Saber tu nombre me hacía pensar en ti más seguido, antes no sabía absolutamente nada de ti y pff de repente eso cambio; de un momento a otro sabia por fin como te llamabas eso me hacía sentir con el deseo intenso de conocerte, de acercarme más a ti alguna puta manera.
Empecé a idear un plan que me pareció muy efectivo, se me cruzo por la mente llegar siempre una hora antes de mi jornada laboral solo para observarte en secreto mientras te tomabas tu café de todas la mañanas.
Y por supuesto para llamar tu atención con mis encantos femeninos…
Justo como lo pensé; aquel hombre maduro y alto, me veía con cierta picardía y ese encanto que me seducía cada vez más.
Ese día logre lo que nunca me esperaba, tú me sonreíste con tantas ganas que perdí la noción de todo a mi alrededor. Miraba tu sonrisa como quien mira a una perla preciosa en medio del mar.
Te devolví la sonrisa de una manera en la que sentí mucha timidez, hiciste que me pusiera muy nerviosa, provocando que me fuera rápidamente; no tengo idea que fue lo que paso en ese momento pero; escuche de tus labios mi nombre y me pregunte ¿Cómo coño sabe mi nombre? Sin duda esa pregunta hizo mucho eco en mi cabeza.
Cuando de repente sentí una mano cálida que me detenía, y una voz que me decía acaso te escondes de mí, yo solté una carcajada no sabía ni que decir. El me pregunto si tenía algún tiempo para invitarme un café, mi mejillas enrojecieron y solo dije disculpe pero tengo que entrar ya al trabajo el solo sonrió y me dijo tranquila será para otro momento por cierto mi nombre es marcos gusto en conocerte.
Yo solo asentí con la cabeza y me fui del lobby no esperaba conocerte formalmente de esa manera tan loca, al llegar me cambie de ropa, disponiéndome a trabajar para mi sorpresa ese día me toco estar en café, me toco por mucho tiempo verte de reojo y reírme mis compañeros de trabajo me preguntaron muchas veces de que me pasaba, del por qué estaba tan sonriente y despistada. Obviamente, les dije que no me pasaba nada, lo que ellos no sabían que estaba echa un manojo de nervios el me miraba cada vez más y eso me inquietaba un poco, recuerdo que lo vi haciendo la cola de nuevo para tomarse otro café, y lo que más me extraño es que pidió un café marrón cosa que no hacia usualmente él era de esas personas que solo tomaba café americano.
Dentro de mí, no podía contener mi curiosidad ante esto que aunque parecía muy normal para los demás para mí no lo era me decía a mí misma de que había detrás de aquel café marrón.
De un momento a otro te encontrabas frente a mí, pidiéndome muy amablemente el café marrón que habías comprado hace algunos minutos tu voz realmente me enamoraba, pero no podía mostrar mis emociones. Te trate como un cliente más, te prepare el café con mucho entusiasmo te pregunte como lo querías y solo me contestaste sé que lo harás perfecto; solo procedí a hacer un gesto serio, motivándome a hacer el mejor café del mundo solo para ti, incluso hice una figura de muchos corazones en él, tu rostro cambio repentinamente esa mirada picara que me indicaba que te había encantado y te fuiste sin más.
Sin decir una palabra, solo te fuiste con esa mirada que me decía algo más.
Esa mirada que me intrigaba, pero que me daba cada vez más ganas de conocerte y de quizás de entrar en tu vida.