<<¿Cuando conoció a ese grupo de piratas?>>
Rondaba mediados de agosto. Servia copas en el burdel de Nassau, era una ciudad dominada por los piratas, algunos marines vivían allí ignorando sus fechorías debido a que traían cargamentos de provisiones para vender.
Era difícil trabajar, los borrachos y aprovechados abundaban el lugar y no me dejaban en paz.
En una ocasión, me encontré en el bar del burdel con un sargento llamado Garry Brown, era un borracho y estaba casi siempre sobrepasándose con las rameras, pero nadie le decía nada al ser un sargento. Yo, era la encargada de recoger el dinero que les daban los hombres a las rameras por sus servicios, al sargento le pedía más dinero para quedarme con el resto.
Era un hombre bastante repulsivo y se creía el rey de todo, pero un día le dieron una lección.
Fui a servirle una copa, como siempre estaba rodeado de rameras eligiendo quien seria la elegida para esa noche, le serví la copa, me gire para volver a la cocina y el me dio una palmada en el trasero, quería estamparle la copa en la cabeza pero la dueña del burdel vio mis intenciones y me hecho una mirada asesina.
—¿Por que no trabajas de ramera? Te elegiría todas las noches —me dijo.
Mire de nuevo a la dueña que me negaba con la cabeza. Así que, respire hondo y me retire. Lo que más me molestaba era que nadie le decía nada.
Después de que aquel hombre llevara ya unas cuantas copas, ella apareció por la puerta. Era una mujer joven, con un sombrero que la hacía parecer misteriosa y dura a la vez. Los clientes murmuraban y le apartaban la mirada.
La mujer se acercó lentamente a la barra caminando como un vaquero pero sin perder su feminidad.
—Una de ron —le dijo al barman.
El sargento se dio cuenta de su presencia, y como era costumbre la ultrajó.
—¡Eh! pelirroja, ¿tienes ese color en todos los pelos de tu cuerpo?—dijo con una falsa risa forzada.
Nadie le rio la gracia, y ella tampoco le hizo él más mínimo caso.
Un cliente que estaba sentado en la mesa de al lado le aconsejo que no era buena idea meterse con ella.
—Garry, es pirata —le dijo en voz baja.
El sargento con un alarde de valentía y ego se siguió burlando.
—Oh una mujer pirata, tengo miedo.
Esta vez si llamo su atención. Se le acerco con toda la tranquilidad del mundo se poso delante de él mirando fijamente y escupiéndole en los zapatos.
Garry se levantó plantándole cara, pero ella con un ligero movimiento le agarro de las joyas de la corona y tiro de ellas hacia arriba.
—¿Tienes algún problema con que sea mujer? —dijo con una voz suave pero intimidarte.
—No —Le respondió con la voz cortada.
Con la otra mano saco una pistola de su chaqueta le apunto a sus partes bajas a quemarropa.
—Menos mal que no tienes ningún problema, puedo convertirte en una mujer ¿Quieres ser una mujer?
Este negó con la cabeza.
Soltó al sargento, lo que hizo que saliera corriendo mientras que la mujer ocupaba su asiento.
<<Aquella mujer era la pirata Anne Bonnet ¿verdad?>>
En persona, pero Garry no lo sabia, ni siquiera conocía a su capitán. Por que horas más tarde el sargento se presentó en el burdel con un pelotón de cinco hombres.
—Esa es —Le dijo a uno de ellos señalando a Anne.
El hombre se acercó y le apunto a la cara, Anne ni se inmutó. Seguía tumbada y con los pies en lo alto de la mesa, mientras jugaba a las cartas con unos piratas del lugar.
—Arriba las pirata, estas arrestada.
Sus camaradas que jugaban con ella se partieron de risa. Se levantó haciéndole frente al hombre.
—Vamos Boon enseñale quien es nuestra oficial.
Anne estaba dispuesta a entablar combate, y estoy segura de que les hubiera dado una paliza a todos a pesar de su desventaja numérica. Levanto el puño para pegar el primer golpe pero alguien conocido para ella interrumpió.
Iba vestido con una casaca de lana roja, y unas botas y sombrero a juego. Al principio lo confundí con uno de los soldados del puerto de Charleston luego me di cuenta de que era un pirata, el mismísimo Jack Rackham.
Editado: 26.10.2018