Mi vida en la ciudad está funcionando bien, el trabajo va perfecto, mi familia está saludable y mi perro me da tanto amor como sólo un cachorro puede hacerlo.
Me cuesta creer que tiempo atrás era agobiante vivir en la ciudad, pero ahora sólo unos cuantos cambios en mi vida hacen la diferencia. Ser feliz con mi vida actual no cambia las ganas que tengo de viajar, ese deseo sigue en pie, sin embargo, mi negocio aún no me da la estabilidad económica necesaria para seguir esa pasión.
Estableci una especie de rutina matutina que consiste en desayunar, dar de comer al cachorro y tomar un buen café, esta mañana mientras reviso mi teléfono Internet me recibe con el listado de noticias diarias.
No suelo prestar atención a las noticias porque transmiten en su mayoría tragedias (asesinatos, guerra, desastres naturales, robos, problemas políticos) cosas que resultan deprimentes, y tal como esperaba hoy no es un caso distinto, abordan la violación y asesinato de una pequeña niña de tan sólo 5 años de edad.
Ver esa nota informativa me pone los nervios de punta, aún así termino de leer el artículo; la cifra de violaciones es alarmante y te hace cuestionar tu seguridad y la de los tuyos.
Anualmente 250.000 casos de violación son reportados, sólo esa cantidad es registrada, mientras que el 91.6 % de los casos no son denunciados.
Ya de por sí esa información me perturba, existen miles de personas que por una u otra razón no pudieron denunciar a su agresor cosa que debe ser frustrante o peor aun, denunciaron y nunca lo encontraron.
Pero el alma cae a mis pies al leer que el 80% de los abusos son perpetrados por familiares y personas conocidas, mi cuerpo pierde su energía totalmente, con sólo imaginar cómo alguien que debería cuidar de ti, protegerte, darte seguridad y cariño puede hacerte daño.
Lo que pudo ser una mañana tranquila se convierte en un mal día en cuestión de segundos, quizá tiempo atrás ni siquiera hubiese leído el artículo pero ahora que siento un poco más de empatía pienso ¿y si esa niña fuese mi sobrina? ¿Si en algún momento soy yo la víctima?.
Con esto presente debo ser más observadora y cuidadosa, no somos más que seres humanos expuestos a otras personas seriamente perturbadas. Aunque suene triste no se puede confiar plenamente en los demás, el daño una vez hecho no se puede borrar, la terapia ayuda a superar pero no borra el pasado.
Desde el fondo de mi corazón espero que los sobrevivientes de una violación asistan a terapia Y logren hablarlo con un profesional, rezo para que esa persona haya denunciado a su agresor y que su voz fuese escuchada.
La impotencia en mi es tan grande que deseo gritar y romper algo, así que tomó mis llaves y salgo a correr con mi perro al parque, la mayor parte del recorrido el animal lo hace en mis brazos debido a su lesión pero una hora después sudorosa y cansada aún no libero mi frustración, dejó a mi compañero en casa, me preparo y voy de camino al puente más alto de mi ciudad, un lugar turístico donde se practica el puenterismo.
Durante mis viajes no hice nada extremo pero necesito una descarga de adrenalina que ayude a liberar y dejar ir el peso en mi pecho.
Pago por el salto y me colocan las ataduras comprobando que el sistema de seguridad esté en orden, mi corazón se acelera y sin pensarlo dos veces salto al vacío.
Mi cuerpo cae a gran velocidad hacia el mar que se encuentra debajo, el viento azota con fuerza mi cuerpo mientras grito, grito fuerte dejando que la emoción recorra mi cuerpo.
Reboto al llegar al límite de la cuerda elástica a sólo unos metros del agua, con este salto dejo ir todo, agradeciendo no ser yo parte del problema pero consciente de que debo hablar del tema con todos mis conocidos para que forme parte de una alarma hacia los demás.
Suben lentamente mi cuerpo hasta el puente, y es tan fantástica la experiencia que añado algunos deportes extremos a la lista de cosas por hacer en mis viajes.