Entre mi cielo y tu infierno

Capítulo 5

RECORDARÁS TODO CUANDO SEA TIEMPO DE HACERLO
 


En el instante en el que escuché esa voz, sentí un escalofrío por todo el cuerpo, me invadió la misma sensación que sentí cuando conocí a Kyle, es como cuando ves una película de miedo y quedas sugestionado en ella, sin embargo esto no es una escena que se quedará en tu cabeza mínimo 3 meses, esto es real. Dios mío ayudame ¿Por qué me está pasando eso? ¿Por qué a mi?

-Deja de rogarle a tu Dios pequeña Alessa- Dijo en tono de burla.

-¿Qu...Qué?- Susurré tatareando mirando absorta a sus ojos.

-En verdad Kyle te quitó tus recuerdos.

-¿De qué hablas? y ¿Quién eres?- Pregunté atemorizada.

-Soy Lucifer.

-Ajá Lucifer..- Me arrepiento totalmente de haber dicho eso; él me mantuvo la mirada y sus ojos empezaron a arder en llamas del mismo color que el río tamesis.

-Querías respuestas, yo te las daré.

-¿Quién es Kyle realmente y por qué apareció de la nada en mi vida?

-Es mi hijo y quiere lo mismo que yo, dame esa pulsera.

La habitación tomó un ambiente más tenso, se sentía el aire pesado, antes de que pudiera responder algo, alguien lo hizo por mí.

-No le mientas- Respondió Kyle enfrentando a su padre.

-Ya deja de protegerla y entiende de una buena vez que ella jamás será para ti.

-¿Recuerdas las frase y el dige que oprimisté la vez pasada? sólo tienes un minuto para huir- Mencionó Kyle en mis pensamientos.

-Pero estoy atada- Pensé para mí o al menos eso creí.

-Di esto להתיר.

Una vez lo hice el nudo se desató, pero aún así mantuve las manos detrás de la espalda y me apresure a buscar el dige de la vez pasada. Todo se detuvo, incluyendo a Kyle, busqué la puerta y trate de abrirla, parecía estar atascada, logré abrirla y segundos más tarde estaba cayendo directo al río de fuego azul.
Sólo faltaban unos centímetros para convertirme en cenizas, cerré los ojos para aceptar que ese sería mi fin, cuando sentí que algo me sostuvo, era Kyle, vi dos alas gigantes una de color negro y otra blanca, me agarré lo más fuerte que pude, pero sentí que me iba a desmayar y lo solté.

-Hola preciosa- Me susurró Kyle en el oido.

-Por favor dime ¿qué está pasando?

Tomó mi muñeca, con su mano derecha, dejándome ver la manilla que tenía en ella, parecía una manilla plateada simple y sin gracia, pero hubo un ligero resplandor cuando su manilla tocó mi pulsera, se dibujó la silueta de un corazón con dos alas en él en cada una de las pulseras. Al segundo esto emitió una luz deslumbrante y me sentí desorientada por un corto lapso.

Estaba en el hospital, vi a Kyle en la recepción hablando con una enfermera, él se dirigió junto a ella a una de las habitaciones, los seguí con cautela.

-Muchas gracias- Le dijo Kyle a la enfermera dándole a entender que quería estar a solas con el paciente.

Ella salió dejándolo sólo, o bueno conmigo, eso sí fue extraño ¿cómo pudo no notar mi presencia? y ahí entendí que no era una realidad presente, era un recuerdo de Kyle; miré quien era el paciente que esta visitando y vi un bebé.

-Hola preciosa Alessa- Mencionó Kyle acercándose a la bebé, se arrodilló cerca de la cuna, sacó una pulsera de su bolsillo y se la puso en la muñeca.

La escena se desvaneció frente a mis ojos y otra vez estaba en mi habitación junto a Kyle, él estaba con la cabeza abajo, ese recuerdo me dejó aún más confundida.

-Eso no es todo- Enuncié tomándole de nuevo la muñeca, pero esta vez no hubo ningún resplandor- ¿Qué eres? ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué me conoces desde que nací?

-Soy un híbrido entre un ángel y un demonio- Dijo poniéndose en pie para darme la espalda- Quiero protegerte, siempre ha sido así.

-¿Protegerme de qué?

-De mi padre y sus demonios.

-¿Qué quieren ellos de mí? además ¿Quién pidió tu protección?

-Tu pulsera, es el elemento más poderoso sobre la tierra y el infierno- Anunció acercándose a mí y con esto juntar nuestras pulseras.

-Cuidala, no permitas que tu padre la lastime- Le dijo una señora con un cabello idéntico al mio.

-No hace falta que lo digas Micaela, sabes que lo haré- Le respondió Kyle dándole un abrazo.

-Que conmovedor- Expresó una señora saliendo de las sombras, ella era mi madre adoptiva.

Me separé de Kyle sin poder decir ni una sola palabra, quería salir de mi habitación, tomé el pomo de la puerta, alcancé a abrirla ligeramente, sin embargo Kyle la cerró con su mano.

-¿Quién era esa señora?- Pregunté suponiendo para mis adentros la respuesta.

-Tu madre, ella hacía parte de los serafines más importantes de Dios.

-Cállate- Grité cerrando los ojos lo más fuerte que podía- Lárgate ya mismo de mi casa.

-Tú no entiendes na..

-Que te largues- interrumpí.

-No me voy a ir.

-¿No? pues me voy yo- Dije empujandolo para poder abrir la puerta

Salí corriendo al piso de abajo lo más rápido que me permitieron mis pies, abrí la puerta principal, y ahí estaba mi madre.

-¿A dónde vas tan deprisa?- Me cuestionó mirando detrás de mí- por fin abriste la boca- Dijo dirigiéndose a Kyle.

Kyle se puso delante mío y me tomó la muñeca, juntando por tercera vez en la noche las pulseras y me miró directo a los ojos.

-Vas a olvidar todo lo que ha pasado desde que llegaste de Roma, incluyéndome, te irás a la Universidad y recordarás todo cuando sea tiempo de hacerlo- tomó mi cara y selló todo con un beso.

A la mañana siguiente me desperté y lo primero que hice fue hacer mis maletas para ir a la Universidad.

Por fin Alessa, tantos años esperando este momento.

Empaqué casi todo lo que había en mi habitación, creo que si hubiera sido posible, también me llevababa todo la casa en mis maletas; llamé a la Universidad para pedir información acerca de un dormitorio.

-Buenos días ¿En qué podemos ayudarle?- Preguntó una señora a través del teléfono.




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