Capítulo X

Dominik se miró fijamente en el espejo del baño, esperaba que nadie lo hubiera visto interactuando con su compañera. Si no, lo iban a matar lentamente simplemente usando a su compañera. Se hecho agua en la cara y se apoyó en el lavamanos. Su respiración era pesada y tenía el presentimiento de que algo malo iba a pasar.

─Dominik, tenemos que hablar─ se miró una vez más antes de salir del cuarto de baño. Al otro lado de la puerta estaba su hermano mayor.

─¿Qué paso?

─Ponte una playera y ve a la sala de reuniones─ su hermano no le dio ni una mirada, agarro una de las playeras que no estaba tan arrugada. Salió de su habitación y fue a la sala de reuniones, al entrar a la sala. Su hermano miraba seriamente a Carlos, cuando entro a la sala sintió sus miradas.

─Uno de mis guardias te vio con una joven─ Dominik no hizo ningún movimiento─. Podría decirle que no diga nada, hasta los podría amenazar. Pero como ya le dije a tu hermano mayor, son leales a mi hermano. No me van escuchar, en este momento el guardia que los vio, está siendo cuidado por mis hombres más leales.

Dominik se cruzó de brazos y miro seriamente a los dos hombres.

─¿En que estabas pensando Dominik?─ miro a su hermano mayor, este lo veía con decepción y algo dentro de Dominik se rompió─. Mañana podrás decir a los cuatro vientos de que es tuya ¿pero porque la tocaste dos días antes? Sabes que la mayoría de nosotros tiene sus instintos más desarrollados, como tú y Carlos.

─Yo no soy un lobo.

─Eres un felino Carlos, tienes tus sentidos más desarrollados que la mayoría de los de tus pueblos. Dominik es igual, tiene sus sentidos más desarrollados que yo y que nuestro padre.

─Tu padre─ Dominik escupió, André lo miro fijamente.

─El día de mañana es el gran día, tendremos que mantener a esa jovencita escondida para que nadie la pueda oler. Saldrá hasta mañana en la mañana, cuando sea el gran día. Solamente nuestros guardias y algunos de Carlos tendrán permitido entras a las casas. Solo los de mayor confianza. Y tu Dominik, tienes prohibido el día de hoy salir de aquí ¿Me has escuchado?

─Sí. ¿Me puedo retirar?

─Antes de que te vayas ¿Qué le vamos a decir a Francisco? Él es el único que no sabe sobre estos temas, algún día de estos tendrá que saber.

─Solo tiene 18 Carlos.

─¿No crees que ya es edad suficiente? No podemos dejarlo aislado.

─No tuvo la infancia que se merecía─ Dominik habló─. Déjenlo ser parte de esto, que aprenda a ser un adulto. No fue ni su decisión ni la nuestra que sus padres hayan cometido una estupidez.

─Estás hablando de nuestros tíos Dominik.

─Todos sabemos lo que realmente hicieron en el sur Carlos. Eso ya es decisión tuya y de André, a mi parecer debería estar incluido en esto.

Dio media vuelta y salió de la habitación. Escucho murmullos pero solo respiro profundamente y caminó hacia su cuarto, él estaba seguro que nadie los había visto. Antes de acercarse a Arleth, analizo su entorno para poder acercarse a su compañera.

Entró a su cuarto y se recostó en la cama, solo quería dormir y nunca despertar.

+++

Arleth observó por la ventana, sus compañeras de la casa habían salido y le dijeron a ella que tenía prohibido salir según la señora directora. Arleth no pudo opinar sobre eso, no tenía el valor para opinar o contradecir.

El día de mañana por fin iba a ser el último gran día. Y ella quería que ya fuera, no sabía porque de repente había cambiado de opinión. Cerró los ojos y una pequeña sonrisa se formó en su cara.

Arleth recordaba vagamente lo que había pasado en la madrugada, un hombre, él hombre que peleo en la casa con alguien más. Se había acercado a ella para calmarla, le había tocado la mejilla y también se la beso. Arleth tenía en la mente que ellos eran agresivos y tenías que estar siempre para ellos y en ese momento se dio cuenta que todo eso se los hizo creer la señorita Duchamp.

Miró nuevamente por la ventana y a lo lejos vio una sombra. No sabía quien era, pero había alguien encima de donde se celebraban los días. Y algo le dijo que era el hombre de la madrugada.