Entre tu Corazón y el Mío Libro 2

Capítulo 6. Ultimo partido

24 de octubre de 1999

Mis padres me van a castigar otros dos meses.

El viernes el médico indico que ya no es necesario usar la bota y vendar mi tobillo, asegura que ya me encuentro mejor. Tengo que seguir manteniendo reposo por una semana más, y ¿qué voy a hacer? Ir al partido. Nadie sabe qué voy a ir, ni siquiera Martín. Solo le dije a Isaac que si no me ve en el calentamiento significa que no voy a ir.

Me voy a escapar por la ventana, me siento mal por hacerles esto a mis padres, pero ni de broma me van a dejar ir. Ambos organizaron un maratón de películas y más tarde saldrán a cenar, no creo que se den cuenta que escape y si es así, les deje una nota en la mesa del comedor.

Echo a la mochila mis tachones y el uniforme. Con mucho cuidado salgo por la ventana, paso agachado por la ventana de la habitación de mis padres. De reojo vi que están entretenidos viendo Volviendo al Futuro.

Llego a la escuela justo a tiempo, los chicos terminan de calentar.

─¡Miller! ─grita Barth al verme─. ¿Qué haces aquí?

─¿El equipo está completo? ¿Cree que pueda jugar?

─¿Qué si puedes jugar? Eso no se pregunta. Por supuesto que puedes ─palmea mis hombros─. Mandare a Samuels a la banca.

Parece que Barth va a llorar en cualquier segundo. A lo lejos Isaac me sonríe y asiente con la cabeza. Por otra parte, Bryan me mira con cara de querer golpearme.  

─¿Tu tobillo esta bien? No quiero que salgas lastimado.

─Estaré bien, entrenador. Le prometo que ganaremos este partido.

─Estoy seguro que así será ─se acerca a mi oído─. No les digas a los demás, pero siempre fuiste mi favorito, mi jugador estrella.

Me cambio lo más rápido que puedo, salgo de los vestidores para calentar junto a otro compañero que llego tarde. Barth nos da instrucciones y le advierte a Bryan que lo sacara del partido si no me da pases o me ignora. Todos a excepción de Bryan están felices porque voy a jugar. Los partidos pasados fueron un asco, me sorprende que estemos en la final.

El partido inicia, los del otro equipo están sorprendidos de que este aquí, en especial Diego, no me quita la mirada de encima. A los cinco minutos Martín logra meter un gol, a los veinte Isaac mete otro y cinco minutos después yo meto el tercero. En el descanso Barth no dejaba de decir que no nos confiemos y que sigamos jugando así.

Ganamos el partido, quedando cinco a dos. Bryan y yo logramos anotar los dos últimos.

Barth nos abrazó a cada uno de nosotros, tuvieron que checarle la presión porque estuvo a punto de desmayarse por la emoción. Me duele un poco el tobillo, casi al final resbale y caí, no creo que sea algo por lo que deba preocuparme.

─La carta bajo la manga ─dice Diego. Cruza los brazos y me mira sonriente─. Estoy cien por ciento seguro que si no hubieras estado aquí hubiéramos ganado. Tienes talento, espero en el futuro volver a verte en la cancha.

Se retira sin darme la oportunidad de decir algo. La mayoría de las veces que nos veíamos discutíamos por ver quién era el mejor, extrañare competir contra ese chico.

Me doy la vuelta, los ojos casi se me salen al ver a mis padres enfrente de mí. Mamá luce tranquila, la expresión de enojo de papá es la que me asusta.

─Papá, mamá ─dice papá. Es la nota que les deje─. Me fui al partido, ya sé que no iban a dejar venir, por lo que no les dije nada. Estaré bien, disfruten su cena. Posiblemente ni se darán cuenta y habré escrito esto para nada. Atentadamente, Alonso, su hijo que los quiere mucho ─arruga el papel y lo mete a la bolsa de su pantalón.

─Lo siento, sé que estuvo mal haberme escapado y les prometo que no lo volveré a hacer. Deben de entender que para los chicos y para el entrenador era importante ganar y honestamente quería jugar mi último partido en esta horrible escuela.

─Eso lo sabemos, hijo y te entendemos ─expresa mamá de manera tranquila─. Pero acabas de tener un esguince en el tobillo y eso es muy delicado para ti que te gusta jugar. El doctor te pidió una semana más de reposo y no obedeciste.

─Ya lo sé, mamá y por eso me escape, ya sabía que no me iban a dar permiso para venir.

─Y tienes razón, no te íbamos a dejar venir ─confesa papá─. ¿Sabes algo? Me siento muy feliz y orgulloso de ti. Estuviste increíble y a pesar de todo lo que pasaste con el equipo viniste y jugaste con ellos una última vez.

Pase muchas cosas con esos chicos y a pesar de que peleábamos y no nos caímos bien, éramos un equipo. Algunos jugamos desde que entramos a la escuela, unos se fueron unieron y otros se salieron. Nunca los olvidare.

─¿Cómo está el tobillo? ¿Te lastimaste? ─pregunta mamá─. Me preocupe cuando te vi caer.

─Estoy bien, solo me duele un poco.

Detrás de mis padres veo pasar una cabellera morada. A lo lejos Isaac se acerca, tengo que ir con ella antes que él. No quiero competir, quiero que Rosie sea feliz y quiero ser esa persona que la haga sentir de esa manera. Solo ella sabe quién es el indicado.

─Ahorita vengo.

Llego por detrás, con delicadeza toco su cintura. Rosie pega un brinco, al verme su rostro se ilumina con una sonrisa.  




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