pero al parecer me equivoque. Por dentro, es un asco de persona.
Si algo odie toda mi vida, fueron las mentiras, nunca tuve el estómago para soportarlas. No podía decirlas, mucho menos oírlas.
- ¿Quieres que sea sincero? – Me miro con una sonrisa que solo me molestaba más, y yo le asentí con fastidio – está bien. Me empeñe contigo porque quería divertirme. Como dije, siempre ando en busca de hacer algo nuevo, de salir de mi rutina, y este trabajo era perfecto. Nunca había tenido un trabajo como este, y mucho menos había tenido una jefa. Tu eres hermosa, yo soy guapo, las mujeres normalmente se derriten por mí, y tú no eres la excepción - ¿Qué se cree? – Sabes que no miento – bueno… no… es cierto, no miente, pero… aun así, esas cosas no se dicen ¿Qué le pasa? – mi objetivo no era el trabajo, sino tú. Conquistarte era el plan, llevarte a la cama era el premio. Pero… después de un tiempo, esos planes y ese premio no me parecieron… lucrativos.
- ¿De qué hablas? ¿Por qué no?
- Porque ya no quería esas cosas.
- ¿Qué paso? ¿Por qué no lo querías después de esforzarte tanto por engañarme?
- Ahí es donde radica nuestro problema Gabriela - ¿Problema? ¿Cuál problema? ¡Ah claro, él tiene un problema enorme de narcicismo! – Cuando comencé a conocerte, cuando vi tu arte, cuando vi que no eras el tipo de mujer que suele gustarme, me recordaste tanto a mí, que no pude evitar querer ayudarte a salir de esa jaula en la que habías encerrado tu talento, solo para poder cumplir y agradecerle a tu padre. Pero no paró, claro que no lo hizo, cada vez, te volviste más y más interesante. Tu pasión, tu dedicación, incluso tu desaliñada forma de vestirte, y esa inocencia que aun portas. Todo eso te hizo más hermosa, y entonces, cuando te vi tan frágil aquel día, me di cuenta de que lo que yo quería hacerte, no era justo. Me di cuenta de que estaba siendo un completo imbécil y un cretino. No te mereces lo que yo quería hacerte. Ese día vi a una Gabriela cuya verdadera belleza se encuentra atrapada, desesperada por salir, una Gabriela que no sabe cómo lidiar con ciertas cosas, y se refugia en su trabajo, pero eso no funciona, solo te causa más dolor. En el estado en el que estas, tú necesitas a alguien que te quiera ayudar a levantarte y a liberarte de esas cadenas que te atan. Lindura, si puedes soñar, tienes la capacidad de alcanzar tus sueños. Solo necesitas creer en ti. Después de darme cuenta de todo esto, cambie mi objetivo, y mantuve la mentira, hasta poder ayudarte a librarte de esas cadenas.
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jefa y asistente, drama miesterio y amor, primer amor y recuerdos del pasado
Editado: 30.03.2021