Capítulo 5.
Después de aproximadamente quince minutos de trayecto por la amplia calzada en penumbras, mi momento de dormitación se vio interrumpido por un sonido digno de melodía de camión de helados que provenía desde el bolsillo del jean azul marino donde se encontraba guardado el móvil que Eliana me había dado.
—Alo ¿Eliana? —contesté la llamada en medio de un profundo bostezo.
—Wavy, lamento molestarte pero algo muy grave está pasando —sonaba aterrada y su voz se detuvo de repente—, no te imaginas el horror que se formó desde que Luke se enteró de que escaparon. Mi propia cabeza está en peligro.
—Me lo imagino —dije con un susurro entrecortado sintiendo nuevamente la punzada por el apodo que está usando cada vez de manera más frecuente conmigo—, debes tener mucho cuidado ¿sí?
—Lo tendré, no te preocupes por mí, estoy bien...
Tragué saliva con cierta incomodidad, pero cuando estaba a punto de cortar la comunicación, el sonido abrupto de una puerta abriéndose me cortó el aire. Se escuchó un estruendo del otro lado de la línea y cómo un hombre explotaba en maldiciones desde el otro lado de la misma.
—¿Eliana? ¿Eliana, qué está pasando allá? —pregunté agitada tomando el móvil con fuerza entre mis manos.
No obtuve la respuesta que esperaba, en vez de eso se escuchó un horrible estentóreo femenino que me heló la sangre, definitivamente algo le había pasado a Eliana, y no iba a cargar con esa culpa después de que ella me estaba ayudando a escapar poniendo en peligro su propio cuello.
—¡Eliana! ¡Eliana! —grité como demente por la bocina del móvil con los nervios y la culpa a flor de piel. Finalmente se cortó la comunicación y yo arroje el móvil al suelo del auto con frustración.
—¿Qué-qué pasa? —preguntó Shawna adormilada, restregando frenéticamente sus ojitos confundida y batiendo sus largas y oscuras pestañas con pequeños aleteos.
—Nada pequeña —contesté intentando sonar tranquila mientras acariciaba suavemente su cabello—. Vuelve a dormir.
—Tenemos que regresar —supliqué a Rod en un susurro—. ¡Hay que volver! —agregué levantando la voz.
—¿Por? —preguntó borde ignorándome por completo.
—¡Eso no te importa! vuelve por donde viniste o lo haré yo —exclamé con la voz entrecortada mientras retiraba suavemente la cabeza de Shawna de mi hombro y me inclinaba para tomar el volante entre mis manos.
—¿Tú estás demente Waverly? ¡No podemos regresar! ¡Ya media guardia nacional nos debe estar buscando! —reprende mirándome rápidamente sin apartar las manos del volante.
—¡Por favor! —supliqué con lágrimas de culpa deslizándose por mis mejillas.
Escuché un sonoro bufido brotar de su garganta mientras detenía el auto en seco y se volvía para mirarme con irritación.
—Volveremos solo si me explicas que ha pasado —ordena cruzándose de brazos y trabando las puertas del auto para encerrarnos a todos en el interior.
Articule un "a" con la boca antes de hablar pero me vi interrumpida por la odiosa melodía que salía nuevamente del celular en el piso del auto.
Contesté la llamada.
—¿Eliana? —pregunté en un hilo de voz suplicando con todas mis fuerzas internas que fuera ella.
—Si no vuelven, juro que las medidas que voy a tomar serán completamente drásticas —murmuró una voz masculina que claramente sabía a quién pertenecía, Luke—. Eliana cometió una grave equivocación al poner sus sentimientos de madre por encima de todo; y no creo que quieras cargar con la culpa de que su muerte fue provocada por su única hija.
El corazón se me detuvo en el pecho y por un momento pensé que iba a desmayarme. Solté el teléfono y sentí como mi respiración se aceleraba al mil y un escalofrío me recorría toda la espalda.
Rod tomó el teléfono entre sus manos y continúo con la llamada telefónica.
—Eliana, ¿qué demonios está pasando allá? —le escuché preguntar.
Desde mi lugar pude escuchar claramente como la llamada había sido cortada y el sonido de la línea telefónica sin emisor colgaba del aire bajo la mirada confundida de Rod, a punto de explotar en maldiciones también.
Sentí una enorme mano posarse sobre mi hombro y yo solté un sollozo bastante sonoro.
—¿Qué demonios está pasando? —escupió—. ¿Quién era?
Su pregunta quedó colgando en el aire de la misma manera que la comunicación segundos antes. Me quedé callada, y cuando finalmente abrí la boca para decir algo, mi voz sonó completamente trémula e irreconocible.
—¡Vas a regresar! —Ladré consumida por la rabia, observándole con el rostro inexpresivo, no dando lugar a ninguna clase de negativa, no ahora— ¡en este instante!
—No —contestó firme arrancando nuevamente el auto.
—¡Te dije que regresaras! —le grité aún con las lágrimas brotando de mis ojos.
—Y yo te dije que no podemos hacer eso —volteó a verme un momento y redireccionó la mirada al frente nuevamente—, no sé con quién cojones estabas hablando, pero no voy a arriesgar mi cuello por lo que sea que quieras regresar.
—¡¡Te dije que regresaras!! —grité nuevamente mientras me abalanzaba sobre él y le apartaba las manos del volante violentamente.
—Waverly, suelta el maldito volante, ¡vas a matarnos! —forcejeó conmigo pero yo no cedía.
—¡Suelta el estúpido volante Rod! —le ordené sin dejar de forcejar con él, apartándole ambas manos del volante como una completa demente.
De un movimiento rápido sacó una pistola de la guantera del vehículo y me apuntó con ella deteniendo el auto con un chirrido sordo sobre el pavimento.
—¡Toma asiento Waverly, o no respondo! —Me riñó mirándome colérico—, ya me generaste bastante problemas y no dudaré ni un segundo en presionar el gatillo.
Retrocedí lentamente y tomé mi lugar levantando ambas manos en un fingido son de paz.