Viernes 12 de agosto. Fin de semana largo. La presidente decidió decretar feriado puente. Fecha en que cientos de estudiantes de último año de secundaria no se olvidan. Diez escuelas presentan el distintivo que los acompañara hasta el último día de clase. Cuando los nombren, tienen que llegar corriendo hasta subir al escenario en el medio de la plaza principal. Son tres cuadras. Mariluna, por su físico, sabe que no va a aguantar hasta llegar a ese punto. Muchos, decidieron hacer previa y ya estaban ebrios. Con globos, bocinas y bengalas de colores en mano, arranca el principio del final. Más de mil estudiantes del último año 11 escuelas secundarias presentan su tan preciado traje de promoción. Cada institución tiene un personaje ficticio que le da un significado al grupo y al momento. El Colegio Nacional eligió a un duende que consigue todo lo que se propone en la vida y les concede a las personas todo lo que desea.
Durante muchos años, en las escuelas existió dos patrones de colores para los trajes: verde o azul combinado con el rojo. Este año, el “Nacio” decidió romper con eso. Cuatro fueron los colores elegidos: celeste, rojo, dorado y blanco. Alguien por ahí dijo que era muy patriótico, ya que dos franjas celestes y una blanca con un sol dorado en el medio son los elementos que conforman la bandera de Argentina.
De pronto, el punto de encuentro especificado por el municipio se llenó de duendes y de personajes de comics y de películas. Dos personas coordinaban la salida de cada grupo: uno en el medio de la plaza y el otro en la esquina de la concentración. Todo para que saliera coordinado y no se amontonaran dos escuelas en el podio frente al escenario. De lejos, se escucha la voz de Natalia, la locutora que por años dirigiera todas y cada una de las fiestas estudiantiles.
El sueño comienza. Uno por uno va pasando los grupos. De fondo, van sonando las canciones. Le toca el turno al Colegio Nacional. Son los cuartos en ingresar. Se escucha la voz de Natalia.
Con la emoción del momento, 120 estudiantes recorren 300 metros para apoderarse de un pequeño escenario en el que solo cabía un poco menos de la mitad. Mariluna quedo abajo. El fotógrafo tuvo que subir al escenario mayor para poder capturar una imagen del grupo, y aun así, no todos entraron. De pronto, hubo silencio. La gente miraba atenta a las pantallas blancas. Un video de un minuto de duración aparece explicando el significado de lo que los chicos llevan puesto. Al terminar, continúa el recorrido hasta la fuente de la plaza. Hay una advertencia.
Las advertencias fueron varias. Los jóvenes hacían caso omiso a ello. La bronca de la locutora hizo parar todo.
Natalia recibió una serie de silbidos y abucheos.
En el tumulto, Mariluna se encuentra con su amiga Felicitas.
De repente, suena el teléfono de Feli. Era su mama. Debido a un problema de salud, su hermana Belén debía ser trasplantada de corazón. Y, después de meses de espera, había llegado un donante compatible.