Entre tu Corazón y el Mío Libro 2

Capítulo 13. Cumpleaños número veinte

06 de octubre de 2001

Primera tarjeta amarilla.

Segunda tarjeta amarilla.

Me sorprende que aún no me expulsen. Es el segundo partido que juego tan mal. Estos días no he estado de buen humor y se nota. No puedo concentrarme y quiero sacar mi enojo con todo el mundo.

─¡Alonso!

Recibo el balón por parte de Martín, no avanzo nada cuando me lo quitan. Así es durante un rato.

─Es mía ─empujo al chico, este cae de cara.

Que sorpresa, otra tarjeta amarilla.           

─¿Qué estás haciendo? ─pregunta Martín detrás de mí─. Este no eres tú, te van a expulsar del partido.

Es lo que quiero, quiero que me expulsen. Sé que este no soy yo, no entiendo lo que me pasa. No me reconozco.

Veo como el balón me pasa por un lado, reacciono cinco minutos después. Uno del otro equipo llega primero, toma venganza por empujar a su compañero y me tira, desde el pasto veo como logra meter el balón a la portería. Me pongo de pie, siento la mirada de todos los de mi equipo, en especial la de Daniel.

Veo como uno de los suplentes está listo para entrar.

─Sale Alonso Miller y entra Carlos Luna.

Pongo los ojos en blanco, salgo de la cancha sin ver y sin estrechar la mano de Carlos. Alfredo llega corriendo y me da una botella de agua.

─¡Siéntate! ─ordena Daniel. Me sobresalto, es la primera vez que me grita tan enojado─. Hablaremos terminando el partido.

Me siento a lado de Jesús, un mexicano de veintisiete años. Es un agradable sujeto y prepara unas deliciosas galletas de chocolate. A veces me da envidia, le gusta cocinar y siempre presume sus creaciones. Yo no he encendido una estufa desde hace un año y nueve meses.

─Cargas con mucho estrés, enojo y recuerdos. Yo creo que necesitas un descanso ─cierro los ojos y recargo mi cabeza en la pared─. Se vienen días muy difíciles para ti, si yo fuera tú… me cuidaría. No te dejes llevar por el enojo, controla ese lado explosivo.

Olvide el detalle de que tiene pequeños dones de videncia. No soy de esas personas que creen mucho en eso, por lo que casi nunca le hago caso a lo que me dice.

 

El partido se termina y como sorpresa: perdimos. Todos me miran mal y percibo las ganas que algunos tienen por golpearme. No pueden echarme la culpa de todo, a mí me sacaron a los treinta minutos, ellos tuvieron sesenta minutos para hacer al menos una anotación y no quedar en cero.

Me quedo en los vestidores hasta que todos salen, Daniel se sienta enfrente de mí y me mira raro, no sé cómo interpretar esa mirada.

─Últimamente no sé qué es lo que te pasa. Cometes falta tras falta ─mueve las manos en círculo─. Ya acumulaste cinco faltas con el partido anterior y el de hoy. Estos días te he notado enojado, estresado, sin interés y sin ganas de nada. ¿Te gustaría hablar sobre algo?

Me quito la banda elástica del cabello y me paso las manos. Mamá tiene razón, me hace falta un corte de cabello.

─No lo sé, es solo que… Ser futbolista fue mi sueño desde pequeño y ahora que lo cumplí me he dado cuenta que es más de lo que yo soñé. Nunca pensé que llegaría a ser tan cansado y no lo tomes a mal, amo lo que hago y estoy agradecido por todo lo que has hecho por mí, pero estos días me he sentido fastidiado… cansado.

─Te entiendo a la perfección y es comprensible. En algún momento nos cansamos de siempre hacer lo mismo por más que amemos hacerlo ─bajo la mirada y froto mi frente─. Sé que aparte de ser futbolista querías otra cosa, te sugiero que vayas tras ello.

─¿Ser chef? ─levanto la mirada y lo miro a los ojos─. No, eso quedó descartado para mí.

─Nunca descartes un sueño ni una oportunidad. Eres muy joven, puedes hacer muchas cosas, no te quedes estancado en un solo camino. El fútbol era tu sueño, pero principalmente aceptaste la oportunidad por tu padre y por Martín. Rechazaste la cocina porque querías que ellos fueran felices, cumpliste el sueño de tu padre de tener un hijo futbolista y ayudaste a tu mejor amigo a salir de esa escuela. Pero dime algo, ¿tomaste la decisión correcta? ¿Eres feliz haciendo esto? ─limpio mi mejilla, no me había dado cuenta de que se me salieron varias lágrimas.

Esas dos preguntas me las he preguntado estos últimos dos meses y no he querido darles una respuesta. No quiero renunciar, no quiero que la gente piense que me rendí, no quiero decepcionar a nadie.

Quiero dejar de ser fuerte.

─Me gusta salir a la cancha y jugar, me encanta la adrenalina que siento cada que me acerco a la portería, me motiva mucho escuchar todos esos gritos de la multitud. Soy feliz con lo hago, me hace más feliz saber que soy el ejemplo a seguir de muchos niños. Pero con todo eso, sigo sintiendo que no estoy completo.

─Es porque te falta hacer eso que por mucho tiempo también deseaste hacer ─vuelvo a bajar la mirada, con mis dedos limpio la lagrima que se me escapo─. Ya eres un futbolista y lo seguirás siendo hasta que mueras. Muchos futbolistas se toman un descanso y regresan, aquí siempre tendrás las puertas abiertas. Eres libre de hacer lo que tú quieras, solo espero que esta vez lo hagas por ti y no por otras personas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.