Capítulo 17. Marta – El pasado (2005)
- Pero ¿estás loco? – Marta entro en colera con su marido, nada de lo que decía tenía sentido, incluso estaba sorprendida por el objeto que Joseph tenía en la mano, que raro, nunca había visto aquel cuaderno, lo cual generaba cierta incomodidad al ambiente. – ¿Cómo se te ocurre que voy a hacer una cosa de esas? ¿Cómo se te ocurre a ti hacer una cosa de esas? No puedo creer que pienses que iba a aceptar algo así y menos hacer parte, te imaginas que pensará Kim sobre esto, al menos comprendes que aún es una niña.
En la mente de Marta la respuesta a “¿por qué dices que yo no puedo salir?” no tenía ninguna clase de fundamento, y me jugaría al vida a que para el lector tampoco. Es irrisorio que porque Joseph tuviera “algo que hacer” o le hubiera dado “su primera tarea” a su mujer fueran excusas suficientes para que ella aceptara.
- En verdad lo siento cariño, me arrepiento demasiado de todo lo que ha sucedido y de como las consecuencias de mis acciones han llevado a la ruina a esta familia – La cara de dolor de Joseph fusionada con una desilusión geniuda fueron suficiente para que el tono desesperante de Marta desapareciera y compadeciera a su marido. – La verdad es que es mi culpa, si tan solo hubiera llegado horas antes de que tu recibieras el encargo no estaríamos en estas, seguro ni siquiera se te hubiera pasado por la mente tatuarme el abdomen.
- Pero eso que tiene, nadie se tiene que enterar, sabes que tenemos dinero de sobra para salir del país si es necesario, nadie se tiene que enterar de que escapamos, deja de hacer eso, ya perdimos a una de nuestra hija, no quiero perder a Kim también y sé que tú tampoco, por favor, Joseph, debes pensar con la cabeza fría.
En los videojuegos, existe la "disonancia ludonarrativa", que de forma simple se refiere a la poca correlación que existe entre la historia del juego o las características de un personaje o escenario, y el tipo de jugabilidad o gameplay lo que genera una distorsiona la situación, quitándole realismo. Este término proporciona una buena definición para la forma de actuar de Marta. Cualquier persona pensaría que ella tiene ciertos problemas, todos relacionados con la manera poco inteligente en que se enfrentó a su marido, llena de rabia y deseo por el dolor. También, la forma en que se preocupó cuando él le contó semejantes fantasías, mostrando miedo y resignación, y la manera en que comenzó a apiadarse de Joseph, llena de empatía y tristeza.
Joseph comenzó a llorar en el regazo de su mujer, era tarde, incluso se arrepintió de nunca haber comprado uno de esos relojes despertadores digitales que suelen estar equipados con despertadores como los que aparecen en las películas, para poder ver la hora o siquiera ser testigo del paso del tiempo. Lloraba de frustración eso era claro, en su mente estaban ese montón de cosas que había llevado a cabo en nombre de una organización cuyos principios distaban totalmente de los de él, y de dolor, lloraba de dolor, las heridas profundas duelen, y el subconsciente al conocer de los problemas infecciosos producto de las bacterias que suelen viajar en el aire siempre aumenta el dolor hasta llevarlo al miedo.
- No cariño, no funciona así, ellos son dueños del mundo y las vidas de las víctimas, como nosotros les pertenecen. en algún momento incluso llegarás a considerar suicidarte, tal como lo he hecho yo, en varias ocasiones incluso, pero no servirá de nada, dejaras a Kim a su merced y ellos seguro se apoderarán de ella.
- Por eso debemos irnos con ella, desaparecer del radar – Todo cuanto pasaba por la mente de marta se iba tornando preocupante, y la culpa de lo que había hecho empezaba a distorsionar su conciencia, no entendía que subidón de hormonas había vivido para terminar quemando a su marido, para luego lamentarse, quizá, eternamente.
- No funciona, ellos me llamaron antes de llegar y me preguntaron por la carta, sabían que debía recibirla, cuando les comenté que no sabía nada asumieron de inmediato que la que la había abierto o al menos recibido eras tú. Ahora están detrás de ti, me obligaron a decirte lo que debes hacer, y aunque me negué a hacerlo y llegué con la certeza de evitar esta conversación contigo, tus acciones nos llevaron demasiado lejos.
Si, en definitiva, Marta tenía la culpa, se le ocurrió jugar al masoquismo con su marido no más para sacarle información, vaya locura, si tan solo hubiera sido una escena erótica o sexual que terminara en un orgasmo de ambos hubiera bastado para evitar el embrollo en que se habían metido.
- Pero si escapamos juntos, no tienen cómo encontrarnos – Vaya, que señora más pesada. Eso estoy pensando como autor. Me niego a que las cosas sean fáciles. ¿Cómo es posible que salir del país con toda la familia no sea suficiente? Si yo fuera Joseph, hace rato hubiera aceptado la sugerencia de mi mujer. Hubiera empacado las maletas de forma poco llamativa, hubiera comprado un vuelo a algún país lejano y me hubiera ido a vivir de las ganancias pasivas de mis negocios mientras conseguía algún empleo en que ocupar mi mente.
Es claro que hay algo que se está ocultando, un pequeño detalle en la mente de Joseph que tan solo él conoce, que impide que la idea de su mujer sea acertada. Es como si existiera algo que lo mantuviera atraído a hacer lo que le dictan un grupo de maniacos.